Primero fue el viento. Después el sol. Ahora le toca el turno al mar y a sus olas. Esa es la nueva fuente de energía en la que ha posado sus miras el Gobierno vasco, convencido de que en un plazo de 20 años se podrá abastecer de energía producida por las olas a la mitad de los hogares vascos. Ahí es donde entra en juego el centro Bimep (Biscay Marine Energy Platform o Plataforma de Energía Marina de Bizkaia) en Arminza, muy cerca de Lemoiz. La instalación ha sido recientemente inaugurada y ha supuesto una inversión de más de 22 millones de euros. Se trata de una plataforma marina en la que se instalarán dispositivos capaces de obtener energía a partir de los recursos renovables marinos.
La infraestructura, impulsada por el Ente Vasco de Energía (EVE) en colaboración con la Agencia Energética del Ministerio de Industria y Turismo y la iniciativa privada, es la primera en España de estas características. La instalación de los captadores de energía marina que quieran instalarse en el Bimep será temporal. Los captadores permanecerán fondeados durante varios meses. Su instalación nunca será indefinida, ni su finalidad primordial será la producción de energía eléctrica, ya que se trata de tecnologías que aún no presentan suficiente madurez como para su explotación comercial. Será habitual que una nueva tecnología se fondee en la instalación durante los meses de verano, retirándose durante los meses invernales.
El objetivo es que Bimep consiga impulsar un nuevo sector energético y situar a Euskadi como referencia internacional en energía marina y, por extensión en las energías renovables. Desde Bimep se apunta que si finalmente la fuerza de las olas consigue abastecer de energía a la mitad de los hogares vascos permitiría una reducción de emisiones de CO2 equivalente a retirar de las carreteras de la comunidad un cuarto de los coches durante un año. Al aprovechar solamente los recursos renovables marinos, el ‘combustible’ que se usa es gratis, limpio e inagotable.
Las instalaciones, a 1.700 metros de la costa y con una capacidad de 20 megavatios, están listas para ser utilizadas. La compañía que desee probar sus prototipos en los 5,2 kilómetros cuadrados cerrados a la navegación de los que dispone tan solo tendrá que enchufarlos a uno de los cuatro conectores. En la actualidad, solo hay una infraestructura en funcionamiento similar a la de Armintza, en Gran Bretaña. Pero la de Bimep tiene mayor capacidad.
Los primeros prototipos llegarán a Arminza en verano de 2016. En ellos se podrá comprobar tanto su funcionamiento como la resistencia de los materiales. Pero antes de llegar hasta esta prueba en condiciones reales, los convertidores tendrán que ser probados en tanques. Una vez superada la criba, y ya en aguas vizcaínas, podrán recoger la energía producida por el oleaje. Mediante un conjunto de cables eléctricos submarinos se llevará la energía generada hasta la red de distribución eléctrica de tierra, estando el punto de conexión en el municipio de Lemoiz. Este conjunto de cables, de 13,2 kV, en el interior del polígono delimitado por el balizamiento, se encuentra sobre el fondo marino o semisumergido.
Nuevo sector productivo
Fuera del área balizada, estos cables submarinos se encuentran enterrados a un metro de profundidad bajo el lecho marino o dentro de un tubo metálico horadado desde tierra y bajo el fondo marino. Aunque el enterramiento de los cables debiera protegerlos adecuadamente, en previsión de algún tipo de daño a los cables submarinos o a los equipos de fondeo de las embarcaciones, se pretende prohibir el fondeo en una franja de 250 metros en torno al trazado de los cables enterrados fuera de la zona del Bimep.
La esperanza es que con ayuda de los datos y la experiencia que se adquirirá en el Bimep se puedan mejorar y desarrollar estas tecnologías hasta alcanzar suficiente grado de desarrollo como para que el precio de la electricidad que estos captadores proporcionen sea similar al de otras fuentes renovables. Sin embargo, hasta alcanzar este punto, es imprescindible que los investigadores y científicos puedan poner a prueba sus tecnologías para así poder mejorarlas. En este sentido, el proyecto Bimep y Euskadi serán referencia mundial. Se necesitará, aún, un mínimo de 20 años para que se empiece a ver plantas comerciales de captadores de energía marina inyectando en la red energía eléctrica a un coste competitivo con otras fuentes de generación.
La utilización de la energía del mar se encuentra hoy en un grado de desarrollo similar al que tenía la eólica hace unos 15 años. Por eso, la energía del mar supone una excelente oportunidad para la creación de un nuevo sector productivo, tractor de inversiones y de tecnologías punteras, subrayan desde el Ente Vasco de Energía.
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