La Inteligencia Artificial como aliada para la detección de incendios en entornos naturales
Las características climáticas de España hacen que nuestro país sea propenso a sufrir grandes incendios forestales cada verano. Solo en 2023 se quemaron un total de 89.068 hectáreas de superficie y los expertos están advirtiendo de que ahora hay menos fuegos, pero más grandes, destructivos y con una ventana temporal más amplia. Por esta razón, prevenirlos y actuar con rapidez son las claves para combatirlos, a las que ahora se suma una herramienta esencial: la tecnología.
En este sentido, Vodafone, en colaboración con Cepsa y Fundación Cepsa, acaba de presentar una solución basada en el internet de las cosas —IoT, por sus siglas en inglés— para detectar un incendio en fases tempranas. ¿Cómo funciona? Lo esencial está en las partículas que se generan en los primeros minutos de combustión de un incendio y que son detectadas a través de unos sensores capaces de distinguir diferentes tipos de materias. A ello hay que sumar la labor de un conjunto de algoritmos creados específicamente para el entorno y la vegetación en el que se pone en marcha.
Los sensores IoT procesan los datos mediante la tecnología machine learning para aprender cómo huele habitualmente el bosque en el que están instalados. Si las condiciones cambian, salta la alarma rápidamente. En paralelo, este modelo de detección se complementa con un sistema de cámaras y satélites que conforman una red de vigilancia de todo el espacio susceptible de sufrir un incendio.
En este caso, el sistema se ha instalado en la Laguna Primera de Palos (Huelva), un humedal situado en las inmediaciones del Parque Energético que la compañía tiene en el municipio onubense de Palos de la Frontera. En total, el sistema cuenta con 60 sensores de gas alimentados por placas solares, instalados en los árboles; un gateway para darles cobertura y conectividad IoT, así como para recopilar los datos; y una plataforma de monitorización, que vuelca la información recogida y lanza las alertas.
Para Cepsa y su fundación se trata de un ejemplo del impacto positivo que puede tener la colaboración entre empresas a la hora de abordar algunos de los desafíos que más preocupan a la sociedad. De esta forma, Susana Zumel, directora de Sistemas de Información de Cepsa, precisa que “este novedoso sistema de sensores IoT de detección precoz de incendios forestales contribuirá a proteger un espacio de gran relevancia para Andalucía un paso más nos permite a través de la tecnología proteger nuestro entorno”.
De hecho, hace ya 23 años que la firma energética comenzó a trabajar de forma voluntaria en la recuperación de este espacio natural, encargándose de su restauración ecológica y remediación paisajística.
Fue en 2001 cuando Cepsa empezó a trabajar en la recuperación de este espacio que forma parte del Paraje Natural Lagunas de Palos y Las Madres, en colaboración con la Junta de Andalucía. Así, durante estas dos décadas, el humedal ha sido testigo de trabajos de investigación, proyectos de mantenimiento y programas para fomentar su uso público, además de campañas de divulgación y sensibilización ambiental. En este sentido, Teresa Mañueco, vicepresidenta de Fundación Cepsa, concreta que “llevamos años trabajando para proteger el valioso entorno de la Laguna Primera de Palos y ahora podemos contar con herramientas para prevenir incendios, lo que es un paso más dentro de las acciones destinadas a mantener este espacio único”.
Entre los reconocimientos a esta labor de restauración, la laguna ostenta el sello de Humedal de Importancia Internacional (Ramsar), además de ser considerada como Paraje Natural, Lugar de Importancia Comunitaria y espacio de la Red Natura 2000. Para lograr todas estas denominaciones, “se priorizó en el aspecto ecológico la recuperación de las áreas inundables de carácter somero, que se habían reducido de forma muy significativa en las últimas décadas y que resultan esenciales para la reproducción de numerosas aves acuáticas”, detallan desde Cepsa.
Asimismo, la compañía confirma que “también se ha trabajado durante estos veinte años en la recuperación del bosque litoral, que juega un papel fundamental en la cría y refugio de la fauna”. ¿Cómo? Reintroduciendo 98 especies autóctonas, algunas que ya ni siquiera se encontraban en la zona: “También regresaron a su hábitat un total de 17 especies de flora amenazadas que se habían conservado en viveros”, puntualizan fuentes de la firma energética.
En relación con la calidad paisajística, el proyecto se localiza en un territorio con una creciente presencia de actividad humana, por lo que Cepsa modificó la topografía y creó pantallas vegetales para aislarlo de las infraestructuras de su entorno. En materia de sensibilización, se ha creado un itinerario botánico, algunos observatorios para la avifauna y carteles interpretativos. Hasta el momento, un total de 100.000 personas han visitado este paraíso onubense, que cumple también una importante labor formativa y divulgativa en la provincia.