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Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Por qué y cómo ir andando hasta Glasgow

Tres personas que participan en la marcha

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Entre el 1 y el 12 de noviembre se celebra en Glasgow (Escocia) la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP26). Se trata de la reunión aplazada hace un año a causa de la pandemia de COVID-19. Acudirán a la convención representantes de los 197 países que en diciembre de 2015 firmaron el Acuerdo de París. Han anunciado su presencia numerosos jefes de Estado y de Gobierno, con un séquito de 20.000 componentes de delegaciones acreditadas, alcanzando los 30.000 miembros al incluir prensa y observadores internacionales. Falta añadir 10.000 policías y una amplia presencia de activistas de movimientos por el clima. La conferencia se celebrará en el espacio Scottish Event Campus (SEC), designado para la ocasión como 'zona azul', quedando aislado del resto de la ciudad con un perímetro de 'seguridad'.

Sobran motivos para promover un encuentro de tales dimensiones. Los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC en inglés) resultan alarmantes. Pese a que firmar el Acuerdo de París implicaba el compromiso de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero para lograr que la temperatura del planeta permanezca por debajo del 1,5 grados que ha aumentado en los dos últimos siglos, es decir, durante la era industrial, en la actualidad las emisiones alcanzan el doble de la cantidad prevista.

En estos momentos el principal y más urgente reto medioambiental es el cambio climático. No cabe un plan B para evitar el calentamiento global y sus dramáticas consecuencias. Las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan, el planeta se recalienta cada vez más, contaminantes como el plástico baten récords de producción. Urge un pacto internacional por el clima para acelerar el proceso de descarbonización de los combustibles fósiles. No basta con dejar de utilizar petróleo, carbón y gas, hay que eliminar también el dióxido de carbono (CO2) acumulado en la atmósfera. La transición energética debe comenzar de inmediato a fin de lograr la neutralidad climática antes de que sea demasiado tarde.  

La emergencia que padecemos en forma de catástrofes meteorológicas y humanitarias prueba el fracaso del modelo de desarrollo capitalista. El sistema económico vigente desde el siglo XIX es la causa fundamental de la situación actual. Sufrimos los efectos de la sobreexplotación de los recursos naturales del planeta. Ante el fracaso del crecimiento sin límites, hace falta otro modelo de desarrollo, basado en las claves de la sostenibilidad: reducir, reutilizar y reciclar, avanzando hacia una economía circular, con ahorro de materias primas y sin generar residuos. 

No es probable que en la Cumbre del Clima de Glasgow se tomen medidas que supongan regular la producción mundial y el funcionamiento de los mercados. Interesa más el negocio de las nuevas tecnologías que el control. El 'laissez faire', el dejar hacer de la economía clásica y del neoliberalismo sirve para impulsar la alternativa de un 'capitalismo verde' regenerado. El caso del oligopolio energético español resulta paradigmático. ¿Por qué calculan la tarifa eléctrica sobre el coste de explotación de los combustibles fósiles, en vez de tomar como referencia las energías alternativas renovables? Al capitalismo no le convienen las energías verdes, renovables y sostenibles. Le interesa contaminar para seguir haciendo negocio al descontaminar. Si surge una energía que no impacta en el planeta y en la atmósfera, compra la patente y la enclaustra para continuar sacando rendimiento al proceso de ensuciar y limpiar.

Científicos del IPCC han filtrado informes pavorosos sobre la situación del clima, porque los gobiernos más poderosos, forzados por las industrias contaminantes, están elaborando las conclusiones de la cumbre antes de que se hagan públicos los informes científicos. Denunciar esas y otras maniobras ante gobernantes de todo el planeta será la misión del movimiento ecologista. Toca reclamar acciones políticas, económicas, legislativas e industriales globales, que impliquen un cambio de tendencia con resultados inmediatos, basados en criterios de equidad y de justicia social, sin hipotecar las condiciones de vida de futuras generaciones.

No faltan razones para movilizarse

Vivimos en situación de emergencia climática, agravada por la pandemia de COVID-19, una más entre las múltiples consecuencias de la alteración del equilibrio medioambiental, de la pérdida de biodiversidad, de la destrucción de ecosistemas. La problemática del cambio climático afecta a las especies animales y vegetales tanto como a la salud de la población del planeta. Es una alteración que se evidencia en particular a través de fenómenos meteorológicos intensos e imprevisibles que provocan catástrofes, hambrunas y oleadas migratorias. Crisis humanitarias que acarrean desigualdades, pobreza y mortandad. La contaminación del aire provoca más de 200.000 muertes al año en España. La contaminación de los océanos perturba a unos 3.000 millones de personas en todo el mundo.

En ese contexto, la marcha a Glasgow tiene valor testimonial y simbólico. Como tantas otras iniciativas, es un llamamiento al compromiso climático en el Estado español, en el Reino Unido, en toda Europa, en el conjunto del planeta. Según un proverbio chino, “el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Por tanto, un grupo reducido de personas puede servir de referente para que durante la cumbre del clima vayan a Glasgow miles de activistas y en multitud de ciudades se emprendan movilizaciones masivas.

Entre los objetivos de la marcha es preciso destacar: 1) intervenir como elemento de presión ante los poderes políticos y empresariales, demandando la aplicación íntegra del Acuerdo de París; 2) reclamar a los países ricos los 100.000 millones de dólares anuales que prometieron aportar para compensar a los países pobres; 3) mostrar la presencia activa del ecologismo del Estado español en la cumbre del clima; 4) sensibilizar a la opinión pública sobre la gravedad de la emergencia climática; 5) ejercer de factor dinamizar de iniciativas sociales, y 6) participar en las movilizaciones europeas de Glasgow reclamando justicia climática.

