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Valdecañas o cómo los eucaliptos de Franco se han convertido en los más protegidos de Extremadura

Imagen de "Cerro del Burro" a la izquierda antes de la construcción de Marina isla de Valdecañas.

T. Chaparro

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Año 1957. Los casi dos mil habitantes de El Gordo, localidad situada en el noreste de la provincia de Cáceres, en el límite con Toledo, ven como, Hidroeléctrica Española comienza las obras del que ahora conocemos como Embalse de Valdecañas.

Una infraestructura que, ocho años después, dejaría la mayor parte de las tierras más ricas y fértiles de la zona bajo sus aguas, que también sumergiría grandes tesoros como el complejo megalítico del Dolmen de Guadalperal, conocido como el Stonehenge español, los restos arqueológicos de la Augustobriga romana, esculturas de verracos de época vetona o hitos con grabados prehistóricos. Todo, bajo las aguas del embalse de Valdecañas.

Franco, su mujer y varios ministros inauguraban el 28 de junio de 1965 el Salto de Valdecañas, “el primero de bombeo reversible de toda España” según recoge el NODO.

Y es, entonces, cuando la población de El Gordo, municipio al que pertenecen el 70% de los terrenos de la ahora conocida como Isla de Valdecañas comenzó a perder población hasta los poco más de 500 habitantes que tenía en la década de los 70 y los 298 vecinos censados a principios de 2001.

Francia, Barcelona, Madrid, o la más cercana Talavera fueron algunos de los destinos de quienes se vieron obligados a emigrar. Los que se quedaron llevaban su ganado de un lado al otro para pastar, teniendo un especial cuidado cuando estaban en el llamado “Cerro del Burro”,ahora Marina Isla Valdecañas, ya que las aguas podían subir y los animales podían quedar aislados y morir. Una circunstancia que ocurría “el 20% de los días, cuando la gestión de la presa permitía que el nivel del agua superara la cota de 309.2m”, según recoge el Informe Pericial a la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJEx de la Estación Biológica de Doñana CSIC, de diciembre de 2018. El resto del año, “Cerro del Burro” estaba “conectada a tierra”. O lo que es lo mismo, dejaba de ser isla para convertirse en una península.

Terminó la construcción del embalse, y se repobló con eucaliptos más de la mitad de sus 180 hectáreas de las que el citado Informe de Doñana detalla “no existe ni un solo registro documentado del uso que la avifauna hacía de la isla y sin esos datos no es posible catalogar su fauna retrospectivamente”.

Y así pasaron los años 80 y los 90, y el colegio de El Gordo se quedaba únicamente con los cursos de Infantil y primero de primaria. No había suficientes niños para mantener el resto de niveles.

En enero de 2005, el Mapa de Espacios Protegidos de Extremadura Red Natura 2000 (LIC-ZEPA) incluye al Embalse de Valdecañas como ZEPA (Zona Especial de Protección de Aves), y lo hace sobre la lámina de agua, es decir, el propio embalse, no así sobre los demás terrenos limítrofes. Una protección solicitada por la propia Junta de Extremadura que los ecologistas apoyaban.

Y es en ese momento cuando “Cerro del Burro”, ahora Isla de Valdecañas, que durante dos meses dejaba de “estar conectada a tierra”, después de la construcción del pantano, se protege como si formara parte de las aguas del embalse. 188 hectáreas de las más de 7.000 reconocidas como zona ZEPA. Una circunstancia que no ocurrió con otros terrenos de similares características, afectados en los años 60 tras la construcción de esta infraestructura y que quedaron fuera de esa zona de protección.

Se protegió pero “Cerro del Burro” continuó siendo hasta el 2007 “una escombrera” según comentan los vecinos de los municipios cercanos. Un año, el 2007, en el que la Junta da luz verde a la declaración de impacto ambiental favorable, acorde con los valores ambientales y compatible con la declaración de ZEPA, y se aprueba así el Proyecto de Interés Regional. Y comienzan las obras de lo que ahora es el complejo de Marina Isla de Valdecañas, en un terreno recientemente protegido y, por lo tanto, no urbanizable.

Y en plena despoblación rural, El Gordo no ha dejado de crecer. De 2001 a 2010 lo hacía de los 298 habitantes a los 373, alrededor de un 20%, y de ahí a los 382 actuales.

Desde el pasado año, El Gordo cuenta, además, con la mayor planta de procesamiento de carne de caza de España “Cárnicas Dibe”, que, a principios de este siglo XXI, se instalaban en el pueblo.

Y ahora sí, los niños de El Gordo pueden estudiar hasta bachillerato en el colegio de su localidad.

De 2007 a 2011, El Gordo ha visto como sus arcas municipales recibían más de cinco millones de euros.

Y ahora sí, El Gordo cuenta con una guardería, un gimnasio, un hogar del pensionista, parques y zonas de ocio y está construyendo una residencia de ancianos.

El resto de la historia, de 2009 hasta ahora ya la conocemos.

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