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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Rosas de junio: la hora de los advenedizos en la corte de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez preside el Consejo de Ministras

Iker Armentia

Una de las peores noticias del año ha sido la muerte del escritor Philip Kerr. Ha dejado huérfanos a los lectores que esperábamos con ansiedad cada entrega de las andanzas de Bernie Gunther, ese policía socialdemócrata que intenta sobrevivir en la Alemania nazi. Cínico y enamoradizo, Bernie Gunther es para muchos el protagonista de una de las mejores series de novela negra que se han publicado en los últimos años.

La primera aventura de Bernie Gunther se titula ‘Violetas de marzo’, una expresión que los nazis de primera hora utilizaban para referirse de forma despectiva a los que se afiliaron al partido cuando Hitler ya había alcanzado el poder. Los advenedizos. Los que cambian de bando cuando el viento cambia de dirección.

Esta tradición es ancestral y no sólo alemana. En esta nuestra España pelota, clientelar y enchufada existe una larga historia de ‘cambiochaquetismo’. Quizás el ejemplo más desvergonzado fue el que se vivió en la Transición con esa gente que pasó de disfrutar del franquismo a afiliarse a partidos democráticos. Y no, no hablo sólo de la Alianza Popular de Manuel Fraga Iribarne o a la UCD de Suárez. Hablo también de todos esos que se apuntaron al antifranquismo cuando Franco ya había muerto en la cama. 

Con el felipismo llegó una reedición de arrimarse al sol que más calienta. Lo progre se puso de moda subvencionable. Y el predominio de la derecha aznarista fue otra convención de trepas del milagro económico. Esta disciplina no entiende de ideologías.

En mi carrera periodística me ha tocado cubrir muchas noches electorales: en las sedes en las que se pierde hay más camareros que militantes; en las que se gana, se presentan los felicitadores, esos tipos con poder o sin él, con convicciones ideológicas coyunturales y sonrisa permanente, que acuden a rendir pleitesía y confían algún día en poder pronunciar la pregunta del millón: “¿Qué hay de lo mío?”.

Esta semana de fervor que hemos vivido -yo también me he dejado llevar por el entusiasmo viendo como la carcunda ha sido sustituida por la decencia, ejem, Grande-Marlaska- estamos asistiendo al principio de una nueva gesta de peloteo para entrar en la sala VIP del aeropuerto en la que ya están personajes como Villar Mir o Florentino Pérez, invitados de postín en el traspaso de carteras del ministro de Fomento.

Pedro Sánchez, el ninguneado y vilipendiado Pedro Sánchez, el radical antiIBEX, el derechoso, el rompepartidos, el del banderón español y el antiespañol, el todo-lo-malo-que-se-te-pueda-ocurrir, es ahora el nuevo Trudeau, el Macron de la meritocracia, más inteligente que Henry Kissinger y  más apuesto que Cary Grant. La lisonja es tan zalamera que la industria de los baberos está consiguiendo reflotar a pesar de la crisis demográfica que vive España. Hace años los buscavidas del poder protagonizaban estas fugas de dignidad con discreción. Ahora, gracias a las redes sociales, podemos ver en vivo y en directo como reclaman su paguita sin rubor.

Estos aduladores de última hora buscan su sitio. Y sitio hay bastante para los pelotilleros. Pedro Sánchez ha desheredado a los barones -qué precioso el ridículo de Rodríguez Ibarra y Alfonso Guerra apretando el botón nuclear los días previos a la moción de censura-, y los sanchistas originarios son muy pocos y no han desfilado el día de la victoria. Es la hora de los advenedizos. Si en la Alemania nazi los llamaban violetas de marzo, estos sanchistas de última hora podrían ser rosas de junio. Ya están aquí, Pedro. Cuídate de ellos. Los conversos son los peores.

Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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