Humberto Delgado: historia de una emboscada que acabó en Badajoz con el militar sin miedo al salazarismo
Es un icono de la libertad y de la lucha por la democracia en Portugal. Humberto Delgado es uno de los personajes indispensables de la historia del país vecino. Un militar que desde dentro del sistema boicoteó a una dictadura que llevaba asfixiando al pueblo durante demasiado tiempo.
El ‘general sin miedo’ formó parte de las fuerzas aéreas del país vecino. Su carácter de liderazgo y su perseverancia le llevaron a montar en varias ocasiones sin éxito levantamientos contra la dictadura. Sus convicciones fueron el germen de esa revolución de los claveles que llenó de color a una sociedad demasiado acostumbrada a los tonos grises. Un rojo esperanza y una verdadera lección para sus vecinos españoles que contemplaban la estampa desde el otro lado de la frontera.
Humberto fue asesinado en Badajoz junto a su compañera Arajaryr Campos. La historia le otorgó a ella el papel de secretaria, aunque todo hace indicar que se trataba de su compañera, activista y militante irreemplazable que vio truncada su vida junto a Delgado.
Ahora la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura reclama una calle en esta ciudad con los nombres de ambos cuando se cumplen 51 años de sus asesinatos.
Apela el colectivo a la sensibilidad histórica y democrática y a la memoria de la ciudad, para que como símbolo de hermanamiento con el pueblo luso sean distinguidos.
Una emboscada en Badajoz
Fue en Badajoz donde se les vio con vida por última vez. La emboscada preparada por los servicios secretos portugueses fue un cebo que hizo pensar a la pareja que se reunían con otro miliar luso para tratar un nuevo golpe a la dictadura. La cita, en torno al medio día junto a Correos. Nunca más se supo de ellos, hasta que sus cuerpos fueron encontrados en un avanzado estado de descomposición.
Tras una misteriosa desaparición, la prensa internacional se hacía eco del fallecimiento de este icono de la libertad, símbolo de una nueva Portugal.
Relata la Asociación de Memoria Histórica cómo el 24 de abril de 1965 dos muchachos de trece y quince años respectivamente descubrían el fatal desenlace de ambos. Los encontraron en camino solitario, conocido como camino del Sesmo o de “Malos pasos”, a unos seis kilómetros al sur de Villanueva del Fresno. Muy cerca de la frontera portuguesa.
¿Cómo actuó el Franquismo?
Pese a que el Franquismo siempre fue un colaborador de la dictadura salazarista, en esta ocasión ejecutó una intensa investigación judicial con la que quería dejar claro que no era responsable de los asesinatos, comenta José Manuel Corbacho, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura.
Las investigaciones determinaron que desde mediados de febrero del 65 estaban hospedados en el Hotel Simancas de Badajoz. El Magistrado José María Crespo Márquez consiguió en poco tiempo reunir pruebas suficientes para imputar ambos delitos a agentes de la policía política del régimen dictatorial de Oliveira Salazar. De hecho, y ante la presión internacional, la justicia franquista situó el lugar de los hechos, y a través de la autopsia y demás pruebas forense, la causa principal de la muerte del general y de su pareja Arajaryr.
Situó el lugar exacto del crimen, en un camino vecinal, junto a la finca “Los Almerines”, en el término municipal de Badajoz, si bien, cerca de Olivenza. Desde este lugar serían trasladados los cadáveres hasta el paraje conoció como Malos Pasos en Villanueva del Fresno, donde sus asesinos aprovecharon dos oquedades naturales abiertas en el terreno, para la ocultación de su crimen.