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Cefaleas, una patología con gran impacto en la calidad de vida a menudo subestimada

Cefalea

Mercè Palau

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al menos un 50% de la población mundial ha sufrido una cefalea primaria al menos una vez durante el último año. En España, hasta un 89% de la población masculina y un 99% de la femenina admite que sufre o ha sufrido dolor de cabeza, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cifras que indican también que la cefalea supone el 25% de las consultas que se realizan a los neurólogos españoles. 

Pese a todos estos datos y el hecho de que las migrañas son la primera causa de discapacidad entre los 16 y los 49 años, muchas personas no entienden bien las causas ni cómo pueden prevenirlas y tratarlas de forma efectiva. Se calcula que “solo el 40% de las personas afectadas lo consulta con su neurólogo”, afirma del Doctor Jaime Samuel Rodríguez Vico, responsable de la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, especializada en esta patología y destinada a atender todo tipo de cefaleas y dolores neuropáticos craneofaciales.

¿Todas las cefaleas son iguales?

Hablar de cefaleas es hablar de dolor de cabeza, y no todos son iguales. De acuerdo con la Clasificación Internacional de Cefaleas, hay más de 200 tipos de dolores de cabeza que suelen clasificarse en dos grandes grupos: cefaleas primarias, que son las que no tienen una causa conocida y las más habituales —se calcula que suponen más del 90% de las cefaleas—; y las cefaleas secundarias, es decir, son un síntoma provocado por otra enfermedad.

En la mayoría de los casos las cefaleas son primarias. Dentro de estas, la migraña es la más frecuente seguida de la cefalea tipo tensión. Las trigémino autonómicas —como las cefaleas en racimos— y otras primarias —como la cefalea relacionada con la actividad sexual— son más raras, pero no excepcionales. No se trata de procesos mortales, su gravedad depende de la discapacidad para las actividades de la vida diaria que producen, siendo la migraña la causa más frecuente de años vividos con discapacidad en mujeres trabajadoras, por delante de todas las demás enfermedades conocidas.

Cuando se detecta una cefalea, lo primero que hay que descartar es que no sea secundaria a un proceso grave. Hay situaciones en las que un dolor de cabeza debe alertarnos, como que aparezca al realizar esfuerzos o con fiebre, en pacientes mayores que no habían sufrido dolor de cabeza antes, frente a un dolor que aumenta progresivamente de intensidad o cuando aparecen también síntomas neurológicos, como no poder hablar o pérdida de fuerza. También debe preocuparnos si la cefalea primaria es cada vez más frecuente y tenemos que tomar muchos analgésicos.

Pese a todo, se trata de una patología poco consultada y banalizada, lo que se traduce en que “el promedio de tiempo para alcanzar un diagnóstico correcto supere los seis años”, admite de nuevo el neurólogo. Esto se traduce en una demora para que la persona pueda recibir un tratamiento acorde a sus necesidades lo más pronto posible.

Cefaleas: cuál es el tratamiento

En la mayoría de los casos las cefaleas no tienen una causa grave que comprometa la vida de nadie ni presentan alteraciones en las pruebas de imagen cerebral, de ahí que su tratamiento consista en conseguir que desaparezca el dolor o que sea menos intenso, tanto en su frecuencia como en su intensidad. Existen otros síntomas muy molestos como la fotofobia que suelen responder también a la medicación.

Cuando se trata de episodios de cefalea poco frecuentes —menos de tres días al mes—, el tratamiento aislado de los ataques mediante analgésicos o calmantes es suficiente, es decir, un tratamiento sintomático. Pero cuando la cefalea es frecuente y se mantiene en el tiempo puede ocurrir que el cerebro empiece a experimentar una serie de diminutas modificaciones en las regiones que controlan la percepción y modulación del dolor que ayudan a que se mantengan en el tiempo, lo que obliga a valorar la opción de un tratamiento preventivo.

Este puede ser en forma de medicación oral diaria, infiltraciones pericraneales de toxina botulínica o una inyección mensual de fármacos monoclonales. Este tratamiento busca disminuir o revertir estos cambios cerebrales para mejorar la frecuencia, intensidad, duración del dolor y reducir el uso de medicación sintomática.

Debido al retraso en el diagnóstico, “solo una cuarta parte de los pacientes tiene prescrita la administración de triptanes, el tratamiento sintomático más específico para tratar la crisis de migraña y únicamente el 13% recibe el tratamiento preventivo necesario para reducir la frecuencia, duración e intensidad de las crisis”, alerta Rodríguez Vico, también responsable del blog CefaBlog.

Tratamiento y seguimiento adecuados

Un dolor de cabeza o cefalea mal controlado puede convertirse en una causa importante de limitación funcional, con repercusiones en todos los ámbitos de la vida de una persona. Todo ello, junto con los datos sobre la prevalencia y la demora en el tratamiento, explican por qué es importante mejorar todo lo que concierne a las cefaleas —diagnóstico, tratamiento, seguimiento—. 

Para Rodríguez Vico es clave que existan centros que garanticen no solo una asistencia adecuada sino también una actividad investigadora y docente como la que se lleva a cabo en la Unidad de Cefaleas del hospital madrileño.

Según el neurólogo, es necesario que las unidades de cefaleas cuenten con servicios específicos: que tengan más de un neurólogo; una frecuencia superior a los dos módulos de consulta por semana dedicada a cefaleas; participar en estudios colaborativos y nacionales; y acceso a una Unidad de Neurocirugía, además de Radiología, Psiquiatría, Fisioterapia, Otorrinolaringología, Cirugía Oral y Maxilofacial y Oftalmología.

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