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Mérida muestra al 'Cayo César' más íntimo en un montaje con protagonismo del teatro, la música y la danza

'Cayo César' es el penúltimo montaje de la 66 edición del Festival de Mérida EFE/Jero Morales

Cristina Sánchez/Efe

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El Teatro Romano de Mérida ha sido testigo en la noche del miércoles del estreno de un 'Cayo César' que, en su delirio de grandeza y abuso de poder, también sufre y vive atormentado, todo ello en un espectáculo multidisciplinar, con protagonismo del teatro, la música y la danza.

La penúltima obra de la 66 edición del Festival de Mérida, dirigida por Jesús Manchón, con texto de Agustín Muñoz, muestra el rosario de atrocidades, crímenes y perversiones -mito o realidad- del tercer emperador romano, conocido como Calígula, pero ahonda igualmente en una faceta más desconocida del déspota.

La trama discurre durante los más de cuatro años de gobierno de Cayo César, en los que sembró el terror y el pánico, e incluye reminiscencias de su pasado, marcado por la violencia.

Excentricidad y locura

El encargado de dar vida al emperador es Juan Carlos Tirado, del que destaca su interpretación por la especial intensidad del personaje, con el que, sin justificar de ninguna manera su modo de proceder, llega a empatizar, según el propio actor.

A ello contribuyen varios episodios en los que Calígula se quita la coraza ante al espectador para acusar a Tiberio de robarle su infancia, recordar con nostalgia a miembros de su familia muertos, a los que querría revivir, o para proclamar su soledad.

Unos sentimientos que pronto dejan paso a la excentricidad y la locura: “soy el elegido de los dioses”, “el primer dios humano”, “que me odien con tal de que me teman”, frases que dan cuenta de la elevada consideración que tenía de sí mismo, de su maldad y poder ejercido sin escrúpulos.

Durante la obra, Cayo César desconfía de todos y solo encuentra consuelo en dos personajes: Drusila, encarnada por Rocío Montero, su hermana, amante y cómplice, y, sobre todo, Incitato (Gema Ortiz), el caballo favorito de Cayo César, con el que muestra su parte más humana.

Tal es la adoración que siente por Incitato que lo quiso nombrar cónsul, en un gesto posiblemente de desprecio hacia los senadores, que se ven constantemente ridiculizados por el emperador.

Danza y música

Además de personaje, Ortiz es la coreógrafa en este montaje, donde la danza ha obligado a los actores, que no son bailarines, a salir de su zona de confort, para convertir el movimiento corporal en un hilo conductor más. En algunas de sus apariciones individuales representará “la muerte, la rabia, la ira o el alivio” con gran acierto.

La música en directo de un piano, que nace de las manos de Abraham Samino, es la tercera disciplina artística que aúna el espectáculo, en sí misma un personaje, que representa la conciencia de los protagonistas y que guía al espectador por sus emociones.

Por el escenario pasan además Miguel Ángel Latorre, en el papel de Macro, prefecto que ayudó a Calígula a ascender al trono, y Fernando Ramos, que representa a un Casio Querea que participó en la conspiración y asesinato del emperador, con la intención de restaurar la República.

Manuel Menárguez (Ptolomeo), Javier Herrera (Filón), Juan Carlos Castillejo (Varo), Paca Velardiez (Milonia Cesonia), Sergio Barquilla (Fabio Nasón) y Beatriz Solís (Calpurnia Piso) completan el elenco de actores, con vestuario y atrezzo de SHS Creaciones Escénicas.

Estilo distendido

La obra se presenta con una sobria escenografía, ideada por Miguel Ángel Castro, y compuesta por un trono verde, arbolitos, módulos y escalones practicables que los propios actores mueven para adaptarlos a las sucesivas escenas. La iluminación es de Francisco Cordero.

El espectáculo se desarrolla en un estilo más bien distendido, sin excesivas grandilocuencias y alharacas; de hecho, en ciertas ocasiones, el texto y el tono empleado, suponemos a conciencia, se presta a una ligera risa como así lo han hecho saber los asistentes.

Unos asistentes que han presenciado la obra sin el habitual movimiento de los abanicos, pues las altas temperaturas que se venían registrando en Extremadura durante el verano, dan una tregua esta semana.

La coproducción del Festival de Mérida y la productora extremeña Atakama Creatividad Cultural estará en cartel hasta este domingo, 16 de agosto, y dará paso la próxima semana al último espectáculo de la 66 edición del certamen: “Penélope”, de Magüi Mira, con Belén Rueda y María Galiana, entre otros actores. 

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