Recorrer Gran Bretaña andando

Vista la gravedad de la situación y la necesidad de intervenir como grupo de presión medioambiental, desde el Estado español saldrá una columna que atravesará Gran Bretaña desde Portsmouth hasta Glasgow en 30 jornadas, recorriendo unos 30 km cada día, hasta totalizar un recorrido cercano a los 1.000 km. La dureza de la marcha, las desfavorables condiciones meteorológicas de la zona y las dificultades logísticas obligan a formar un grupo reducido, pudiendo acompañar a ese equipo estable otras personas sin ninguna limitación durante una o varias etapas. La actividad logística incluye una furgoneta para transportar el equipaje del grupo, trasladarse a los actos públicos programados y prevenir posibles lesiones.

Una marcha de este tipo no sería posible sin la implicación de las organizaciones Alianza por el Clima, Extinction Rebellion y Ecologistas en Acción (Ekologistak Martxan en Euskadi), que gestionan la compleja estructura logística y aportan fondos para cubrir los gastos. Además colaboran grupos locales como Friends of the Earth o Greenpeace. También cuenta con el apoyo solidario de entidades sociales y gente de las poblaciones de paso que ceden locales y acogen al equipo de marchistas en sus propias casas. Para estar en condiciones de caminar durante un mes, afrontando desapacibles jornadas de frío y lluvia, resulta esencial disponer de alojamiento adecuado, sobre todo en zonas rurales aisladas. Como ejemplo de condiciones meteorológicas adversas sirve un comentario fechado el 14 septiembre en la web de la columna que ha salido de Londres: “Después de un comienzo empapado de la mañana en el que nuestros impermeables se pusieron a prueba por primera vez, disfrutamos de algunos campos muy embarrados mientras atravesábamos pueblos encantadores…”. 

La pandemia de COVID-19 es un obstáculo añadido al reto de la marcha. Además del certificado de vacunación, hasta el 4 de octubre se exigen análisis al emprender el viaje y al entrar en Gran Bretaña. Durante el recorrido hay que tomar medidas preventivas para evitar contagios. 

Viajar a pie es una forma de proclamar la necesidad de vivir de modo austero para salvar al planeta. Dos columnas de activistas ambientales irán caminando, sin dejar apenas huella de su paso

La columna de acción por el clima que recorrerá toda Inglaterra y el sur de Escocia se ha organizado desde Zaragoza. La marcha partirá de Bilbao y de Santander los días 28 y 29 de septiembre, viajando por mar en ferry hasta Portsmouth. Antes de embarcar tendrá lugar un acto de despedida el martes 28 en Bilbao. Lugares de paso o finales de etapa serán ciudades tan emblemáticas como Oxford, Nottingham, Sheffield, Coventry, Newcastle o Edimburgo. En varias de estas urbes se han programado actos públicos reivindicativos y culturales.

Avanzar por carreteras locales y por vías verdes, entre praderas y colinas, cruzando bosques y ríos, contemplando restos arqueológicos de la época romana y medieval, observando la huella que ha dejado la industrialización, es una buena forma de conocer el paisaje y el paisanaje del país. Se trata de caminar en actitud reivindicativa, teniendo presente lo que decía el dirigente minero escocés Michael McGahey: “Somos un movimiento, no un monumento”.

Viajar a pie es una forma de proclamar la necesidad de vivir de modo austero para salvar al planeta. Mientras los gobernantes que debatirán en Glasgow medidas para frenar el deterioro de la salud de la tierra viajarán en aviones privados, el medio de transporte más nocivo, dos columnas de activistas ambientales irán caminando, sin dejar apenas huella de su paso.

Además de la columna hispana, que parte de Portsmouth el 1 de octubre y avanzará por el este de Gran Bretaña, otro grupo salió de Londres el 5 de septiembre. Esta columna lleva un ritmo sosegado, tardará 56 días en completar el recorrido. Es la denominada ruta occidental, que se une con otra procedente de Bristol en Birmingham. Siguiendo itinerarios paralelos, todas las columnas confluirán en Blantyre, entrando en Glasgow agrupadas el 30 de octubre.

Realizar la marcha en el plazo más breve posible es una condición impuesta por la limitación de tiempo disponible y el elevado coste, que supera los 16.000 euros. Los gastos no pueden recaer íntegros sobre quienes la organizan y participan, se aceptan y agradecen aportaciones individuales y colectivas que tengan como finalidad apoyar la iniciativa. Asimismo, se solicita la colaboración de los medios de comunicación, haciéndose eco de la información que se enviará en el trascurso de la marcha. Habrá un equipo de prensa, asumiendo la portavocía personas bilingües originarias del Reino Unido. Se puede acceder a toda la documentación en la web marcha-a-glasgow.net, que dispone de un blog para recoger opiniones y consultas.

Conforme se acerca la Cumbre del Clima de Glasgow, la problemática medioambiental se va convirtiendo en noticia de cabecera de prensa. De la misma manera crecerá el interés por seguir los pasos de las marchas que tienen el mismo destino. De modo que el contenido de este artículo inicial se irá ampliando en crónicas sucesivas relatando las novedades que brinden la conferencia multilateral y el acontecer cotidiano de la columna hispana.

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