“Mi jefe siempre evita nombrar las palabras 'regla' y 'menstruación'. Lo llama 'esa cosa que padecéis las mujeres' o 'esos días que os dejan fatal'”. Fue uno de los testimonios compartidos en el último Día de la Menstruación. A pesar de que es algo que vive la mitad de la población, el sangrado femenino sigue siendo un estigma social que en muchas ocasiones se lleva en secreto. Así lo demuestran escenas habituales, como la de dos mujeres compartiendo entre susurros un producto de higiene como es un tampón, comentarios referentes al mar humor de la personas o la infravaloración de sus efectos colaterales.

Reconciliarse con la menstruación es una tarea pendiente en diferentes partes del mundo, sin importar siquiera el nivel socioeconómico de la zona. Pero a veces hay regiones olvidadas que también necesitan de esa formación y educación para, en definitiva, conocer mejor el cuerpo humano.

Por eso, el fotógrafo Antonio López y la ginecóloga Laura de Mingo viajaron al Chad (África) con la Fundación Ramón Grosso para hablar con las mujeres locales sobre anatomía femenina en colegios y asociaciones, ya que en las regiones más pobres de este país algunas se ven obligadas a utilizar trapos u hojas de árboles para solucionar el problema del sangrado.

En La copa rosa, una exposición que podrá verse de forma gratuita en el Centro Internacional de Fotografía y Cine (EFTI) de Madrid hasta el 6 de noviembre, se muestra el contenido de algunas de estas charlas y la relación de las estudiantes con su contenido. Por ejemplo, distribuyeron 300 copas menstruales con el objetivo de implantar su uso. Pero aunque la primera parte de este proyecto ha sido la educación local, también hay una segunda que es la divulgación fotográfica. Por una sencilla razón: para que la desmitificación de la menstruación sea un tema a abordar por todos.