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Las mentiras de Vox en la moción de censura

Santiago Abascal en el pleno de la moción de censura contra Pedro Sánchez

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Santiago Abascal: “El Gobierno de Pedro Sánchez es el peor Gobierno en 80 años de historia”.

Hace 80 años. Es decir, desde 1940: el primer Gobierno del dictador Francisco Franco. Esos años en los que la dictadura negociaba con Hitler en Hendaya, deportaba a españoles y judíos que enviaba a morir al Holocausto del III Reich, reclutaba una división de voluntarios para luchar junto a los nazis y perpetraba un genocidio sistemático en cientos de campos de concentración españoles.

Santiago Abascal: “Es el mayor fraude electoral de la democracia, el mayor engaño a un electorado que acudió a las urnas con una promesa de Pedro Sánchez de no pactar ni con Podemos, ni con los separatistas. Millones de electores fueron estafados en sólo 24 horas (...) nunca, en más de 40 años de democracia, se habían traicionado las promesas electorales de una forma tan rápida, tan grosera y a cambio, sin dar la más mínima explicación”.

Falso. José María Aznar llegó a la presidencia del Gobierno gracias a un pacto con Jordi Pujol, en contra de lo que dijo en campaña. Mariano Rajoy logró su segunda investidura con el apoyo de Albert Rivera, que prometió que nunca le votaría como presidente. 

Y cuando el líder de Vox tacha al Gobierno de “ilegítimo” por pactar con Unidas Podemos, Abascal olvida tres cosas.

La primera, que es rotundamente falso que Sánchez prometiera en la última campaña electoral que no pactaría con Podemos. Sí lo hizo en anteriores ocasiones –la vez más rotunda, en 2014–, pero no en esa campaña. Basta con repasar las entrevistas de otoño de 2019 –como esta del 29 de octubre– para ver qué decía exactamente el candidato socialista. Sánchez no veía viable ni deseaba un acuerdo de coalición, a pesar de haberlo intentado unos meses antes. Pero sí quería pactar con Pablo Iglesias un acuerdo progresista.

La segunda, que lo que sí prometió Sánchez en esa campaña de forma rotunda fue que no pactaría con el PP. Y lo ha cumplido.

Y la tercera: que descartado un pacto con el PP, que Sánchez prometió que no haría, la única alternativa a la coalición entre PSOE y Unidas Podemos era una nueva repetición electoral, que habría sido la quinta en cuatro años.

Santiago Abascal: “Nunca se repetirá lo suficiente que el señor Sánchez se ha convertido en presidente del Gobierno, utilizando malas artes y siendo un mentiroso sin escrúpulos”

Entre los argumentos que más repite la derecha para acusar a Sánchez de mentir sobre sus acuerdos postelectorales está esa falsedad de que el presidente aseguró que “no dormiría” si tuviera una coalición con Unidas Podemos. Conviene repasar qué fue exactamente lo que dijo. Es una frase que se ha manipulado de forma tan grosera y tan masiva que todo el mundo recuerda una mentira.

Fue en una entrevista, con La Sexta, en septiembre de 2019, tras el fracaso de la primera negociación con Unidas Podemos. Lo que dijo Sánchez no fue que pactar una coalición con Unidas Podemos le hubiera quitado el sueño –acababa de intentar una–, sino que “no dormiría tranquilo” si hubiera aceptado las peticiones de Iglesias y le hubiera entregado unos ministerios muy concretos para los que, a juicio de Sánchez, Unidas Podemos no tenía candidatos adecuados. 

“Si el Ministerio de Hacienda, las pensiones de este país o la política energética estuvieran en manos de personas que no tienen experiencia política ni experiencia de gestión pública [...]  creo que, no solamente yo, sino el 95% de los ciudadanos, incluso los votantes de Unidas Podemos, no dormirían tranquilos”, explicó literalmente Pedro Sánchez. 

Dato importante: ni el Ministerio de Hacienda ni el de Seguridad Social ni el de Transición Energética están hoy bajo la gestión de Unidas Podemos.

