Vamos a contar mentiras, tralará
Lo siento, no volverá a ocurrir. Y ha ocurrido. Y más grave, aunque con similares protagonistas: él y ella. Después de una de las múltiples cacerías le pillaron, a los reyes les gusta cazar, con ella. Luego un regalo de unos 66 millones de euros por amor y agradecimiento. Hubo otras ayudas. Pero lo más de lo más, que dirían por la calle Serrano, la pasta gansa que debía haber pagado al fisco según todos los indicios. Ay, ¿por qué no te callas, emérito?
La monarquía, de existir, tenía que ser como el PIO ¿Que no saben lo que era el PIO? Brevemente: los que no teníamos disponibles y queríamos ir a la Universidad teníamos que conseguir una beca del PIO (Patronato de Igualdad de Oportunidades) y para conservarla debías sacar un notable de nota media al menos. Y no vale, para la nota, que cada año sacara 100.000 de Suiza.
Visto lo visto, contemplado lo contemplado en los últimos día de tournées reales por media España, me vino la memoria aquella canción que canté decenas de veces con mis hijos. Seguramente que ustedes han cantado el “Vamos a contar mentiras tralará”, famosa con Alfonso Paso, que ahora sería de Vox casi seguro, al igual que Pemán, adalides de las glorias de lo que hemos venido en llamar el antiguo régimen.
Ahora, la cancioncita viene que ni pintiparada, se lo aseguro. ¿Contamos mentiras?: el Emérito va a pagar a Hacienda todo lo que debe y va a sentarse en el banquillo para aclarar de una vez por todas que no tiene cuentas offshore (que son aquellas que, cuanto menos, parece que exoneran de pagar impuestos); su padre, exiliado cerca del Casino de Estoril, no le donó unos tres mil millones de pesetas que, según alguna prensa contraria a que ahora llaman de la caverna, le había cedido Franco antes de hacerle príncipe y heredero universal. Franco y doña Carmen, no tuvieron ningún varón, si no el emérito de España por la gracia del Caudillo hubiera sido más reserva que Pepín Bueno de Gento y Raymond Poulidor de Anquetil.
Sigamos: ya hay un número exacto de muertos por el coronavirus; España va a salir bastante bien parada en déficit público y del reparto de la tarta de Bruselas vamos a arañar más que la Merkel. La magia va a llevarse de un manotazo los parados. Olvídense de la ley mordaza porque cada uno va a poder decir y hacer lo que quiera, respetando a los otros por supuesto. Todo lo que se publique, narre o difunda va a ser verdad y todas las noticias contrastadas. Los periodistas no irán a ninguna rueda de prensa donde no se admitan preguntas en vivo, sobre la marcha. Los gobiernos no van a subvencionar los medios de comunicación para que hablen bien de ellos y mal de los otros, ni la Conferencia Episcopal va a meter dinero que recauda de la contribución de muchos españolitos, en los medios de comunicación de su cuerda para pagar sueldazos, a estómagos agradecidos. La reforma laboral íntegra será una realidad antes de septiembre, igual que en un par de meses iban a sacar a Franco del Valle de los Caídos. Los ERTES se prorrogarán todo 2021. Eso sí prometiendo y teniendo un control exhaustivo y sancionador ejemplarizante por parte de la autoridad laboral competente. Que los chorizos, con triquiñuelas, engañan a tirios y troyanos, a Dios y a su Santa Madre también, aunque vayan a misa todos los domingos y fiestas de guardar. Es decir engañan al trabajador y a la Administración. Van a ser juzgados y condenados rápidamente. Claro que a los jueces habrá que reformarles el sistema judicial para, por ejemplo, que no sean sus órganos producto del chalaneo de los partidos políticos. Seguimos con el “Vamos a contar mentiras” no se olviden: Van a suprimir la inmunidad parlamentaria a los políticos, por decreto o por urgencia. ¿No? ¿Esto no iba en la canción? ¿Pero no se iba a juzgar al Rey con un cambio exprés de la Constitución? Al emérito se entiende. El otro, por lo visto, ha renunciado a la herencia y le ha dicho al padre que se la meta por donde pueda. Nadie ha aclarado, no obstante, si esa herencia podrán disfrutarla las Infantas y la todavía Reina, ex colega, que dejó este oficio que da para poco y pasó a mejor vida. Además se van a prohibir las misas de Estado (¿o de la Conferencia Episcopal?) porque éste es un país aconfesional, como reza… en la Constitución. Por una razón muy sencilla: han dicho los ateos, que los hay; los judíos, que los hay; los musulmanes, que los hay; los protestantes, que los hay, los ortodoxos, que los hay; los agnósticos, que los hay…; han dicho, repito, que haber cuando hay funerales con sus ritos, que al ser españoles tienen derecho. Igual que un hueco en la televisión y en la radio pública que todavía, en un país aconfesional como éste, echan la misa, que dicen algunos. Todos tenemos derecho a todo. Vamos a ver: ¿No se pagan los ciudadanos sus abonos a lo que quieran? Pues que paguen los creyentes apostólicos sus creencias y sus ritos y sus sacerdotes y su todo. Les aplaudo e, insisto, mi máximo respeto a los creyentes y sus ideas, pero cada cosa en su sitio. Creo que ahora los responsables de otras religiones, por lo de “vamos a contar mentiras” van a pedir que el sueldo de sus vicarios o como se llamen se lo pague el Estado. Vamos a encender velas, a ver si acaso, o llevar huevos a Santa Clara, no para que no llueva, sino para que se construyen en sitios adecuados escuelas públicas y la enseñanza concertada sea menos subvencionada y el Concordato se suprima.
Ojo, al creyente lo admiro y respeto de todo corazón. Los hay, y lo sé de buena tinta, buenísimos, comprometidos, entregados, sacrificados. Pero lo cortés no quita lo valiente si decimos verdades, como arguyen los de otras religiones. O todos moros o todos cristianos.
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