Muere el académico Arcadio López-Casanova, uno de los renovadores de la poesía gallega en los 70
En 1976, coinciden los historiadores literarios, la poesía gallega transicionó. La denominada etapa socialrealista se dio por clausurada y, al frente, se abrieron territorios incógnitos. Con pólvora e magnolias, de Méndez Ferrín, y su síntesis de política revolucionaria, decadentismo existencial y vorágine textual, es el hito clave de un período que, en realidad, duró varios años y en el que participaron más autores de los convencionalmente aceptados. Pexegueiro, Manuel Vilanova o el Cunqueiro de Herba aquí ou acolá son los más recordados. Mesteres, publicado en aquel milagroso 1976, es el título con el que Arcadio López-Casanova se sumó a la renovación de la lírica gallega tras la caída de la dictadura franquista. El poeta murió este lunes en Valencia.
Mesteres, sin duda el libro principal de un autor que fue además experto en estilística, catedrático de la Universidad de Valencia y miembro de honor de la Real Academia Galega, está atravesado por la idea de exilio y cierta preocupación histórica sobre Galicia. Modernista pero a la vez concernido por la poesía popular, la voz que López-Casanova encontró entonces no ha dejado excesivos sucesores. Sí lo hizo, sobre todo en la llamada Xeración dos 80, su búsqueda y rigor formales. “Es una obra fundamental en la renovación de la poesía de su tiempo en la que mantiene el núcleo de su universo poético: la vivencia y representación de la desposesión y el exilio”, ha señalado la Academia en un comunicado.
Nacido en Lugo en 1942, su trabajo discurrió por las vías de la poesía social en Sonetos da espranza presentida (1965) o Palabra de honor (1967). Con Mesteres no solo contribuyó al giro colectivo de la poesía gallega en los 70: su escritura tampoco volvió a ser la misma. Noite do degaro (1994), Herdo do canto (2006) ou Diario da Casa grande (2019) lo ratifican. Residente desde 1968 en Valencia, también publicó cuatro libros en castellano, aunque lejos de la repercusión de su obra gallega.
La Real Academia Galega recordaba en el mencionado comunicado una autopoética escrita por López-Casanova en 1990. Decía: “El ámbito de la infancia perdida y el espacio mítico del páramo lucense, ese desastre, se convierte en un total y alucinante espectáculo de destrucción con la imagen simbólica del exilio como eje fundamental”.
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