El 80% de los alumnos de FP salen de la Escuela de Hostelería con trabajo
La consejera de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura, Esther Gutiérrez Morán, ha apostado por aunar la formación y la innovación en la Escuela Superior de Hostelería y Agroturismo de Extremadura (ESHAEX), un centro situado en Mérida y que afronta un nuevo curso con actividades de formación profesional (FP) reglada más cursos de capacitación profesional para ocupados y parados, y un máster en colaboración con la Universidad.
Por ejemplo hace un mes iniciaron su formación un total de 108 alumnos desempleados que estudian los programas de “Operaciones básicas de cocina”, “Servicio de restaurante”, “Alojamiento rural” o la nueva especialidad de “Servicios profesionales de hostelería en corte de jamón”.
Un total de 407 ciudadanos presentaron la solicitud y de ellos fueron admitidos 108, de los que 35 son internos becados y el resto cuentan con una ayuda para el transporte; el proceso de selección es minucioso e incluye una entrevista para aprovechar bien las plazas disponibles.
Y hace un par de semanas otro centenar de alumnos ocupados se están formando en los Ciclos Formativos de Grado Superior de “Dirección de cocina”, de “Gestión de alojamiento” y el Grado Medio de “Servicios de Restauración”.
De unos 2.000 alumnos graduados en formación reglada (FP) en esta Escuela hasta la fecha, ha habido un 80 por ciento de inserción laboral, explican la Junta y la directora del centro Lucía Muñoz. “La formación incluye cuatrocientas horas de prácticas en empresas y muchos se quedan a trabajar”.
La hostelería es ante todo una profesión que exige mucha vocación, asegura. “Quien quiera trabajar en esto, trabaja, pero claro otra cosa es durar porque es muy duro; estás sometido a estrés térmico, a ruidos, a trabajar bajo presión…”. Otra característica profesional es que la actividad es muy cambiante, con gran movilidad tanto geográfica como de puesto.
En su opinión desde la apertura de la Escuela hace cuatro años se ha notado en la región la elevación del nivel profesional aunque todavía queda “muchísimo que hacer”, y vías de crecimiento potencial como el agroturismo, el gran olvidado y del que el centro extremeño es referencia nacional.
Esa actividad aúna el aspecto agrario, ganadero o forestal con el alojamiento. “Los turistas pasivos, que vienen solo a ver, son cada vez menos en relación a los activos, los que buscan una experiencia, y el campo lo es”. En Extremadura hay un pequeño puñado de empresas agroturísticas, por ejemplo en explotaciones porcinas o vinícolas, donde se puede aprender, experimentar, comer y dormir.
La Escuela amplía cada vez más su oferta formativa, dado que en 2011 iniciaron su andadura con un ciclo formativo y cuatro certificados de profesionalidad, y 2015 se cerrará con tres ciclos formativos, 16 cursos de desempleados, 16 cursos de ocupados y la segunda edición del Máster organizado junto con la Universidad de Extremadura; los alumnos de este último acaban ahora la parte presencial, y hasta diciembre deben preparar y defender sus proyectos individuales de negocio.