“Woodward era el tipo metódico, el reportero que no dejaba un cabo suelto. Y él tenía a ”Garganta Profunda“ en el bolsillo. Bernstein siempre fue mucho más indisciplinado. Era mejor cuando improvisaba y el que mejor escribía de los dos.
Tras el Watergate, sus caminos se separaron. Woodward siguió haciendo carrera en el periódico y publicando libros de éxito hasta convertirse en el periodista que consigue que todo el mundo esté dispuesto a hablar con él. Bernstein tuvo menos suerte. Dejó el Post y nunca alcanzó la misma notoriedad profesional en sus trabajos posteriores en la cadena ABC y en la revista “Time”.
Su relación se enfrió hasta que, en cierto modo, sus divorcios (los dos se han casado tres veces) les terminaron uniendo. El nuevo proyecto del que se habla en estos días no sería un libro escrito a cuatro manos, sino que cada uno redactaría una parte. Puede que se hayan reconciliado, pero no hasta el punto de volver a compartir una máquina de escribir o un ordenador.“
Más en este reportaje de Íñigo Sáenz de Ugarte