Ignacio Garriga: “La existencia de partidos separatistas, señorías, es una grave anomalía democrática, impensable en muchas de otras naciones europeas”.

Falso. La verdadera anomalía democrática, impensable en toda Europa, sería dejar a la mayoría de los ciudadanos catalanes y vascos sin derecho a la representación política. 

Ignacio Garriga: “Estos partidos, responsables del golpe de Estado en Cataluña, ya han demostrado que su único objetivo es destruir la democracia”.

Falso. No hubo golpe de Estado, a juicio del Tribunal Supremo. Por mucho que Vox lo repita.

Santiago Abascal: “Nosotros consideramos que los partidos políticos que aspiran a destruir la soberanía nacional, y por lo tanto la ley y por lo tanto la Constitución y por lo tanto la convivencia, no deben ser legales en este hemiciclo que representa a la soberanía nacional. Así de claro”.

Entre todos los partidos independentistas catalanes y vascos representan a 2,4 millones de españoles. Si sumamos a Unidas Podemos –como partido que, según Vox, “aspira a destruir la soberanía nacional”– estamos hablando de 5,5 millones de ciudadanos. 

La “anti-España” a la que Vox quiere sacar de la democracia supera por medio millón de votos al PP. Y suma dos millones más que todos los votantes de Abascal juntos. 

Santiago Abascal: “No puede representar a la nación quien ha matado o aplaude a los que han matado para destruirla”.

No hay un solo diputado en el Parlamento condenado por nada lejanamente parecido a un asesinato. Y la organización criminal con más muertos en su expediente de la historia reciente de España no es ETA, por mucho que sean execrables sus crímenes. Es la dictadura de Franco, con la que Abascal contemporiza.

Santiago Abascal: “No se puede culpar al Gobierno de la fabricación del virus chino, pero desde luego sí se le puede acusar de no haber pedido responsabilidades al país, China, que o bien lo produjo artificialmente o bien permitió que se propagara por todo el mundo entre ocultaciones y entre engaños”.

Falso. No hay una sola evidencia científica que apunte a que el virus fuese creado artificialmente en China. Tampoco de que Bill Gates pretenda inocular nanorrobots en toda la población mundial con la vacuna. Ni de que nos gobiernen alienígenas reptilianos, por citar otras teorías de la conspiración con las que tal vez nos ilustrará Abascal en próximas entregas.

Santiago Abascal: “Su Gobierno, señor Sánchez, es el único Gobierno de la democracia que ha atacado al Jefe del Estado”.

Falso. Y es justo al contrario. Si la monarquía aún permanece en España es, en gran medida, porque el PSOE aún la apoya. Sin el respaldo de Pedro Sánchez y sus diputados, la mayoría absoluta del Congreso sería republicana. Y los políticos que más ponen en peligro la continuidad de Felipe de Borbón como jefe del Estado no son los de Unidas Podemos. Son Santiago Abascal y Pablo Casado, que están deteriorando la ya tocada imagen del rey al asimilarlo con esta derecha cavernaria.

Santiago Abascal: “Ni siquiera sabemos cuántos españoles han caído con esta enfermedad. ¿58.000, 60.000, 62.000? Y no lo sabemos porque el Gobierno ha incumplido con el deber moral de dar cifras y de contar unos muertos que son nuestros muertos”.

Falso. No lo sabemos porque no hay un solo país en el planeta que tenga esa cifra con exactitud. En todo el mundo conviven dos datos: los de muertos que a ciencia cierta se sabe que fueron víctimas del virus y el exceso de mortalidad estadístico respecto a otros años. No es una anomalía española. Tampoco una conspiración del Gobierno. En los peores momentos de la pandemia, cuando los test escaseaban, la prioridad de todos los países no fue hacer pruebas a los ya fallecidos.

Santiago Abascal: “Muerte y destrucción de las que Pablo Iglesias es directamente responsable en su peor aspecto: en el que trata del inhumano abandono a decenas de miles de ancianos en las residencias”.

