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Cáncer de próstata: cuando frenar la enfermedad es posible gracias a la investigación

Una resonancia magnética

Mercè Palau

El cáncer de próstata, un tumor maligno que se origina en las células que forman la próstata, es el tumor más frecuente en hombres. En 2022, y según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se diagnosticaron más de 29.000 nuevos casos en España, sobre todo en varones mayores de 65 años. Salvador Borrull es uno de ellos. En agosto del año 2017 le llegaba el diagnóstico, en su caso en estado muy avanzado y para el que los médicos no eran muy optimistas. Tras el susto inicial, y después de pasar por quimioterapia y haber participado en un ensayo clínico, Salvador ahora se encuentra bien y puede hacer vida normal. 

Un cáncer curable que a veces se diagnostica cuando ya está muy avanzado

La próstata es una glándula que suele tener el tamaño y la forma de una nuez y crece a medida que envejece. Está situada debajo de la vejiga y rodea la uretra, que es el tubo que transporta la orina fuera del cuerpo. El cáncer de próstata puede desarrollarse cuando las células de esta glándula empiezan a crecer de forma descontrolada. 

Aunque algunos tipos de cáncer crecen lentamente, otros lo hacen más rápido y tienen más probabilidad de propagarse. Como nos explica Pablo Maroto Rey, oncólogo, según el cual “tenemos dos grandes grupos, los de evolución lenta, poco agresiva, y los que, en cambio, pueden llegar a debutar con metástasis, los más avanzados y que suponen un 30% de los casos”. 

El riesgo más importante es la edad, ya que estamos frente a un tipo de cáncer que tiende a desarrollarse en hombres mayores de 50 años, con una media en el diagnóstico en torno a los 69 años.

Un cáncer difícil de detectar por los signos invisibles

“No es fácil detectar el cáncer de próstata porque los pacientes que tienen molestias miccionales la mayoría de las veces suele ser por un problema benigno”, explica Maroto. En la mayoría de las ocasiones pueden confundirse los síntomas y, a menudo, cuando estos aparecen, ya se da en fases más tardías.

Salvador tenía sangre en la orina. Ni él ni su mujer pensaron que podía tratarse de un cáncer de próstata. Pero tras hacerle las pruebas, le confirmaron el diagnóstico. “No te esperas nunca una cosa así, pero yo sabía que había algo”, nos explica. 

En la mayoría de los casos, una de las primeras pruebas en la detección del cáncer de próstata es una prueba del antígeno prostático específico (PSA), una proteína que solo producen las células de la próstata y que se puede detectar en la sangre de todos los hombres. En el caso de que exista un cáncer de próstata, los niveles de PSA aumentan de forma rápida y alcanzan valores más altos. Es un primer paso para detectar la enfermedad en fases iniciales “y una primera señal de advertencia”, advierte el oncólogo.

Debido a que la causa más frecuente de este tipo de cáncer es la edad con molestias miccionales, “a partir de los 50 años es importante controlar la próstata”, afirma Maroto, sobre todo si hay antecedentes familiares, que es cuando es importante estar atentos. 

Cómo retrasar el avance del cáncer y mejorar la calidad de vida

Es clave detectar de forma precoz este tipo de cáncer ya que el tratamiento local, también precoz, nos da motivos para la esperanza porque “permite la curación”, dice Maroto. Gracias a la eficacia de los tratamientos, un 80% de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata siguen vivos a los 10 años del diagnóstico, de acuerdo con los datos de la Asociación Española de Urología (AEU).

Aunque la investigación en este tipo de cáncer ha avanzado de forma significativa en los últimos años (técnicas quirúrgicas, de radioterapia y tratamientos sistémicos), continúa siendo esencial que no cese. El objetivo es conseguir nuevos usos clínicos en las distintas opciones de tratamiento. Porque, si se detecta a tiempo, el cáncer de próstata es muy tratable y curable.

Nuevos medicamentos para el cáncer de próstata

Una parte clave de toda esta investigación es garantizar el acceso a tratamientos eficaces y adecuados. “Una de las grandes vías de investigación es el desarrollo de nuevos fármacos”, reconoce Maroto, que afirma que hay nuevos fármacos que actúan tanto para determinadas alteraciones genéticas y que son muy bien tolerados, y otros que, en combinación con quimioterapia, pueden ayudar en los casos más avanzados para prolongar la supervivencia. 

A Salvador, que reconoce haber tenido suerte de encontrarse con el doctor Maroto, a los pocos meses de detectarle la enfermedad ya le llegó la oportunidad de participar en un ensayo clínico. “No sabía si iría bien o mal” ni sabía exactamente qué era. Pero, dada la gravedad de su caso, un cáncer de próstata metastásico, aceptó. 

La clave está, según Maroto, en incorporar los tratamientos de forma precoz, no esperar a cuando la enfermedad ya está muy avanzada. Y, si el paciente lo puede tolerar, combinar distintos fármacos para aumentar todavía más la eficacia. “Antes los dábamos de forma secuencial, primero uno y después otro, y ahora hemos visto que combinados son más eficaces que las técnicas anteriores de secuenciación, lo que ha permitido mejorar los resultados”, reconoce Maroto.

A pesar de algunos efectos secundarios, como alergia o malestar, Salvador pasó bien el proceso. Ahora, tomando pastillas dos veces al día, se encuentra bien. “En la última visita me han dicho que queda solo un pequeño tumor que no se ‘mueve’, el resto ha desaparecido todo, está casi todo limpio”, nos cuenta Salvador. Un buen ejemplo de que “la incorporación de nuevos fármacos más eficaces y también con menos efectos secundarios ha permitido mejorar también la calidad de vida de los pacientes”, sentencia Maroto.

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