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El fin de los diésel empezará por los utilitarios, y el nuevo Fabia lo demuestra

Nuevo Skoda Fabia.

Pedro Umbert

Que estamos en tiempos de ostracismo de los coches diésel es algo indudable, y que este tipo de motores irán retrocediendo hasta poco menos que desaparecer, también. De la misma manera es cierto que esto no ocurrirá en un breve plazo de tiempo, y que serán los vehículos de desempeño urbano los primeros en acoger estas nuevas tendencias.

Como pasa con casi todo lo que perece y deja paso a algo diferente, el proceso será lento y quizá no definitivo. Lo que sí parece seguro es que comenzará por donde menos necesario sea el empleo de motores diésel, esto es, en los modelos más pequeños, de los segmentos A y B, que se han caracterizado históricamente por una menor dieselización.

Las estadísticas ayudan a entender cómo ha sido la evolución a este respecto. Si en 2007, en pleno boom de este tipo de propulsores, el 87% de los coches del segmento A (por ejemplo, Fiat 500) incorporaba motores de gasolina en España, en 2017 ese porcentaje había aumentado al 93%. Entre los utilitarios del segmento B (Seat Ibiza), las cosas han estado algo más repartidas durante ese periodo, pero la tendencia que se advierte es la misma: en 2007 llevaba motor diésel el 48% de los coches, proporción que se ha retraído una década después hasta el 23%.

A la vista de estos datos, algunos fabricantes han tomado ya la decisión de ir abandonando de su oferta de vehículos pequeños las versiones diésel. La semana pasada se daba a conocer la puesta al día del Skoda Fabia, que se pondrá de largo en el Salón de Ginebra y, al menos por el momento, estará a la venta solo con motores de gasolina.

Todos ellos serán de tres cilindros y utilizarán bloques de un litro de cubicaje. Los de acceso a la gama recurrirán al bloque 1.0 MPI, con potencias de 60 y 75 caballos, mientras que los 1.0 TSI posicionados por encima dispondrán de 95 y 110 caballos.

Tardaremos más en asistir al declive diésel en los vehículos de mayor tamaño, en los que el menor consumo de carburante sigue teniendo mucho peso. El año pasado, el 52% de los compactos nuevos aún montaban motor de gasoil (aunque en 2007 eran el 72%), lo cual explica que Honda, por ejemplo, acabe de presentar la variante diésel que estará disponible a partir de marzo en el Civic, y lo mismo sucede con el 58% de los SUV, que una década atrás suponían, eso sí, el 88% de las matriculaciones.

Los grandes y sofisticados motores diésel de berlinas y grandes berlinas serán los que más tardarán en desaparecer, y únicamente en favor de soluciones de diverso grado de electrificación, pues las alternativas puramente de gasolina no pueden competir en términos de eficiencia. Por eso apenas ha cambiado en la última década el reparto diésel/gasolina del parque nuevo correspondiente al segmento D y E, que ronda todavía el 86/14%. En definitiva, tal vez veamos cada vez menos coches diésel en el centro de las ciudades, pero durante bastante tiempo seguirán siendo probablemente los reyes de la carretera.

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