Falso. La competencia sobre la Sanidad y las residencias es de las autonomías. Y no lo digo solo yo. También lo recordaba hace no tanto Rocío Monasterio, de Vox, a la que le parecía “un insulto” que desde la Comunidad de Madrid se culpase al Gobierno de Sánchez por no anticiparse a la pandemia.

Ignacio Garriga: “No hicieron nada, a pesar de que tenían la información (sobre la pandemia). Prueba de ello es que ustedes si se protegieron con guantes morados en la manifestación del 8 de marzo”

Falso. Es un bulo que hace meses propaga Vox y del que también se ha hecho eco Isabel Díaz Ayuso. Es mentira porque se trata de un símbolo feminista que se ha usado en otras manifestaciones del 8M, porque las ministras solo lo llevaron durante un tramo de la marcha y porque ni siquiera utilizaban dos guantes, solo uno.

Santiago Abascal: “El vicepresidente ha dicho que la oposición ya nunca llegará al poder por medios democráticos, y eso sólo quiere decir una cosa: que los comunistas se mantendrán en el poder exclusivamente por medios antidemocráticos y que hurtarán las urnas a los españoles, hasta que lo tengan todo controlado y todo atado y bien atado”.

Falso. Iglesias dijo algo muy diferente: que la derecha “ha condenado su futuro” por “caminar con la ultraderecha”, y que por eso “nunca volverán a ocupar el Consejo de Ministros”. Es un diagnóstico acertado, que también comparte, a su manera, alguien poco sospechoso de comunista: José María Aznar. Hace tiempo que el presidente de la FAES advierte al PP de que la fragmentación de la derecha “les condena a la derrota”.

El único que hurtó las urnas durante décadas no fue ni será Iglesias: fue Franco, ese dictador cuyos gabinetes Abascal considera mejores que el actual Gobierno democrático. Y solo desde la teoría de la conspiración más extrema –como la del virus fabricado en China– se puede creer que este Gobierno pretende imponer una dictadura comunista.

Santiago Abascal: “ El señor Soros también es enemigo declarado de las fronteras europeas del presidente norteamericano y también del Estado de Israel. Ese especulador multimillonario, enriquecido con el sufrimiento de millones de personas, nunca recibe el ataque de la izquierda, sorprendentemente, ni de la izquierda política, ni de la izquierda mediática, aunque incluso ha reconocido que hizo dinero con las víctimas del Holocausto”.

Falso. George Soros es húngaro, es judio y tenía 13 años cuando los nazis ocuparon Hungría. Y no solo no “hizo dinero” con las víctimas del Holocausto sino que se libró de ese exterminio porque un funcionario le hizo pasar por hijo suyo para sacarlo del país con documentos falsificados. La conspiración que le presenta como un nazi –porque se opone a los abusos de Israel con Palestina–, como un enemigo de las fronteras –porque financia a ONG que respaldan a los refugiados a los que la UE en ocasiones ignora– o como el amo de títeres que mueve los hilos del “globalismo” –una versión moderna de la “conspiración judeo masónica” del franquismo– es compartida por toda la extrema derecha mundial, con parecidas mentiras.

Santiago Abascal:  “Y por eso se lanzan a la ocupación del Poder Judicial”.

Falso. La única ocupación del Poder Judicial es la que está aplicando el PP, al incumplir la Constitución y negarse a renovar el CGPJ para mantener artificialmente una mayoría conservadora que emana de la mayoría absoluta de Rajoy de 2011 y que han perdido en las urnas. La propuesta de reforma de la ley orgánica del Poder Judicial que han hecho el PSOE y Unidas Podemos es imperfecta e indeseable, pero bastante más democrática que el bloqueo que aplica el PP a la renovación cada vez que pierde las elecciones, y que sirve a la derecha para nombrar jueces casi vitalicios en el Supremo con un CGPJ caducado.

