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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Alfonso Rueda afronta su primera investidura tras pasar por las urnas y abre la era post-Feijóo en Galicia

Alfonso Rueda en el Parlamento de Galicia.

Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —

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El debate de investidura que afronta Alfonso Rueda esta semana es el segundo para él como protagonista, pero el primero al que llega después de que las urnas lo respaldasen como candidato. Hace casi dos años asumió la Presidencia de la Xunta para sustituir a Alberto Núñez Feijóo, que, tras su cuarta mayoría absoluta consecutiva, había puesto rumbo a Madrid para dirigir el PP español. En esta ocasión, Rueda se presentará ante un Parlamento, elegido el pasado 18 de febrero, integrado por 40 diputados del PP -la absoluta está en 38-, 25 del BNG, nueve del PSdeG y uno de Democracia Ourensana.

Esta legislatura que acaba de echar a andar será la primera de la era post-Feijóo en Galicia. A pesar de que hace dos años que abandonó su cargo de presidente de la Xunta, su salida dejó condicionado a su sucesor, que apenas hizo cambios en su equipo de confianza ni en el de gobierno, más allá de los obligados precisamente por las decisiones adoptadas en la sede de la calle Génova de Madrid: Feijóo se llevó en 2022 con él a sus colaboradores más estrechos y, para las elecciones generales de julio de 2023, llamó para formar parte de las listas a dos conselleiros, Rosa Quintana y Francisco Conde, y al que era portavoz del PP en el Parlamento, Pedro Puy. Con el aval de unas elecciones ganadas con mayoría absoluta -y que convocó alineadas también con las necesidades de un Feijóo que buscaba una victoria para reafirmarse dentro del partido-, los pasos que dé Rueda se leen como autónomos.

El actual presidente de la Xunta en funciones busca marcar un perfil propio para sacudirse del todo la sombra de Feijóo. En lo que se refiere a su investidura eso se va a traducir en un cambio de escenario: la toma de posesión se hace normalmente en el propio Parlamento y Rueda optó por mantener la costumbre al sustituir a su predecesor en 2022. Pero en esta ocasión, sin embargo, ha elegido el Panteón de Galegos Ilustres -donde están enterrados Rosalía de Castro y Castelao, entre otros-, el mismo espacio en el que tomó posesión el primer presidente de la Xunta e histórico del PPdeG Gerardo Fernández Albor.

Rueda adelantó también en las últimas semanas que prepara algún cambio en el equipo de gobierno. Tampoco hay que esperar ninguna “ruptura radical”, avisó. Habrá retoques en la estructura, de modo que se anuncia un nuevo reparto de competencias entre consellerías. Hay una salida confirmada: la hasta hace unos días responsable de Infraestruturas, Ethel Vázquez, se ha recolocado en la Mesa del Parlamento. Pese a las muchas preguntas al respecto, el presidente gallego no ha revelado más nombres. Las crónicas periodísticas sí han citado alguno: el diario La Voz de Galicia apunta al alcalde de A Estrada (Pontevedra), José López Campos, a quien sitúa con una cercanía a Rueda que no tenía con Feijóo.

El debate de investidura arranca a las 9:30 de este martes con el discurso de Rueda, sin límite de tiempo. Al terminar, la sesión se suspenderá 48 horas y se retomará el jueves con los grupos de la oposición. El guion previsto llevará al nuevo presidente a tomar posesión el sábado, 13 de abril, después de evitar una coincidencia con la boda del alcalde de Madrid. Previsiblemente, nombrará gobierno el domingo. De las líneas básicas de su intervención apenas ha adelantado nada. En declaraciones a los medios ha dicho que hablará de servicios sociales y de economía y empleo. También que insistirá en las mismas ideas en las que enfocó su campaña electoral: la actitud que él llama 'sentidiño' y un inconcreto “no perder el tiempo en discusiones que muchas veces no llevan a ninguna parte”.

Ha asegurado que no se va a “extender mucho” en su intervención y que la va a usar para proponer pactos a la oposición, si bien hace solo cinco días, cuando se le preguntó si confía en lograr acuerdos, su respuesta vino precedida de una sonrisa escéptica: “Ojalá que sí, sobre todo porque todos debemos entender el resultado electoral”. Pero, agregó, tanto el BNG como el PSdeG avanzaron que votarán en contra de su nombramiento, pese a que, opinó, “podían haber dicho que esperaban a escuchar lo que se propone”. La preparación de su investidura ha llevado a Rueda a estar ausente el lunes del debate de comunidades autónomas en el Senado sobre la ley de amnistía. El representante gallego para esta reunión, convocada cuando el debate de investidura en Galicia ya tenía fecha, fue el vicepresidente primero en funciones de la Xunta, Diego Calvo.

