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Solo el 2% de los jóvenes con un contrato de formación se queda trabajando en la empresa

Estudiantes / Europa Press

Jesús Conde

Las cuentas cuadran para el bolsillo de los empresarios, no para el de los trabajadores. El contrato de formación y aprendizaje se ha extendido a la hora de incorporar a un joven a la empresa.

Tanto, que en Extremadura ha crecido en tres años hasta un 171 por ciento. Una modalidad que permite a la empresa pagar poco por la mano de obra (75 por ciento del salario mínimo) y disfrutar de bonificaciones a la Seguridad Social de hasta el cien por cien.

La realidad es que pasado el tiempo, solo el 2 por ciento de los chavales que han pasado por uno de estos contratos termina con uno indefinido. Un porcentaje inferior al de los contratos por obra y servicio (4%).

Así lo refleja CCOO en un informe, en el que señala que esta fórmula ha sido todo un ‘chollo’, aunque no para el joven trabajador, sino para el contratador: mano de obra barata, dispuesta a trabajar mucho, a bajo precio. Una propuesta normalizada, y extendida, con la reforma laboral que hizo el PP hace tres años, según critica Miguel Coque, de este sindicato.

Denuncia que lo que comenzó siendo alternativa para inculcar un oficio entre quienes quieren empezar un proyecto de vida ha terminado en convertirse en el sistema de contratación, precario, que la última reforma laboral consagró y normalizó, según comenta.

¿Por qué se extiende el contrato de formación?

El motivo es económico, y así lo explica el informe de CCOO Extremadura. Los jóvenes que tienen uno de estos contratos cobra el 75 por ciento del salario mínimo, y puede estar así hasta tres años. Una nueva disposición incorporada por el PP facilita al empresario saltarse las horas formativas, y mantener contratado al joven más allá de los tres años, simplemente cambiando la categoría profesional bajo la que cumple sus funciones.

Esto, unido a las bonificaciones, hace pensar a CCOO que el contrato de formación ha sido un verdadero fracaso, que además sale caro a los contribuyentes. Hay que tener en cuenta que se está ‘regalando’ al empresario mano de obra, al librarle de sus responsabilidades con la Seguridad Social.

Denuncia igualmente CCOO que en la práctica no existe un tutelaje real de estos chavales, un control desde los servicios públicos de empleo que garantice sus condiciones, o si realmente están recibiendo la formación necesaria para lograr el certificado de profesionalidad como recoge explícitamente este tipo de contrato.

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