Santiago Abascal: “El Gobierno ha promovido y promueve públicamente el odio contra Vox y, por lo tanto, actos de acoso contra Vox y contra otros partidos de la oposición que han terminado en violencia y en agresiones”.

Falso. El acoso más flagrante e indecente contra unos dirigentes políticos que se está produciendo en estos momentos en España es el que sufren desde hace meses en su casa Irene Montero, Pablo Iglesias y sus tres hijos por parte de los partidarios de Abascal. 

Santiago Abascal: “Hay que perseguir a las mal llamadas ONG que han hecho del drama humanitario que se vive en África un auténtico negocio (...) deben ser perseguidos por colaborar con las mafias del tráfico de personas”.

Falso. Abascal se refiere a los numerosos bulos que relacionan a las ONG que rescatan a inmigrantes de una muerte segura en el Mediterráneo, como Open Arms, con las mafias que se aprovechan de su desesperación para cobrarles por una plaza en las pateras. Es el mismo discurso de la extrema derecha italiana o húngara, y es completamente falso. Donde estas ONG no actúan, también hay pateras. Solo cambia que las cifras de muertos son aún mayores.

Santiago Abascal: “¿De verdad creen ustedes que la mayoría del pueblo español va a permanecer paralizado mientras les roban sus libertades, su nación y su futuro?  Que sus medios de comunicación subvencionados, bien subvencionados, oculten las multitudinarias manifestaciones que se han producido contra este Gobierno no quiere decir que no existan”.

Falso. Las manifestaciones de Vox aparecen a diario en la prensa –en ocasiones, como con las protestas en Núñez de Balboa, por encima de la importancia que tienen–. Existe un desequilibrio en el panorama mediático en España, pero a favor de la derecha, no de la izquierda. Y los medios más favorecidos por “subvenciones” desde el Estado han sido, históricamente, los agraciados por el dinero y favores que repartía a dedo la Comunidad de Madrid en la que Abascal era alto cargo, con Esperanza Aguirre al frente. 

Si quiere profundizar en este asunto, que Abascal pregunte a su periodista de cabecera, Jiménez Losantos; según la sentencia de la Gürtel que ha confirmado el Supremo, su medio fue financiado por la caja B del PP. O a su asesor estrella, Julio Ariza, cuya televisión de ultraderecha, de audiencia irrelevante, sobrevivió durante años con la ayuda de las “subvenciones” de Aguirre. Unas generosas mamandurrias madrileñas que Abascal también disfrutó. El mismo día en el que PP de Ignacio González le dejó sin sueldo, y solo entonces, Abascal fundó Vox.

Santiago Abascal: “Un proceso que empezó con Rodríguez Zapatero sumando a ETA a un frente común contra toda la derecha democrática”.

Falso. Rodríguez Zapatero fue el presidente que enterró a varios militantes socialistas, asesinados por ETA. Y también el presidente que acabó con ETA, a pesar de todas las trabas que puso entonces la oposición a un proceso de paz que todos los anteriores Gobiernos democráticos habían intentado antes, que fue clave en el final del terrorismo y que no supuso concesión política alguna. 

Zapatero también fue el único presidente que, antes de hablar con ETA, pidió autorización al Congreso. Aznar solo dio una rueda de prensa sin preguntas en la que anunció su negociación con el “movimiento vasco de liberación nacional”. Eran los años en los que Abascal militaba en el PP vasco y no dijo nada. 

Ignacio Garriga: “ETA no ha sido derrotada”

Falso. ETA ya no existe. No mata desde hace más de diez años y no logró ni uno solo de sus objetivos políticos.

Ignacio Garriga: “Las mociones de censura sirven para cambiar Gobiernos, pero también sirven para dejar constancia en la sede de la soberanía nacional, de la falta de la confianza de los diputados en el Gobierno, así como expresar el malestar que asola a la nación y además, la posibilidad de una alternativa”.

Falso. Lo que va a dejar claro esta moción de censura es que la confianza en el Gobierno es rotundamente mayoritaria en el Congreso y que Vox no es, afortunadamente, ninguna alternativa.

