“Ellas, en movimiento”, Plena Inclusión por la lucha de todas las mujeres

“Ellas, en movimiento”, el montaje teatral realizado por Plena Inclusión Extremadura, refleja la eterna lucha de las mujeres porque se reconozcan sus capacidades. Algo por lo que las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo conocen mejor que nadie y luchan día a día por cambiarlo.

Después de tres meses de ensayo, en la Nave del Duende de Casar de Cáceres, el montaje se estrenó oficialmente en la noche de este lunes en la sala Trajano de Mérida, donde emocionó y logró remover las conciencias de los más de 600 asistentes que se dieron cita en los dos pases organizados para ver este proyecto innovador que entremezcla discapacidad intelectual, mujer y artes escénicas.

La iniciativa ha sido gestada y desarrollada por la responsable del área de Mujer de Plena Inclusión Extremadura, María Moruno, que se reconoce sorprendida por el “grado de empoderamiento”. La independencia y la seguridad en sí mismas que han alcanzado las mujeres que han participado en este proyecto escénico.

La directora artística de Karlik Danza Teatro, Cristina Silveira, ha sido la encargada de dirigir este montaje, al que ha trasladado su lenguaje escénico, con una cuidada puesta en escena en las que las fotografías de la lucha de la mujer se mezclan con la propia representación.

Silveira ha sido capaz de trasladar al escenario las 14 fotografías históricas que componen la exposición “Yo mujer, tú cómplice, ellas luchadoras”, organizada en colaboración con el Instituto de la Mujer de Extremadura y que ya han visto más de 130.000 personas en toda España.

Así, Estefanía Pacheco, Yara Solís, Rosa María Chamizo, Laura García, Ángela María Jiménez, Josefa Núñez, Isabel Cortés, Inmaculada Gómez, Cristina Gallego, Magdalena Sierra, María Luisa Sierra, Sheila Claudia Torvisco, Marta Monzón y María Cacho dan vida a algunas de las grandes mujeres que han conseguido hitos importantes en la historia y de cuya capacidad también se dudó.

Ellas dan vida a las sufragistas, a Marie Curie, Rosie la remachadora, Rigoberta Menchú, Clara Campoamor, Frida Kahlo, Malala Yousafzai, Emilia Pardo Bazán, la aviadora Amelia Earhart o Katherine Switzer, la primera mujer en correr la maratón de Bostón.

A lo largo de todo el montaje el texto contextualiza el logro que representan los distintos hitos conseguidos por estas mujeres, pero la emoción llega cuando cada protagonista hace suya la escena y en primera persona habla de las dificultades que tiene en la vida por sufrir una discapacidad intelectual, de cómo duelen los prejuicios y el rechazo.

El montaje arranca con la celebración de la recuperación del derecho al voto, cuando dos hermanas sexagenarias, Magdalena Sierra y María Luisa Sierra, que en la obra representan a las sufragistas, admiten felices que el próximo 26 de mayo podrán elegir al alcalde de su pueblo, Orellana la Vieja, tras la modificación de la ley electoral el pasado mes de octubre que permitirá votar a 100.000 personas en España con discapacidad intelectual.

A través de los distintos personajes históricos, las mujeres de Plena Inclusión muestran su angustia por los abusos y la violencia de género, piden una educación inclusiva que garantice la igualdad de oportunidades, defienden su derecho a ser madres y, sobre todo, gritan a los cuatro vientos que, como toda mujer y como toda persona, tienen derechos a intentar hacer realidad sus sueños.

Por ello, una de las actrices, en su deseo de volar, se anima también a bailar en el escenario y otra canta a capela un emotivo “Color esperanza” que anima a todos a “quitarse los miedos y sacarlos afuera”, mientras a lo largo del montaje se repite el lema feminista de la lituana Emma Goldman “Insistir, resistir y nunca desistir”.

La obra termina con la colaboración de la cantante cacereña Chloé Bird, que interpreta el tema “Mirrors”. Las actrices sostienen entonces cada una de ellas un espejo y las mujeres de la sala descubrimos, como dice la canción, que “somos dos reflejos convertidos en uno”, porque la lucha de todas las mujeres, como las de Plena Inclusión, ha sido siempre por el reconocimiento de sus capacidades.