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Menos bisturí y más aguja: la medicina estética que busca la ‘belleza natural’

Una mujer se mira al espejo.

Mercè Palau

Hoy en día, las personas no solo quieren estar sanas y saludables. También quieren sentirse en forma, verse bien, estar a gusto con su físico y minimizar los efectos del envejecimiento. Desde el cabello hasta la cara y otras zonas del cuerpo, la demanda en medicina estética impulsa los procedimientos no invasivos para conseguirlo, que se sitúan a la cima de los procesos estéticos. Y es que la tecnología y la investigación médica avanzan y atraen cada vez más a todos los géneros y edades, dejando atrás los estereotipos. 

Uno de los principales cambios que se está produciendo en el campo de la medicina estética es, según un estudio de principios de 2020 de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), la búsqueda de una “belleza natural, discreta y reversible”, que ha llevado a casi un 36% de la población española a usar este tipo de servicio, especialmente entre la población más joven, en torno a los 26 años.

Medicina estética, mejorar sin alterar

Lejos de estancarse, la medicina estética ha pisado con fuerza estos últimos años y parece que no dejará de hacerlo. De acuerdo con el estudio Medicina estética y cirugía estética, de la Asociación Estadounidense de Medicina y Cirugía Estética (AAAMS, por sus siglas en inglés), el mercado de la medicina estética aumentará a un ritmo considerable entre el 2020 y 2026.

Con estas nuevas tendencias, ahora es más importante introducir, por ejemplo, cambios sutiles en el rostro que ralentizan el proceso del envejecimiento y lo hacen de una manera natural. No es necesario, por ejemplo, realizar un estiramiento facial completo cuando existen procedimientos alternativos no invasivos y efectivos. El objetivo es minimizar los signos del envejecimiento como laxitud cutánea, arrugas o manchas. 

Menos bisturí y más seguridad

Según la Academia Americana de Medicina Estética (AAAMED, por sus siglas en inglés), los pacientes ahora piden procedimientos rápidos y no invasivos, con un tiempo de inactividad mínimo y muy poco riesgo. “La aguja reemplaza cada vez más al bisturí”, reconoce la academia.

Los motivos por los que procedimientos no invasivos han ido ganando popularidad en los últimos años son varios: porque son menos dolorosos y porque es menos probable que causen daños o efectos secundarios, indica la Asociación Internacional de Médicos en Medicina Estética (IAPAM, por sus siglas en inglés).

Algunos de los tratamientos más demandados son los faciales. Tienen la finalidad de mejorar la apariencia del rostro, como rellenos de ácido hialurónico para tener unos labios más redondeados o peelings faciales para eliminar manchas en la cara. Son tratamientos que aportan cambios discretos sin tener que pasar por el quirófano. Los retoques de apariencia natural, aunque puedan parecer una contradicción, es lo que más se busca. Se trata de mejorar, no de alterar.

Hacia dónde debe ir la medicina estética

Las prácticas estéticas deben ser conscientes de las necesidades del paciente y adaptarse a sus deseos por encima del arte cirujano, reconoce el doctor Daniel Arenas, responsable del área de medicina del Instituto Médico del Prado. La medicina estética facial es una de las áreas que más interesa, quizás porque el rostro suele ser nuestra primera tarjeta de presentación. Las ojeras alrededor de la parte baja del ojo pueden combatirse, por ejemplo, inyectando tratamientos a base de sustancias como el ácido hialurónico en estas áreas. 

Sea cual sea el tratamiento que se aplique, la clave está, para los expertos, en no intentar acabar con el envejecimiento por métodos antinaturales sino conseguir todo lo contrario: un rejuvenecimiento más consciente y natural. De la mano de la medicina estética, los expertos apuestan por el cuidado de la piel para evitar el envejecimiento prematuro.

En medicina estética, una de las prioridades en los últimos años ha sido no solo considerar tratamientos mínimamente invasivos que puedan atender a las inquietudes del paciente, sino también informarlos de las posibilidades y los límites de cada uno de ellos. El término abarca cualquier procedimiento médico que se centra en mejorar la apariencia con el tratamiento de afecciones como cicatrices, laxitud de la piel, arrugas, lunares, decoloración de la piel, etc.

Para Arenas, es importante no prometer más de lo que debe dar. Esto significa que el paciente debe saber que el bótox y el ácido, por ejemplo, tienen una duración limitada y que sus efectos no son para siempre. El médico es el que tiene que advertir de los pros y contras de cada tratamiento en particular para evitar que el paciente tome malas decisiones, tenga falsas expectativas, poco realistas, y subestime los riegos que pueda haber. Para los expertos esto es especialmente importante ahora que los datos nos muestran un número creciente de personas que recurren a este tipo de práctica estética.

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