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Marina Isla de Valdecañas deberá volver a ser “Cerro del Burro”

T. Chaparro

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“Hola, mi nombre es Jeanette, tengo 40 años y vivo en El Gordo” así comienza el vídeo que el pasado miércoles colgaba en redes sociales esta vecina extremeña que hace dos años decidía junto a su marido y a sus dos hijos volver a su pueblo, El Gordo, y emprender en su tierra.

Su marido, Juan Carlos Domínguez, gaditano que llegó a la zona para trabajar en las obras del resort Isla de Valdecañas, tiene, actualmente, una empresa de servicios que se encarga del mantenimiento de las zonas comunes de la Isla y de los trabajos de jardinería de los chalés de la zona, y en la que trabajan diez personas más, “todas de los pueblos de alrededor”.

Ella, Jeanette Sarro, inauguraba hace dos meses, en la calle principal del pueblo, una tienda delicatessen, Capricho Gourmet, donde puedes encontrar desde un Louis Roederer Cristal 2013, a un Baron de Chirel Reserva 2005 o un Laurent-Perrier Cuvée Rosé, junto a una gran oferta de los más selectos productos de la tierra.

Jeanette es clara “Isla Valdecañas es el pulmón de El Gordo” y la decisión del Supremo “es un golpe muy duro, ha sido un jarro de agua fría”. Como lo ha sido también para los propietarios de los más de 180 chalés y para la propia Junta de Extremadura.

Ambas partes esperan aún, pasados cinco días, conocer el texto íntegro de la sentencia cuyo fallo se hizo público el pasado miércoles, 9 de febrero. Los propietarios se muestran cautelosos y prefieren no hacer declaraciones hasta no conocer el auto al completo. Eso sí, no pueden ocultar su preocupación ante este nuevo revés judicial.

La Junta, por su parte, ya lo anunciaba esta semana el presidente del gobierno regional, presentará, con toda probabilidad, un recurso de amparo al Tribunal Constitucional y no descarta acudir a los tribunales europeos. El objetivo es claro “voy a intentar seguir salvando el proyecto de Valdecañas” ha subrayado Fernández Vara.

Los vecinos de El Gordo y Berrocalejo y quienes conocen la zona coinciden en señalar que el llamado hasta 2006 “Cerro del Burro”, ahora Marina Isla Valdecañas, “era la escombrera de los pueblos de por aquí” nos comenta Ramona, tía de Jeanette, que regenta uno de los bares del municipio.

De hecho, las tierras más ricas y fértiles de la zona quedaron anegadas en los años 60 tras la construcción del Embalse de Valdecañas. Una circunstancia que obligó a emigrar, por aquel entonces, a muchos de sus habitantes.

Ahora, el fallo del Supremo ordena demoler todo el complejo Marina Isla de Valdecañas y rechaza el derribo solo parcial ordenado por el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura en julio de 2020. “Si al final esto sucede, nos tendremos que ir, con mucha pena, pero mi familia vive 100% de Isla de Valdecañas” sentencia Jeanette.

El alto tribunal no sólo dice que se puede y se debe demoler Valdecañas, con sus más de 180 chalés, un hotel, un recinto hípico, una marina con más de 70 amarres, un campo de golf, una playa artificial, piscinas y pistas deportivas entre otras instalaciones, sino que obliga a su posterior restitución para que vuelva a ser la península, unos meses, isla, otros, que fue antes de 2006. En definitiva, Marina Isla de Valdecañas deberá volver a ser “Cerro del Burro”.

Pero, ¿es esto posible? “Es difícil de llevar a cabo, muy difícil” asegura Cipriano Hurtado, ex secretario general de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura Adenex, que asegura a elDiario.es Extremadura que la demolición de Valdecañas, que se convertiría en la mayor de toda España, llevaría consigo “un daño medioambiental mayor sea como fuera esta”. Y después, se pregunta “¿volvemos a plantar un eucaliptal como el que había?”

“Se puede hacer un desarrollo sostenible en esta región pero debemos ser flexibles”

“Así es muy difícil luchar contra la despoblación” repite Raquel Medina, alcaldesa de Navalmoral de la Mata. 17 kilómetros separan la capital de la comarca de Campo Arañuelo, una de las más ricas de Extremadura, de El Gordo e Isla de Valdecañas. “Isla de Valdecañas ha supuesto un fuerte impulso económico para la zona y su demolición sería un error” asegura Medina.

En este sentido, afirma que “evidentemente se puede hacer un desarrollo sostenible en esta región pero debemos ser flexibles porque necesitamos integrar nuestra industria en nuestro medio ambiente, de lo contrario nuestro futuro se compromete siempre a lo mismo”. “Valdecañas fija población en el medio rural y hay que seguir luchando por que lo que está se quede” insiste.

De hecho, una vez conocido el fallo del Supremo y, en su primera comparecencia ante los medios de comunicación, el presidente extremeño reclamó a la UE una revisión de los espacios de la Red Natura 2000 y las ZEPAS.

“Los espacios protegidos también necesitan ser cuidados y Cerro del Burro nunca lo estuvo” concluye Jeanette Sarro mientras nos despedimos de ella.

Esta semana se espera conocer la sentencia del Supremo que obliga al derribo del complejo Marina Isla Valdecañas en su totalidad.  El cómo y cuándo lo decidirá ahora el TSJEx, que será el que ejecute la sentencia del alto tribunal.

“Aquí se va a demoler y no se va a crear un hábitat mejor” insiste el que fuera secretario general de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza y los Recursos de Extremadura, Adenex.

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