La Galicia que viene

Como presidente de la Xunta Rueda abrazó la herencia de Feijóo. No en vano estuvo integrado en sus gobiernos desde el primero, formado en 2009. Su gestión dio continuidad a las principales líneas ya fijadas e insistió en la guía neoliberal. Fue el encargado de ejecutar el último gran anuncio de Feijóo en el gobierno autonómico: la gratuidad de educación de cero a tres años. La medida no se articuló mediante una ampliación de los servicios públicos, sino destinando fondos para aplicarla incluyendo a los centros privados. Mantuvo las bajadas de impuestos que benefician especialmente a las rentas o patrimonios más altos y trató de consolidar la participación de la iniciativa privada en los abortos, con un concurso -que en primera instancia quedó desierto- para asumir cada año unas 800 interrupciones voluntarias de embarazo que la Xunta dice que no puede atender con sus medios. También anunció la creación de una empresa con participación pública para la explotación de renovables en Galicia. La Xunta, sin embargo, no es el socio mayoritario. Tiene solo el 30% y el 70% está en manos de una treintena de compañías entre las que figuran Gadisa, Ence Terra y Abanca.

La Galicia que viene tiene ante sí, según el propio Rueda, el reto del progreso económico. Buena parte de las políticas en este terreno van a estar relacionadas con la ejecución de los fondos europeos para la recuperación, los Next Generation, cuyo reparto es centro habitual de las críticas del presidente de la Xunta al equipo de Pedro Sánchez. El Gobierno central acaba de hacer un balance del dinero entregado e invertido en las comunidades autónomas y ha presentado una herramienta -ELISA- con datos actualizados hasta el 29 de febrero. Ahí consta que se han transferido a Galicia -entre Xunta, diputaciones y ayuntamientos- 1.545 millones de euros. Algo menos de la mitad, el 46%, han sido adjudicados. A esta cantidad se suman 1.707 millones de euros gestionados por el Gobierno central, de modo que el total para la comunidad es de 3.252 millones.

Altri, sanidad, vivienda pública

El proyecto estrella de la Xunta -una vez más, heredado de la etapa de Feijóo- para los Next Generation es la macrocelulosa que la portuguesa Altri propone instalar en Palas de Rei (Lugo), en sociedad con el propietario de Greenalia, Manuel García Pardo. La planta solo sería viable, según sus propios impulsores, con fondos públicos. De los 900 millones de inversión prevista aspiran a que 250 millones lleguen desde Bruselas. El aspecto financiero no es el único que cuestiona el futuro de las instalaciones, que se están encontrando con una oposición que trasciende la comarca de A Ulloa. Rueda las defiende: “Galicia no está para prescindir de puestos de trabajo, y en especial en esta zona”.

La recién iniciada legislatura va a estar atravesada también por los problemas en servicios públicos. Frente a la insuficiencia de plazas públicas en residencias para personas mayores, la Xunta sigue apoyándose en la iniciativa privada y deja en manos de una entidad privada la gestión de las que ha pagado la Fundación Amancio Ortega. Las listas de espera en los hospitales no han recuperado los niveles prepandemia y en la atención primaria no se resuelven las demoras -en algunos centros, por encima de una semana-. De hecho, el próximo viernes, en medio del proceso para que Rueda tome posesión, la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública ha convocado una protesta ante el Parlamento de Galicia.

El nuevo gobierno tiene por delante cumplir las promesas electorales: desde el acceso gratuito al autobús interurbano para los mayores de 65 años y un programa de viajes similar al Imserso a los bonos para cuidados a dependientes o para que los jóvenes federados compren manterial deportivo. También la construcción de nueva vivienda pública. Después de años en los que las cifras de nuevos pisos protegidos para alquiler se quedaron en Galicia en niveles muy bajos o incluso en cero, Rueda ha anunciado que la Xunta va a construir en esta legislatura 4.000 nuevas casas de protección oficial para llegar a 2028 con un total de 8.000. Promete apoyar la inversión privada para levantar otras 12.000 en el mismo periodo de tiempo.

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