Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Actitudes machistas en el fútbol: 'Pormishuevismos'
El fútbol, una pasión compartida por millones en todo el mundo, es un terreno donde las actitudes machistas han persistido durante décadas, muchas. Todavía hoy se cuestiona la valía del Fútbol Femenino, ¡cuánto señoro! A pesar de los avances en igualdad, la cultura deportiva sigue siendo un reflejo de desafíos más amplios en cuanto a género y poder. El reciente episodio de Rubiales hacia Jenny Hermoso no solo es un ejemplo del machismo imperante y del 'pormishuevismos', sino también una oportunidad para reflexionar sobre los mensajes que transmitimos a través del deporte y el impacto en las mujeres, tanto dentro como fuera del campo.
Es innegable que las actitudes machistas arraigadas en la sociedad se manifiestan con frecuencia en el mundo del fútbol. El incidente de Rubiales tocándose despectivamente los genitales mientras estaba en el palco ejemplifica no solo una acción inapropiada y degradante, sino también un patrón de masculinidad tóxica. Si a esa expresión tan 'pormishuevismos' unimos el beso “sin consentimiento” estamos ante un 'señoro'. No voy a entrar en todo tipo de detalles, ya se ha hablado mucho de esto. Pero sí de como funciona el modus operandi del machismo: el victimario se victimiza, acusa a la víctima, cambia el discurso para decir que le dijo “Jenny, un piquito?” y revictimiza a esta, señalándola. Estos actos refuerzan la idea de que, ante la denuncia de comportamientos machistas, la respuesta común es la negación y la inversión de roles, donde el victimario se convierte en víctima y la víctima es culpabilizada.
Este hecho machista y asqueroso de Rubiales hacia Jenny Hermoso ha arrojado luz sobre esta problemática persistente. Lo siento Jenny por lo que estás pasando, pero además de decirte que no estás sola, te doy las gracias por todo lo que se ha visibilizado en torno al mundo del deporte y las masculinidades tóxicas y machistas. Hablamos de Rubiales, figura de poder en el fútbol español, sí hablo de poder porque no hablarlo sería no entender todo lo que está sucediendo ya que hay que ser fuerte y estar muy bien arropada para enfrentarte a semejante personaje.
Es relevante destacar cómo estas actitudes se conectan con mensajes más amplios que se envían a los hombres y a las mujeres en la sociedad. A menudo, la idea de que “hacer lo que quieras, independientemente del consentimiento”, se normaliza en diferentes contextos, incluido el deporte. Esta mentalidad perpetúa la noción de que el poder otorga licencia para actuar sin restricciones, obviando por completo el respeto fundamental hacia el espacio y la autonomía de las demás. Además, la cultura en torno a las deportistas jóvenes también merece un examen profundo. La influencia que ejercen los entrenadores y las figuras de autoridad sobre las menores puede ser enormemente poderosa. El mensaje implícito de que se les puede tocar o besar sin su consentimiento, debido a esta desigual relación de poder, es alarmante y problemático. Esto no solo socava la integridad de las jóvenes deportistas, sino que también perpetúa la idea de que su valor se encuentra en función de su apariencia y su capacidad para ser objeto.
En este contexto, la respuesta de los líderes deportivos, de los jugadores, las instituciones y de la sociedad en general cobra una importancia crítica. Es un bochorno que el 'pormishuevismo' de Rubiales y su negativa a dimitir no hayan provocado su expulsión inmediata. Esta inacción envía un mensaje claro de tolerancia hacia el machismo en el deporte en particular y en la sociedad en general. Las instituciones deben asumir la responsabilidad que tienen y aplicar de urgencia las Leyes que nos protegen de situaciones como esta.
No me gustaría acabar sin comentar el papel de futbolistas “masculinos” en la denuncia de estas actitudes. La complicidad del silencio solo perpetúa la cultura machista arraigada en el deporte. La decisión de figuras como Borja Iglesias de dejar la selección hasta que se implementen cambios reales es un acto de solidaridad y responsabilidad que debería ser ejemplo para muchos.
En conclusión, el incidente entre Rubiales y Jenny Hermoso no es un caso aislado, sino una ventana a un problema más amplio. Es un llamado a la acción para la transformación de la cultura deportiva. El fútbol tiene el poder de ser una plataforma para la igualdad y el respeto, pero solo si se enfrenta de manera valiente a las actitudes machistas arraigadas y se establecen nuevas normas que reflejen los valores de inclusión y equidad que todas merecemos.
Por cierto, un saludo a todos los que aplaudís a este 'señoro'.
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