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La opaca Fundación Gaiás ya financia el 100% de la programación de la Cidade da Cultura

Vista del edificio del Arquivo de Galicia en la Cidade da Cultura

David Lombao

El 29 de diciembre de 2008, el Gobierno de coalición de PSdeG y BNG escenificaba el centro de su estrategia para la inconclusa Cidade da Cultura. Al contrario de lo que esperaba parte de la base social de socialistas y nacionalistas, el Ejecutivo que presidía Emilio Pérez Touriño no había optado por descartar política o físicamente el complejo que Manuel Fraga había presentado como su “sueño”. Al contrario, había apostado por seguir adelante con él, aunque reorientando parcialmente sus contenidos y compartiendo su gestión con un ente mixto de capital mayoritariamente privado que anunció en aquella jornada a pie de obra, la Fundación Gaiás, presentada como la vía para liberar parcialmente de los costes del proyecto a la Administración y, sobre todo, para que la Cidade da Cultura generara fondos por sí misma. Casi seis años después, la Fundación Gaiás, cada vez más descapitalizada en cuanto a dinero y personas que la dirijan, ya financia el 100% del Plan de Acción Cultural de los edificios diseñados por Peter Einsenman.

Buena parte de las quince empresas que apoyaron a la Fundación en su nacimiento son fiel reflejo de la realidad económica de Galicia en los últimos años, hecho que contribuye a agudizar la opacidad que, como ha venido informado este diario, ha caracterizado a la fundación. Lo que queda de las cajas gallegas es ahora un banco propiedad de un grupo venezolano, Unión Fenosa pasó a ser un brazo de Gas Natural y el astillero Hijos de Barreras es la filial ibérica de la mexicana Pemex. La Fundación Barrié, auspiciada por el Banco Pastor, ahora depende del Banco Popular y el Grupo Nosa Terra, propietario de Povisa, pasa por apuros económicos. Por su parte, el Banco Gallego fue comprado por el Sabadell y quien en 2008 era su presidente, Juan Manuel Urgoiti, dejó de dirigir la Fundación Gaiás la pasada primavera, tras desligarse de la entidad bancaria.

A pesar de este confuso panorama, desde que la Cidade da Cultura abrió sus puertas en 2011 la Fundación Gaiás se convirtió en el principal suministrador de dinero para la programación de actividades. Según los datos que constan en el registro de convenios de la Xunta, en estos cuatro años aportó un total de 10,8 millones de euros para financiar este programa, mientras que la Fundación Pública Cidade da Cultura, responsable de la gestión del complejo, puso 2,54 millones de euros, concentrados en los años 2011 y 2012. Así las cosas, en un cuatrienio la Fundación Gaiás ha agotado ya prácticamente la mitad de su patrimonio fundacional, constituido por 23 millones de euros de los que 11,7 eran privados y 11,3, públicos.

En esta coyuntura, que la Fundación Gaiás ejerza de hucha de la Xunta para pagar los actos de la Cidade da Cultura la aleja notablemente de la finalidad con la que fue fundada. Según consta en sus estatutos, sus objetos fundacionales son la “promoción, programación, gestión y explotación de actividades culturales, así como la gestión de las infraestructuras relacionadas con el Centro de Arte Internacional, Museo de Niños/as y con el Centro de Recursos Obradoiro, de titularidad de la Fundación Cidade da Cultura”. Esto es completamente imposible en la actualidad, toda vez que los usos de los edificios construidos fueron replanteados y la construcción de dos de ellos -los ahora denominados Teatro Obradoiro y Centro de Arte Internacional- está paralizada. Además, esta Fundación tampoco cumple con su segundo objetivo: “la gestión de las actividades complementarias o la producción de bienes susceptibles de contraprestación que sean ofertados a los ciudadanos en los centros integrantes del complejo”, esto es, la generación de ingresos.

Sin control ni información de la Xunta

Mientras, en una respuesta parlamentaria al PSdeG, el Gobierno gallego admite que la Fundación Gaiás financia “el cien por cien del programa cultural de la Cidade da Cultura”, el control público de esta entidad es nulo, así como la información que el Ejecutivo autonómico o las empresas que lo conforman publican sobre ella. Así, por ejemplo, en los Presupuestos de la Fundación Pública Cidade da Cultura para 2015 consta que se prevén unos ingresos por visitas, eventos o alquileres de unos 740.000 euros y se cifra en 2,05 millones los “asociados a los convenios con patrocinadores y colaboradores”. Para 2014, el cálculo de esta segunda partida era de 1,7 millones y la Fundación Gaiás aportó 1,8, sin que la Xunta explicara si estos fondos son los mismos o se trata de acuerdos con otras entidades.

Asimismo, la Fundación Cidade da Cultura estimó en su presupuesto para el año que está a punto de concluir unos “gastos de programación” de 1,9 millones de euros, pero no especificó si estos eran de dinero procedente del convenio con la Fundación Gaiás o de la propia Xunta. Tampoco consta ningún documento en el que se recoja la influencia que las empresas de la Fundación Gaiás ejercen o pueden ejercer a la hora de determinar los contenidos de la programación que financian.

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