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¿Tienen realmente un significado profundo nuestros sueños?

Sueños

Cristian Vázquez

16 de diciembre de 2021 22:50 h

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Desde tiempos inmemoriales, las diferentes culturas y sociedades humanas han intentado descifrar el significado de los sueños. Tanto para interpretar situaciones del presente como para vaticinar acontecimientos futuros, las imágenes oníricas han sido objeto de innumerables análisis.

La ciencia también, por supuesto, lleva mucho tiempo en busca de respuestas para esas preguntas. Y, si bien todavía es mucho lo que queda por descubrir en el campo de los sueños, los expertos han formulado varias hipótesis.

En la actualidad, existe el consenso de que los sueños son una de las formas en que el cerebro procesa la información que recibe mientras la persona está despierta. Una cantidad de información que excede, por mucho, aquello de lo que esa persona llega a darse cuenta, y que se compone de cada dato y cada estímulo que el cerebro percibe.

Cómo los sueños “limpian” el cerebro

¿Cómo se realiza ese procesamiento de datos? Un estudio realizado por científicos del Instituto Max Planck, en Alemania, llegó a resultados reveladores en ese sentido. El trabajo analizó la actividad cerebral durante el sueño en ratones que habían sido anestesiados.

Los investigadores observaron que el neocórtex -el área cerebral que controla el pensamiento superior: concentración, reflexión, resolución de problemas, etc.- se activa en el momento en que el individuo está soñando. Y que varias partes del hipocampo -otra región cerebral- generan respuestas a esa actividad del neocórtex. 

La hipótesis de los autores del estudio es que toda la información (los recuerdos) que el hipocampo había guardado durante la vigilia pasa al neocórtex y este actúa como si fuera un filtro: decide qué quedará en la memoria de largo plazo y qué se olvidará.

El hipocampo, a su vez, borra la información que había guardado durante el día. De ese modo, se “limpia” y queda listo para volver a acumular información el día siguiente. Cuando alguien duerme menos de lo adecuado, esta “limpieza” no puede realizarse de forma correcta: esta es una de las causas de los problemas derivados de la falta de sueño.

Durante este proceso, mucha información adquiere una cierta estructura narrativa y asume la forma del sueño. En ocasiones estos sueños se recuerdan -sobre todo cuando la persona se despierta muchas veces durante la noche-, pero en la mayoría de los casos se olvidan con suma facilidad.

La información que recibimos y cómo aparece en los sueños

Los sueños, según esta hipótesis, tienen como materia prima la información, los datos y estímulos que el cerebro haya recibido durante el día. ¿Cómo es que entonces a veces soñamos con personas, lugares o acontecimientos del pasado, muy lejanos en el tiempo, que no tienen nada que ver con la vida actual?

La explicación estaría dada por el hecho de que, en algún momento del día, el cerebro percibió algún elemento que, de forma inconsciente, lo conectó con ese recuerdo y lo “hizo aparecer” más tarde en el sueño. Y ese sería, en todo caso, el “significado” que se podría hallar en lo soñado.

De estas ideas se deriva lo que en términos coloquiales se conoce como teoría de la eliminación de la basura. Es decir, la convicción de que los sueños solo sirven para deshacerse de la información innecesaria.

Esa fue una corriente muy aceptada en las últimas dos décadas del siglo XX, sobre todo desde que en 1983 el neurocientífico británico Francis Crick (ganador del Premio Nobel por sus descubrimientos relacionados con el ADN) afirmara que “soñamos para olvidar”. El mundo de los sueños, sin embargo, no parece limitarse a esa función.

Los sueños como una “simulación de amenazas”

Hace dos décadas, el neurocientífico finlandés Antti Revonsuo postuló la llamada teoría de la simulación de amenazas. Afirma que los sueños tienen una función biológica y evolutiva: la simulación de situaciones amenazantes, que facilitaría a la persona ensayar posibles respuestas y estar preparada para cuando ese peligro se presente en la vida real.

De acuerdo con esta hipótesis, existe un mecanismo que selecciona las situaciones amenazantes de la vigilia y las reproduce en los sueños una y otra vez, en diferentes combinaciones, y esto “habría sido valioso para el desarrollo y el mantenimiento de las habilidades que permiten superar los peligros” durante la historia evolutiva humana.

Esto explicaría, entre otras cosas, los sueños recurrentes, las pesadillas y los sueños postraumáticos. Numerosos estudios avalan esta propuesta, aunque siempre esos trabajos enfrentan una limitación: como destacó en su momento el escritor argentino Jorge Luis Borges, no podemos examinar los sueños, sino solo el recuerdo de los sueños. Y ese recuerdo puede no responder con exactitud a lo que se ha soñado.

En cualquier caso, el significado de esos sueños podría estar relacionado con algo que la persona vive como una amenaza o un temor. Por ejemplo, los sueños pesadillescos en los cuales la persona tiene un examen y descubre que no ha estudiado nada podría hablar de un miedo a no cumplir con los tiempos en otras obligaciones.

Problemas y deseos manifestados en sueños

En una línea parecida, algunos trabajos sugieren que los sueños aluden a problemas que se deben resolver, y que incluso podrían ayudar a su resolución. En un experimento realizado en Estados Unidos en 2010, a dos grupos de personas se les enseñó una tarea y les pedió que la ejecutaran cinco horas después del aprendizaje inicial.

Los miembros de uno de los grupos durmieron una siesta entre la primera y la segunda parte de la actividad. Y a ellos les fue mejor en la segunda parte que a quienes no durmieron. Sobre todo les fue mejor a quienes, además de dormir, soñaron con lo que habían aprendido. Es decir: soñar con una habilidad podría mejorarla.

Por cierto, el mundo onírico también puede ayudar a la creatividad. Y escribir los sueños nada más despertarse sirve como herramienta. Grandes creaciones artísticas tuvieron su origen en sueños, como por ejemplo la canción ‘Yesterday’, de los Beatles, o la novela ‘El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde’, de Robert L. Stevenson.

Y una manera más en que pueden ser interpretados muchos sueños es como manifestaciones de deseos. En este punto -más allá de lo superadas o desacreditadas que puedan estar algunas de sus ideas- los investigadores aceptan la propuesta de Sigmund Freud, autor del célebre ‘La interpretación de los sueños’, publicado en 1900.

Si alguien sueña que está en otro país o con alguna persona en particular, es probable que sea porque desea estar en ese lugar o con esa persona. Lo mismo cuando se sueña con habilidades que no se poseen, como nadar, conducir un coche o hablar otro idioma. Y los sueños sexuales, sí, suelen derivarse del deseo sexual.

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