Las 'Dragonas del Jerte': remar para sanar juntas
En el río Jerte, a su paso por La Isla de Plasencia, un grupo de mujeres desafía cada semana las secuelas del cáncer de mama con paladas cargadas de fuerza y esperanza. Son las Dragonas del Jerte, un equipo que nació casi por casualidad en 2023, cuando la Asociación Oncológica Extremeña (AOEX) las animó a probar un deporte recomendado para prevenir el linfedema y mejorar la movilidad tras las cirugías. Lo que empezó como un simple reto deportivo se ha convertido en un proyecto de vida compartido.
Las primeras paladas llegaron cargadas de euforia, ilusión y ganas de superar miedos. “Nos llamó la atención que, además de ser bueno para la recuperación física, podíamos estar con otras mujeres que habían pasado por lo mismo”, recuerdan. Desde entonces, remar juntas no sólo es un ejercicio físico, también un refugio emocional. El movimiento repetido de la pala facilita el drenaje linfático, fortalece los hombros y devuelve fuerza al lado afectado, pero la verdadera energía nace del compañerismo. “Estar con personas que entienden sin necesidad de explicar nada es muy reconfortante. Siempre hay una sonrisa cuando vamos a remar”, aseguran.
El nombre de Dragonas del Jerte simboliza mucho más que un barco y un río. Cuando la gente las anima desde la orilla con un “¡Vamos, Dragonas!”, sienten un empuje invisible que las impulsa a seguir adelante. Incluso han encontrado en Rose, una dragona de peluche convertida en mascota del equipo, un símbolo de identidad y pertenencia. “Compartimos patología y eso une mucho. Decimos entre nosotras que somos una familia”.
Ese espíritu de unidad las llevó a lograr su primera gran alegría en el campeonato de Badajoz, un triunfo que vivieron como una declaración de vida. Ahora afrontan con la misma ilusión su participación en Sevilla, Valencia y Galicia, aunque para ellas la competición no es un fin en sí mismo: “No es ganar una medalla, es remar y compartir. Son reuniones de amigas que emanan una fuerza difícil de explicar con palabras”.
Entrenar en el entorno natural de La Isla, con la fauna y la vegetación del Jerte como telón de fondo, añade un valor especial a cada sesión. A pesar del frío en invierno, la experiencia compensa, sobre todo cuando reciben el cariño de la gente que las anima al pasar. También cuentan con el respaldo de la Escuela Placentina de Piragüismo. “El apoyo de AOEX en los comienzos fue esencial, Yola que nos enseñó a remar se puso en contacto con ellos y a través de ahí movilizaron el traslado del barco y el contacto de las mujeres que empezaron a remar. La Escuela Placentina de Piragüismo nos brindó sus instalaciones y finalmente entramos a formar parte de la misma. El Ayuntamiento con su concejala Isa a la cabeza está siempre dispuesta a escucharnos y nos apoya a través de la Escuela Placentina de Piragüismo”, explica Pilar Guerrero, una de sus integrantes con emoción no contenida.
El futuro lo imaginan con más integrantes, más visibilidad y más fuerza para demostrar que el cáncer no las ha frenado. Su sueño es sencillo, pero poderoso: ser un grupo numeroso de pacientes oncológicas que encuentren en el remo una terapia de equipo que cura el cuerpo y el alma. “Nosotras empezamos a remar con unas palas de madera patrocinadas y actualmente hemos adquirido unas de carbono, pero nos las hemos financiado nosotras, el apoyo económico de los patrocinadores resulta esencial”.
Y el mensaje que lanzan a otras mujeres que atraviesan la misma enfermedad es directo y contundente: “Que se animen a probar y a disfrutar con nosotras. Somos Dragonas, y cuando remamos, la vida siempre avanza”.
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