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Mak, el primer perro que llevará los anillos en una boda de Vitoria, abre camino a más derechos para los animales

Kontxi, Mak y Roberto, en el negocio familiar en Vitoria horas antes de la boda

Iker Rioja Andueza

Vitoria —

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Se llama Mak pero podría ser Valentín, como el de 'Aquí no hay quien viva', porque nació un 14 de febrero. Este 'malinois' mestizo de diez kilos tiene dos años largos y se ha convertido ya en el perro más famoso de Vitoria. Este sábado, enfundado en un traje diseñado por una modista, será el primero en participar en una boda en el Ayuntamiento y, además, será el encargado de llevar los anillos a los contrayentes, sus 'padres' Roberto y Kontxi. Cuando lo plantearon, recibieron un 'no', pero con las nuevas normativas autonómica y estatal sobre animales en la mano, denuncias en las cadenas de televisión y 34.000 firmas, han logrado para Mak una invitación singular y obtenido el compromiso de que no solamente Vitoria sino el conjunto de municipios vascos van a reelaborar sus ordenanzas para adaptarlas a los nuevos tiempos y demandas sociales. La expectación ha sido tal que se ha tenido que recordar que los camarógrafos no pueden acceder a un enlace privado y organizar un 'pool' para enviar después a los medios de comunicación una estampa del momento.

Para Roberto y Kontxi, que precisamente este sábado celebran su decimocuarto aniversario como pareja, Mak es uno más en la familia. De hecho, hasta su nombre es la inicial del apellido de él y del nombre de ella. “No tenemos niños, Mak lleva con nosotros casi tres años y nuestra vida gira en torno a él. Nos hacía ilusión que llevara los anillos. Es un perro muy formal. Llevará su trajecito. Mi modista le ha acomodado un cojín en la espalda para los anillos. Iremos todos a conjunto. Sí, somos unos novios diferentes. Nos gusta la alegría y el color”, explica ella. “Lo importante es que estemos todos juntos. También Mak”, abunda él, que explica que el can es adoptado.

Antes de la entrevista y de la sesión de fotografías, Mak corretea en el parque frente al negocio de Kontxi. Cuenta ella que es su compañero de trabajo siempre, en invierno y en verano, y que sus clientas le traen regalos y comida a él por el buen ambiente que genera. “Hasta jamón”. La pareja está convencida de que su perro cumplirá con creces con la solemnidad requerida en el Ayuntamiento. Porque, sí, Mak tiene ya un pasaporte para ser el primer animal en entrar a una boda, pero a cambio de que cumpla una lista de requisitos.

Pero, ¿cómo se ha llegado al punto de que TVE o Telecinco quieran retransmitir una de las muchas bodas que los concejales ofician cada sábado en una capital de mediano tamaño como Vitoria? “De la manera más tonta, la verdad. En marzo, cuando fuimos a fijar la fecha, lo preguntamos y nos dijeron que no. Pero me informé y con la nueva ley [estatal] en la mano, y también con la vasca del pasado año, te permiten entrar con animales domésticos a no ser que haya una prohibición escrita expresa. Y aquí no la hay”, explica ella. Añade Roberto que conoce personas que, por ejemplo, acceden con su mascota a los juzgados de Eibar con normalidad.

A partir de ahí, contaron su problema a una periodista, una asociación se interesó por el asunto y empezó una bola de nieve que ahora –según admiten– les ha abrumado un poco. Roberto estima en 34.000 las firmas de apoyo que han recibido. Es el equivalente al 14% de la población de Vitoria y 20 veces más que una campaña para salvar las pistas de baloncesto históricas al lado del negocio de la dueña de Mak. El Ayuntamiento ha llegado a recibir peticiones de televisiones para entrar al salón de bodas y la familia, que pide tener un poco de privacidad en el casamiento, ha tenido que arbitrar un sistema para facilitar imágenes a la prensa y atenderla, en todo caso, ya después a la salida de la casa consistorial. “Está muy bien la repercusión, pero también necesitamos un poco de intimidad”, señalan.

En el Ayuntamiento, el caso lo ha tratado directamente alcaldía. La oficiante iba a ser la teniente de alcaldesa, Beatriz Artolazabal, pero un brote de COVID-19 ha dejado en el aire algunos flecos hasta ultimísima hora. Admiten en el Gobierno local que no existía una regulación, pero entienden que era razonable ofrecer una salida especial para la petición de Mak si cumplía unas pautas. ¿Cuáles? Que sea un animal “correctamente identificado” y con sus vacunas en regla, que esté “controlado” y tenga un “adecuado comportamiento”, que no coma o beba durante el acto, que no altere la “convivencia” y que tenga un seguro, por lo que pueda pasar. Se le iba a dar el visto bueno incluso si fuera de una raza peligrosa, aunque en tal caso se le pediría un bozal.

“Vitoria es una ciudad dog-friendly”, insisten desde el equipo de la alcaldesa, Maider Etxebarria. En la capital vasca hay tantos perros como niños, 30.000. “Ha sido amiga de las mascotas: tenemos la mejor perrera de Euskadi, hay parques caninos y en Nochevieja regulamos el lanzamiento de cohetes para evitar molestias”, indican estas fuentes. Remarcan que también existe ya una guía para locales y visitantes con hoteles, restaurantes o actividades de ocio para poder hacer con mascotas.

La 'ordenanza Mak'

El caso de Mak, sin embargo, no acabará aquí. Refleja una pulsión creciente por mejorar el estatus de las mascotas. Precisamente en Álava un juez autorizó en agosto que un recluso del centro penitenciario de Zaballa pudiera tener un 'vis a vis' con su perro antes de que este fuese sacrificado, ya que la normativa en vigor no permitía su entrada en la cárcel. Lo último que se supo, según informó El País a finales de septiembre, es que el recluso no llegó a presentar el certificado veterinario, exigido por el juez, sobre estado terminal del animal. En Logroño, muy próxima a Vitoria, también se ha planteado la posibilidad de que los perros puedan participar en las bodas. Sin embargo, no es común que puedan disfrutar de playas en la costa o en los pantanos en todos los horarios.

Dice el Ayuntamiento que el caso ha motivado que Eudel, que es la asociación de municipios vascos, esté ya elaborando una ordenanza-tipo para que todas las localidades vascas puedan tener pautas a las que agarrarse. Y no solamente para las bodas, sino para otros espacios públicos. En Vitoria sostienen que habrá que conjugar los nuevos derechos reconocidos para los perros con otros parámetros. Pero no adelantan acontecimientos. “Ahora lo limitamos al perro de los contrayentes, luego ya veremos el modelo de Eudel”, apuntan fuentes municipales.

A la espera de la 'ordenanza Mak', Kontxi y Roberto están muy satisfechos con la compañía de su perro en la boda. Eso sí, el perro no estará en el convite –que se celebrará en un hotel– y tampoco irá al viaje de novios. “Lo hemos llevado a Tenerife con nosotros, pero ahora vamos a Laponia y yo no lo llevo a un sitio a 25 grados bajo cero, no le haría eso”, explica él sobre la tierra de los renos y Santa Claus. Mak no ha hecho ningún ensayo de la entrega de los anillos pero, al menos durante la sesión de fotografías, ha atendido bastante bien los 'sit' de sus 'padres'.

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