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La Red de Salud Mental, sobrecargada por las consultas como consecuencia de la pandemia

Una mujer es atendida en una consulta médica

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La Asociación de Psiquiatría de Extremadura ha alertado de las “carencias” en la Red de Salud Mental, que consideran “deficitaria” y “sobrecargada” por el “aumento significativo” de consultas como consecuencia de la pandemia en todas las edades, especialmente preocupante entre los jóvenes.

La asociación, constituida en marzo de 2020 por 57 psiquiatras, cifra entre un 5 y un 10 por ciento el aumento asistencial a nivel ambulatorio durante la pandemia, y reclama, entre otros asuntos, la creación de unidades de hospitalización infantojuvenil en la región, un recurso que se prevé abrir en Badajoz por primera vez en Extremadura.

Su presidente y secretario, Luis Martín y Juan José Molina respectivamente, han dado a conocer los objetivos principales de esta asociación, que surge como “punto de encuentro” entre los psiquiatras extremeños.

A juicio de Martín, los trastornos mentales graves “avanzan sin remedio” por la falta de recursos suficientes. “Estamos saturados por la demanda asistencial, ratios de profesionales por debajo de la media, planes de salud mental sin ejecutar, sin unidades de hospitalización específicas que se antojan urgentes”, ha relatado.

A ello se une que los MIR de esta especialidad se marchan de la región porque no se convocan oposiciones, y han lamentado la “insalubridad de algunas consultas” como las “obsoletas” del edificio de Ronda del Carmen en Cáceres, que alberga el equipo de Salud Mental, para el que se plantea su traslado al antiguo hospital de la Montaña.

“No existen recursos que nos permitan que los pacientes sean algo más que enfermos, se les ve como enfermos porque no se les da la posibilidad de demostrar nada más, ni de recuperación funcional”, ha expuesto el presidente de la asociación. Así, ha criticado que no existan para ellos centros de día ni centros de rehabilitación psicosocial suficientes, la falta de programas de reinserción sociolaboral y centros especiales de empleo.

“La tristeza es que hay muchos pacientes con enfermedades graves que son aprovechables, son recuperables, pero no les podemos ofrecer nada más porque no tenemos nada más”, ha reiterado.

Asimismo, ha dicho que las unidades de psiquiatría infantojuvenil y de trastornos alimentarios que existen son un “parche para decir que tenemos el recurso, no están bien dotadas”, ya que “realmente son consultas y no unidades específicas”.

Entre sus demandas está la del aumento del ratio de psiquiatras entre la población infantojuvenil (14 por cada cien mil jóvenes por recomendación OMS), mientras que la media en España es 2,6 y en Extremadura es 1,6, según el Libro Blanco de la Psquiatría del Niño y Adolescente publicado en 2014.

Según el CIS, durante la pandemia el 6,4 por ciento de la población ha acudido a un profesional de la Salud Mental, la mayoría por trastornos de ánimo o de ansiedad; un 60 por ciento han sentido poco interés por hacer cosas y se han sentido decaídos, deprimidos o sin esperanza, síntoma de desarrollar un trastorno afectivo.

Para Molina, lo que más preocupa es el aumento de demanda de urgencias en adolescentes y, “probablemente de aquí a un tiempo”, de consultas e ingresos. Ha añadido que, según una encuesta online realizada a padres de menores de edad, un 69 por ciento de sus hijos han tenido reacciones emocionales negativas durante el confinamiento, mientras que un 31 por ciento padecieron problemas de sueño y un 24 problemas de conducta.

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