Santiago Abascal: “Por suerte, en todas partes de Europa y en muchos lugares del mundo occidental están creciendo fuerzas y movimientos patrióticos que no se van a quedar de brazos cruzados, mientras unas oligarquías degeneradas convierten naciones enteras en estercoleros multiculturales”.

Abascal se refiere al Frente Nacional de Le Pen, en Francia, y demás partidos de extrema derecha europea con los que tiene alianzas desde hace años. La gran diferencia es que en Francia o Alemania el resto de la derecha les aísla. No así en España. Conviene recordar que Pablo Casado ofreció ministerios a Vox si ganaba las elecciones. Y que en una gran parte de las autonomías y ayuntamientos donde el PP gobierna lo hace con el apoyo de la ultraderecha.

Santiago Abascal: “Es escandaloso que los países occidentales, a través de la ONU, fomenten el aborto o la pederastia”

Falso. El líder de Vox se hace eco de otra teoría de la conspiración de Trump, que dejó de financiar un programa de salud reproductiva y planificación familiar de la ONU con el falso argumento de que servía para pagar abortos forzados en China.

Santiago Abascal: “Y nosotros venimos a decir aquí que no, que no nos salvará Bruselas antes, nos salvará Móstoles otra vez”.

Abascal habla de la revuelta popular contra la invasión napoleónica en 1808. Queda vistoso. Pero debería mirar el último resultado electoral de las municipales. En Móstoles gobierna la izquierda.

Santiago Abascal: “Con el pretexto de salvarnos de profecías apocalípticas pretenden imponer planes de control o de dirección de las conductas e injerencias en la vida de las naciones, de las familias y los individuos”.

Las “profecías apocalípticas” son, obviamente, las del cambio climático. Hasta en esto siguen la ‘doctrina Trump’.

Santiago Abascal: “A España la están desvalijando a dúo: por el cuello la encadena a la maquinaria despótica de Bruselas y por los pies la roen unas autonomías (...) Vox quiere que el Estado-Nación, que España, vuelva a ser la garante de la libertad y de la prosperidad de los ciudadanos”.

La clave de la oración es “vuelva a ser”. Es decir, que hubo una época mejor en la que España no estuvo sometida a Europa (entramos en la UE en 1986) y a las autonomías (vigentes desde 1978). Descartada la II República, esa época pretérita, libre y próspera en la que España no era un estado autonómico ni europeo solo puede ser la dictadura de Franco.

Ignacio Garriga: “Esta moción de censura, señorías, no es una operación de márketing”. 

Falso. Claro que es una operación de márketing. Y por eso arrancó la sesión Ignacio Garriga, que es el candidato de Vox a las siguientes elecciones que se celebran en España, las catalanas. 

Ignacio Garriga: “Esta moción, señorías, no refuerza al Gobierno social comunista”.

Falso. Esta moción de censura retrata muy bien cuál es la única alternativa al Gobierno de coalición que existe en España, y facilita a Pedro Sánchez la negociación de los Presupuestos, que probablemente se acelere la próxima semana. Exactamente igual que pasó con la foto de Colón, que dio a las izquierdas la mayor victoria en mucho tiempo.

Ignacio Garriga: “Esta moción es un deber nacional que asumimos ante la inacción del resto de formaciones políticas que por miedo o presos del cortoplacismo electoral, quieren llegar a Moncloa a lomos de la inercia que conlleva la ruina y la muerte del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias”.

Falso. No es ningún deber nacional hacer de forma tan grosera el ridículo. Esta moción de censura tiene como objetivo principal al PP, y forma parte de la pequeña batalla para ver quién es el líder de la derecha más cavernaria. 

Ignacio Garriga: “Puede que perdamos, pero habremos dado testimonio de los motivos que hacen necesario convocar elecciones”.

Falso. “Puede” no. La derrota de la moción de censura es segura. Y habremos perdido dos días en este lamentable espectáculo, al tiempo que España alcanza oficialmente la cifra de un millón de contagios.

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