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Toboganes y vegetación para mejorar la rehabilitación de los más pequeños

El gimnasio.

P. Pérez

El Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid siempre ha estado a la vanguardia de la pediatría. De hecho, nació en 1877 como primer hospital español dedicado a esta especialidad. Más de un siglo después, el centro sigue mejorando e inaugurará en pocos meses una nueva Unidad de Terapias Funcionales. Un espacio renovado, financiado íntegramente por la Fundación Mutua Madrileña, que pretende fortalecer y mejorar la relación entre los pacientes, las familias y los profesionales.

La Unidad de Terapias Funcionales del Hospital Niño Jesús, da apoyo a los diferentes Servicios del Hospital y eso permite una atención precoz al tratamiento. La unidad realiza más de 10.000 tratamientos de fisioterapia, terapia ocupacional y logopedia al año.

Una mejora del servicio

El proyecto de remodelación busca mejorar la calidad del servicio siempre con la intención de humanizar los procesos en todos los sentidos. Para eso, el centro contará con una zona lúdico-terapéutica donde el juego, las terapias y la tecnología irán de la mano para atender a niños con enfermedades crónicas. En muchos de estos casos, los tratamientos deben continuar en casa y es muy importante que las familias estén involucradas y se sientan cómodas en el hospital.

“La remodelación de la unidad supone una redistribución más adecuada de los espacios y todo lo que ello implica para responder a las necesidades actuales de la población infantil. Se dispondrá de salas individuales y espacios grupales para fisioterapia, terapias ocupacionales y logopedia, tanto asistenciales como docentes e investigadores. Además, se cuenta con un gimnasio de ejercicio físico y terapéutico integrado y adaptado para los niños, todo distribuido en dos alturas”, explica José Méndez, responsable de la Unidad de Terapias Funcionales del Hospital Niño Jesús. 

“Con la culminación del proyecto, la unidad será una referencia en la atención sanitaria donde investigación y asistencia que irán de la mano, donde el paciente y su familia se situarán en el centro del proceso con una atención integral e integrada, favoreciendo la continuidad asistencial, valorando el entorno social, familiar y educativo, con un trabajo en equipo potenciando la formación continuada de los profesionales”, continúa Méndez.

“Familias expertas”

Y es que, para el especialista, las familias son las verdaderas terapeutas. El especialista explica que la función de los terapeutas es, además, la de ser una guía y un soporte para los familiares, que se convierten en los verdaderos agentes terapéuticos. 

Según explica el responsable de la unidad, “es más importante enseñar a una madre o padre los ejercicios y pautas para que los puedan hacer diariamente, que hacer los ejercicios solo con el profesional en una camilla dos veces en semana, pues los beneficios de esa manera se multiplican y los resultados serán mucho mayores”. La nueva distribución del espacio ayudará a esta mayor implicación de las familias. La gran altura del hall principal, que albergará una sala de espera, permitirá que se puedan instalar toboganes o zonas de vegetación para hacer un entorno aún más amable.

Un centro de vanguardia

La nueva ampliación jugará con la arquitectura para hacer que los espacios abiertos, accesibles y con mucha luz natural cobren importancia. Estas características afectan directamente en el tratamiento, haciendo que mejore su efectividad gracias a un entorno más amigable y cercano. El espacio cobra así importancia en la forma en que se realizan las terapias con los pequeños “y no solo son beneficios para los pacientes y sus familias, sino también para los profesionales disponer de un entorno laboral adecuado”, apunta el responsable. 

Tratándose de un centro universitario y de vanguardia, la ampliación consta también de un espacio específico habilitado para la Unidad de Investigación, que tendrá, además, la finalidad de llevar a las terapias los últimos avances en Pediatría. “La comunicación será más fluida, trabajando con investigadores que nos ayuden a trasladar a la práctica clínica la evidencia científica, así como con otros actores que participan en el proceso terapéutico, todo para construir su futuro”, cuenta Méndez. 

La función de esta unidad es “primordial para la prevención, estabilización y recuperación de los diferentes cuadros clínicos atendiendo a un alto volumen de pacientes”, explica Méndez, que asegura que “de acuerdo a la situación socio-sanitaria y poblacional nacional e internacional, se precisan modelos diferentes, innovadores y flexibles que respondan a las necesidades actuales y futuras de la población infantil”, concluye Méndez.

Con este proyecto, la Fundación Mutua Madrileña dejará su impronta en este hospital infantil de referencia y cerrará el círculo iniciado con el apoyo a la investigación médica en enfermedades raras que se manifiestan en la infancia y las ayudas a la rehabilitación de niños afectados por enfermedades raras a través del Programa Impulso que lleva a cabo con FEDER.

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