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La pelea de dos niños huérfanos contra el BBVA que ha aumentado la factura de los bancos que usan cláusulas abusivas

Sede del BBVA en Madrid en una imagen de archivo

Alberto Pozas

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Hace varias semanas el Tribunal Constitucional publicó una sentencia que tenía como destinatario al sector bancario español: si perdían un pleito contra un consumidor por haber puesto cláusulas abusivas en su hipoteca, tendrían que pagar las costas del procedimiento judicial. La sentencia completa revela que, detrás de este caso, está la historia de dos niños pequeños que perdieron a su padre en un accidente laboral y que han pleiteado durante años contra el BBVA, primero para evitar su desahucio y después para que el banco sea condenado en costas. “Esto nos lleva a hacernos la pregunta de cuántos miles de euros se ha ahorrado el sector financiero en este país en la última década en pleitos perdidos”, dice Gonzalo Carrasco, uno de los abogados que representa a los dos chicos desde el principio del proceso.

El caso de esos dos menores de edad fue denunciado hace una década por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid. Dos hermanos de cuatro y nueve años de edad, respectivamente, se enfrentaban a una ejecución hipotecaria por parte del BBVA después de que su padre hubiera fallecido en 2012 en un accidente laboral en el sector de la construcción. La hipoteca de 130.000 euros, tras el fallecimiento de su padre, había pasado a ser una herencia de los niños que el banco empezó a reclamar después de rescindir el contrato de forma unilateral y anticipada. La razón: las cinco primeras mensualidades posteriores a la muerte del hombre se habían quedado sin pagar.

Su madre contactó con varios abogados vinculados a la PAH y empezaron entonces varios pleitos para evitar que se perpetrara una ejecución hipotecaria sobre dos niños que tardarían muchos años en saber lo que es una hipoteca y qué significa que se ejecute. El banco, dijo entonces el comunicado, paralizó el proceso. Un primer triunfo vino cuando los tribunales establecieron que la hipoteca que había firmado su padre tenía, al menos, una cláusula suelo abusiva. Años después los tribunales madrileños, al apreciar de oficio este abuso por parte del banco, suspendieron la ejecución hipotecaria dirigida contra los dos niños. También pleitearon para que actuara el seguro que su padre había contratado para una situación como esta.

La siguiente batalla de los abogados que habían representado a estos dos menores de edad fue que el banco se hiciera cargo de las costas del proceso judicial, algo que rechazó la Audiencia Provincial de Madrid. Entre otros argumentos, los jueces esgrimieron que sus alegaciones habían sido aceptadas de forma parcial –no todas las cláusulas recurridas habían sido declaradas abusivas– y también que España no tenía una normativa específica en casos en los que el banco pierde el pleito.

Ha sido el Tribunal Constitucional, con el apoyo de la Fiscalía, el que ha dictado la sentencia definitiva sobre el caso y ha establecido que debe ser el BBVA, y cualquier entidad bancaria en situaciones similares, el que se haga cargo de las costas del proceso. Encima de la mesa estaban los argumentos del banco: alegaba, entre otras cosas, que los abogados ya se habían beneficiado de la justicia gratuita, que no había por tanto legitimidad para recurrir y que la cláusula se anuló de oficio por parte del juzgado. Los magistrados del Constitucional argumentan que no imponer las tasas al banco cuando pierde puede, incluso, tener un efecto disuasorio para los consumidores y afecta al derecho a la tutela judicial efectiva.

Esto es, según el Constitucional, una “jurisprudencia reiterada” desde los tribunales europeos hasta el Tribunal Supremo, aunque eso no disminuye el alcance de un fallo que proyecta su sombra sobre miles de pleitos sobre cláusulas bancarias que, desde hace años, colapsa los juzgados españoles, hasta el punto de haber tenido que crear una red de juzgados específicos para tratar estos temas. Solo en 2021, según los datos del Consejo General del Poder Judicial, estos juzgados dictaron casi 124.000 sentencias dando la razón a los consumidores en más del 97% de los casos.

Un caso “horrible, de terror”

Gonzalo Carrasco es, junto con Pablo Espinosa-Arroquia y Miguel Antón Bravo, uno de los abogados vinculados a la PAH que se hizo cargo del caso desde su comienzo hasta su desenlace en el Tribunal Constitucional. “Quiero pensar que se han sentido acompañados por nosotros y por la plataforma, y protegidos”, dice a preguntas de elDiario.es sobre los dos menores, pero recuerda que son procesos judiciales que se alargan durante años y causan “angustia”. Angustia porque, explica, lo normal es pensar que “contra el banco se pierde”, existe la posibilidad de quedarte “en la calle” y ahora, tras esta sentencia del Constitucional, “son barbaridades que han desaparecido, ahora están muy tranquilos, es una de las mejores noticias”.

La propia sentencia reconoce que este fallo incidirá sobre otros pleitos similares. “Sobre todos aquellos consumidores que, como es notorio, vienen planteando en numerosos procesos civiles la supuesta abusividad de ciertas cláusulas recogidas en los contratos celebrados entre consumidores y entidades bancarias, cuestión ésta que ha dado lugar a diversas intervenciones legislativas expresas dirigidas a la protección de los primero”, reconoce el Constitucional con su presidente, Cándido Conde-Pumpido, como ponente de una resolución aprobada con unanimidad de progresistas y conservadores.

Para Carrasco y los abogados que llevaron el pleito la ley “es clara” y las costas debían correr a cargo de los bancos. Pero explica que “esto no siempre se ha dado así”, aunque pueda cambiar a raíz de esta sentencia. “Nos lleva a hacernos la pregunta de cuántos miles de euros se ha ahorrado el sector financiero en este país en la última década en pleitos perdidos con consumidores. Y cuántas de esas familias se han quedado sin defensa porque las costas son un desincentivo a la gente”.

Las entidades bancarias, denuncia, se sienten “impunes” para actuar en estos pleitos. “A este tipo de casos no se mete cualquiera, estás luchando contra un gigante y vas a estar años peleándote con un resultado incierto y de alguna manera hay que permitírselo, porque sabes que no vas a cobrar un duro, se dificulta mucho el derecho de defensa”, analiza. Un caso, el de estos dos niños, que define como “horrible, de terror... y parecía que a los bancos se les ha perdonado por sistema que pudieran acudir a los tribunales de forma temeraria y que una vez pierden esos juicios no tienen que asumir las costas”. 

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