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Euskadi aprobará a finales a 2021 sus viviendas con perspectiva de género, mejor iluminadas y con cocina grande

Bloque de viviendas protegidas en Euskadi

Maialen Ferreira

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Medidas para reforzar la seguridad en las zonas comunes del edificio, mejorar y ampliar los espacios de la cocina o romper con la jerarquización de los dormitorios son algunos de los cambios que exige el nuevo decreto de Vivienda del Gobierno vasco, que se aprobará a finales de este año y que por primera vez incluye la perspectiva de género, como ya se anunció en 2019.

Así lo ha explicado el propio consejero de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola durante el Curso de Verano de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ‘Género, arquitectura y vivienda’, en el que expertos nacionales e internacionales hablarán durante dos días sobre cómo compaginar esos tres términos y la importancia de hacerlo. Arriola, además del decreto, ha presentado una guía fruto del Plan de Igualdad del Departamento, dirigida a los profesionales dedicados a la construcción de vivienda pública y a modo de sugerencia al sector privado.

La guía está dividida en 5 dimensiones y cuenta con 12 objetivos que buscan desde el mismo diseño de las viviendas, potenciar los espacios de encuentro como cocinas, estancias exteriores, mejorar e iluminar los espacios comunitarios para evitar agresiones físicas o sexuales y hacer viviendas más accesibles por si el inquilino lo requiere en un momento determinado.

“Con ambas herramientas -el decreto y la guía-, queremos generar una cultura de la vivienda con perspectiva de género, que se convierta en palanca para la mejora de las condiciones de vida de todas las personas y de la calidad de la arquitectura, porque incorporar la perspectiva de género a la ciudad, la normativa urbanística y la vivienda no solo es una cuestión de justicia social, sino también una oportunidad para mejorar el diseño de las políticas urbanas y territoriales, y las propias ciudades”, ha explicado el consejero.

La gente ya está empezando a asumir y a entender que integrar la perspectiva de género es un valor y que a todos les interesa

Cuando se anunció la idea de una norma de vivienda con perspectiva de género hace dos años, saltaron las alarmas. “Las primeras opiniones fueron negativas, pero cada vez más se está asumiendo la importancia de este tipo de viviendas”, ha señalado Ainara Sertutxa Moriano, directora general De Arquitectura, Vivienda y Suelo del Gobierno vasco, que ha analizado la junto a los arquitectos de Projekta Urbes Miren Vives y Patxi Galarraga, Sonia Abezia Diez, técnica de igualdad del Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes e Inés Sánchez Madariaga, doctora arquitecta por la Universidad Politécnica de Madrid y directora de la Cátedra UNESCO de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación.

“Puede que la perspectiva de género en su conjunto no sepamos si guste, pero que todo el mundo está encantado cuando se ha visto que se va a existir una normativa que exige mejoras a todo el mundo, bien incorporándolo en la rehabilitación de las viviendas o en las nuevas viviendas, es un hecho. La gente ya está empezando a asumir y a entender que integrar la perspectiva de género es un valor y que a todos les interesa. Cuando te explican la implantación, hablan de agresiones sexuales, ponen a las personas en el centro, buscan soluciones y crean espacios al servicio de las personas, las opiniones van cambiando”, ha explicado Sertutxa.

Cinco dimensiones para diseñar con perspectiva de género

La guía elaborada se divide en cinco dimensiones que se tendrán que tener en cuenta obligatoriamente:

1) Diversidad

Garantizar entornos “para todas las vidas” y garantizar viviendas “para toda la vida”. Es decir, se debe ser consciente de que las realidades de las familias están cambiando y que lo que antiguamente se consideraba como “familia tradicional”, hoy en día puede tener múltiples formas. De igual manera se deben ir editando los espacios residenciales y adaptándolos a los nuevos tipos de familias. Así, el decreto de habitabilidad y la guía contemplan familias de una sola persona, monomarentales, parejas sin hijos, grupos de adultos conviviendo, personas divorciadas, divorciadas con hijos o parejas con hijos.

2) Autonomía y seguridad

Los objetivos de la guía en este apartado incluyen incrementar la seguridad frente a agresiones físicas y sexuales en los espacios comunes del edificio, más protección para evitar accidentes en lugares como, por ejemplo, la cocina y una mayor accesibilidad.

3) Trabajo reproductivo

Garantizar la funcionalidad del entorno físico, facilitar la corresponsabilidad y reconocer en los proyectos el valor del trabajo reproductivo. “La mujer ha vuelto a recuperar el trabajo en el exterior, pero el hombre no ha entrado a casa. Ese equilibrio no se da. En ese sentido nos parece muy importante entender y atender la vivienda como espacio de trabajo y por tanto aplicarle una normativa de salud igual que en los entornos de trabajo. En una cocina se quema, se hierve, se hace todo eso. Es un lugar de trabajo y habría que fomentar la corresponsabilidad en él”, ha detallado el arquitecto Patxi Galarraga.

