El narco siempre vuelve: la falta de explicaciones de Feijóo convierte a Dorado en su fantasma recurrente
La sombra de Marcial Dorado persigue a Feijóo desde que el diario El País publicó las fotografías que narraban una vida en común de viajes, lujos y horas de navegación bajo el sol que calentaba la fueraborda del narco. Aquellas imágenes vieron la luz en 2013; pero en Galicia hacía mucho tiempo que su existencia era un rumor a voces, una espada de Damocles para el político del Partido Popular. Desde entonces ha pasado más de una década y la incógnita sobre esa relación se mantiene. La pasada semana Marcial Dorado apareció de nuevo en formato entrevista en El Confidencial y el fantasma volvió a cobrar toda su presencia. ¿Qué decía de nuevo el narco en la entrevista? Prácticamente nada, pero suficiente para que Feijóo tuviese que responder de nuevo por lo mismo.
Dorado lleva semanas ofreciéndose a algunos periodistas para contar que ha presentado un recurso contra la sentencia, ya cumplida en prisión y que lo retrata como un narcotraficante, algo que él siempre ha negado. Ese es el contexto de su reaparición en El Confidencial. Cada vez que el narco se pone en el foco todas las incógnitas sobre sus manejos con Feijóo vuelven a aflorar, como si fuera la primera vez. Y ese es el principal problema para el líder de la oposición: nunca ha explicado de manera comprensible qué le unió a un narcotraficante, por qué estaba en esas fotos y qué significado político tienen. Las explicaciones con las que Feijóo ha ido saliendo del paso bordean la broma: no sabía, era amigo de un amigo, solo sé que había nieve.
En su entrevista de la pasada semana en El Confidencial el narco apenas dice nada nuevo: que el PSOE le contactó para preparar una bomba contra el del PP (el PSOE lo niega), que su relación con Feijóo era amistad sin contrapartida, que el PP y Soraya Sáenz de Santamaría también quisieron usar el asunto contra el político gallego... Nada nuevo. El único dato que cada reaparición de Dorado ofrece es un nuevo destino, un nuevo viaje, del que no se conocían todos los detalles. Hace ahora cinco años se enfrentó a las cámaras de La Sexta con Jordi Évole y contó que su mujer preparaba el desayuno al líder del PP. Ahora hemos sabido que pagó la mayor parte de dos escapadas de nochevieja a Portugal con el político del PP. La pregunta sigue ahí: ¿quién se va dos años a pasar el fin de año invitado por alguien a quien no conoce? Y es que ahí radica el problema de Feijóo: no hay una explicación plausible, de ahí que el narco siempre vuelva, el fantasma permanente.
Mientras tanto, Feijóo sigue en su estrategia de huida hacia delante. En su última entrevista para tratar la cuestión (Cuatro TV), el líder del PP ha dejado dos o tres frases sueltas para enjugar la polémica: “Los gallegos saben muy bien qué significan y qué orientación tienen esas fotos”, “este asunto me preocupa poco”, “la novedad de esa entrevista es que las cloacas del partido socialista funcionan y siguen funcionando”. Hace cinco años, coincidiendo con su último y triunfal asalto a la Xunta de Galicia, Feijóo dijo en una entrevista con elDiario.es: “Que yo sepa, Marcial Dorado no me ha quitado ni un solo voto”.
Pero la cuestión es que cada vez que el tema aflora, todas las dudas se presentan cargadas de novedad, sin explicaciones por parte de un PP que no sabe cómo explicar lo que nadie se explica: que un candidato a la presidencia del Gobierno alternase viajando por Andorra, Picos de Europa, Portugal o Ibiza con uno de los protagonistas de la negra historia del contrabando y el narcotráfico de Galicia, a quien todos conocían menos Feijóo. El esperpento en las explicaciones de Génova cobró la semana pasada un nuevo nivel, cuando como única explicación ofrecieron la siguiente: Dorado “no pagaba absolutamente todo” cuando viajaba con Feijóo.
El fantasma de Marcial Dorado persigue a Feijóo en un momento en el que al Partido Popular le ha parecido buena idea abanderar el lema “mafia o democracia” como acelerador de su pretendido acceso a Moncloa. Cada vez que el narcotraficante aparece ante las cámaras, Génova tiembla, sin necesidad de nuevas revelaciones. Basta con repetir la misma historia para que el político gallego se vea obligado a pasar media semana escondido para esperar que el temporal amaine. Y es que su relación no fue cosa de una foto, ni de un fin de semana. Como ya escribió Jose Precedo en este reportaje, hubo mucho más que nadie ha explicado nunca.
Si Feijóo llega a Moncloa el fantasma irá con él, con todo su peso. El “solo sé que había nieve” y las imágenes con protector solar a medio extender eclipsan por momentos las cuatro mayorías absolutas de un líder político que dice del narco: “No me ha quitado ni un solo voto”.
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