4) Bienestar y salud

Proteger y fomentar el malestar físico y mental y fomentar la cohesión y las relaciones sociales. “El entorno construido explica parte de los malestares de las personas. La vivienda es un elemento importante de ese entorno construido, sobre todo para las personas que tienen menos acceso a otros recursos para compensar sus malestares. Esas personas necesitan que el entorno sea de calidad, por eso consideramos que la salud es importante en la vivienda”, ha asegurado Galarraga.

5) Trabajo productivo

Facilitar el acceso a infraestructuras adecuadas en el propio entorno residencial. “Siempre se ha trabajado en las casas, pero ahora más con la llegada del acceso a internet. ¿Cómo podemos ayudar en ese sentido? proponiendo recomendaciones para facilitar el acceso a espacios productivos dentro de la vivienda o en los elementos comunes del edificio. Algo se tiene que hacer porque hay una brecha de género y el teletrabajo produce desigualdades, algo que ya se está viendo”, ha concluido Galarraga.

Cocinas 7 m2 más grandes y habitaciones multiusos

Las medidas para reforzar la seguridad y percepción de seguridad en las zonas comunes del edificio exigen entre otros aspectos, mínimos de transparencia entre las puertas de compartimentación, incluidas las de los ascensores para que se visualice el interior y el exterior. También la nueva normativa incluye la instalación de espejos u otros sistemas visuales en las escaleras. El portal, las escaleras, los rellanos y los garajes deberán ser más amplios e iluminados -a ser posible con luz natural- y su recorrido será, según ha apuntado la arquitecta Miren Vives, “fácil de entender porque eso nos facilitará el control propio sobre ese espacio. Hacer un espacio más agradable y que posibilite la vigilancia natural” para evitar las agresiones.

En cuanto a las cocinas, se deberá realizar mejoras a través de una superficie útil mínima que incrementa lo anteriormente existente de 7 m2 para la cocina. Es decir, las cocinas que se construirán a partir de ahora deberán ser 7 m2 mayores y contar preferiblemente con diseños tipo cocina-comedor o, en caso contrario, situar la cocina colindante con el comedor de forma que se pueda unir o tener conexión visual.

Antiguamente se juntaban en la sala de estar entorno a una TV, hoy en día todo el mundo tiene una en el bolsillo y no nos juntamos para ver algo en la sala de estar, pero sí nos juntamos para comer o tomar algo en la cocina

“En el decreto se propone que la cocina y el comedor puedan ir juntos también por una cuestión de que así conseguimos que las cocinas sean más grandes. Así garantizamos la accesibilidad y la seguridad y salud en los lugares de trabajo, porque una cocina es un lugar donde se trabaja mucho y se utilizan elementos peligrosos. Una cocina en L es mucho más cómodo y más funcional porque sí se permite la corresponsabilidad. Si vemos que el bienestar viene de la parte social, será mejor para los inquilinos una cocina que es además un comedor, ya que así se convierte en un lugar de encuentro de los habitantes de la vivienda. Intentamos no hablar de familias porque pueden ser unidades convivenciales que en un determinado momento forman parte de una casa y tal vez solo se juntan en la comida. Antiguamente se juntaban en la sala de estar entorno a una TV, hoy en día todo el mundo tiene una en el bolsillo y no nos juntamos para ver algo en la sala de estar, pero sí nos juntamos para comer o tomar algo en la cocina. Es importante también que esté abierta al exterior, con un espacio exterior”, ha detallado Vives.

También han explicado la importancia de “des jerarquizar” los dormitorios para que puedan llegar a ser habitaciones multiusos aumentando su tamaño mínimo. Las nuevas habitaciones tendrán una superficie mínima de 10 m2 y de 11,5 m2 si tienen un espacio para almacenaje en su interior. La regulación existente hasta ahora era de 10 m2, 8 m2 y 6 m2 para pisos de hasta 3 dormitorios. “Por tanto un dormitorio de 6 m2 prácticamente permite una cama y poco más, no permite la cantidad de cosas que personas adultas conviviendo, sean hijos o sea la relación convivencial que sea, necesitan. Ese mínimo vital en otras épocas cuando la familia tenía otra estructura no era tan evidente, por tanto estos cambios son un síntoma claro de mejorar los estándares y la calidad de vida”, ha concluido Inés Sánchez Madariaga.

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