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CRÓNICA

Cuando intentas escapar de Montoro y te chocas con Marcial Dorado

Feijóo en un acto organizado por La Razón el 14 de julio.
21 de julio de 2025 22:26 h

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El Partido Popular ya tiene una idea definida sobre el escándalo que rodea a Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda en los gobiernos de Aznar y Rajoy. Es decir, cómo intentar que no dañe su credibilidad en las críticas a los casos de corrupción que afectan al PSOE. La respuesta consiste en negar que el partido tenga algo que ver ahora con el autor de todos los presupuestos presentados por los gobiernos anteriores del PP. Por lo que a ellos respecta, es como si Montoro hubiera sido un ministro socialista. Es poco menos que una broma que circula en redes sociales, aunque algunos se la toman en serio.

Preguntaron el lunes a su portavoz parlamentaria, Ester Muñoz, cómo afectarán todas estas revelaciones a la defensa constante que hace el PP del legado de los años de Rajoy en el poder. En el último congreso se presentó esa época, junto a la de Aznar, como el modelo que el partido ejecutará cuando vuelva a Moncloa. “Quien debe dar explicaciones en sede judicial es el señor Montoro”, respondió Muñoz. Una obviedad, porque es Montoro –junto a casi todos sus antiguos colaboradores– quien está imputado. Lo que no hizo la portavoz fue mencionar el nombre de Rajoy. No se atrevió, aunque quizá se tratara de eso, de negar que Rajoy tenga algún tipo de responsabilidad política. Es una especie de comodín salvador que desde luego no aplican a Pedro Sánchez.

Muñoz se ha ganado el puesto por su estilo agresivo en la oposición al Gobierno de Sánchez. Es mucho más fácil ser incisivo al atacar al adversario que a la hora de hablar de las vergüenzas propias.

Sí admitió la preocupación que ha causado el caso en el partido. Lo combinó con un discurso lacrimógeno, según el cual cuando aparecen este tipo de noticias, ella piensa en “la gente que no llega a fin de mes”, en “la gente que no sabe si va a tener trabajo” o, de forma más osada, en que “no sabemos si vamos a poder cobrar una pensión” (aquí hay un exceso de imaginación por encima del nivel de información). De inmediato, demostró en qué estaba pensando realmente y pasó a cargar contra Patxi López.

En un tuit del domingo, el PP impartió doctrina a sus seguidores. Fue Sánchez quien nombró a Ábalos y Cerdán, mientras que “Feijóo no nombró a Montoro”. Es verdad, fueron Aznar y Rajoy quienes lo hicieron, pero no se moleste en preguntar por ellos en el PP. En una entrevista a Feijóo en La Voz de Galicia publicada ese día, lo hicieron y la respuesta fue tirar para otro lado. “Que se investigue hasta el final”, dijo Feijóo, aunque eso no depende de lo que diga él. “Yo no he nombrado a nadie que esté metido en un supuesto de corrupción. Esta es mi tarjeta de presentación”, continuó. Estaba presumiendo de ser menos sospechoso que sus predecesores al frente del partido. Seguro que eso no se lo dice a ellos a la cara.

Evidentemente, en el PSOE no hablan de otra cosa. No están para desperdiciar regalos. Montse Mínguez destacó que el equipo de Feijóo sigue la misma “metodología” de favores a empresas privadas que los dirigentes anteriores del PP. Puso como ejemplo su voto en contra del impuesto con el que gravar los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas. A cuenta del legado de Aznar y Rajoy, con Montoro de ministro, la portavoz socialista destacó que son los referentes del actual líder del PP: “Quien los sube al escenario (del congreso del PP) es Feijóo. Y encima nos dieron lecciones de moralidad. Nos dijo que eran sus consejeros y los mejores presidentes. Esa foto es la imagen de corrupción de 30 años”.

El caso Montoro ha conseguido alterar el panorama político español antes de la desconexión general de agosto, pero no darle la vuelta por completo. Lo que se verá en los próximos meses será un duelo entre el PSOE y el PP en el que cada uno atizará al otro con un sumario sobre corrupción. Los socialistas explotarán siete años de investigación del caso Montoro y los del PP harán lo mismo con el inicio de la investigación del caso Ábalos/Cerdán.

Habrá también momentos inesperados, como el que ofreció Ester Muñoz en la rueda de prensa del lunes. Aunque sea difícil de creer, la portavoz del PP intentó utilizar en favor de su partido la antigua amistad de Feijóo con Marcial Dorado, condenado por un caso de narcotráfico y conocido antes por ser uno de los grandes contrabandistas de tabaco de Galicia. Conocido por todos allí, menos supuestamente por Feijóo.

Muñoz le echó cara y aprovechó la entrevista a Dorado en El Confidencial para sostener una teoría que no deja de tener su gracia: “Si algo queda claro es que tenía más relación con Marcial Dorado el PSOE que el presidente Feijóo”. Eso es poner el listón muy alto, al ignorar una amistad de varios años entre ambos con las vacaciones disfrutadas juntos y pagadas en su mayor parte por Dorado, que era alguien con un gran acceso a dinero en efectivo.

La entrevista cuenta con un titular tajante: “El PSOE me ofreció dinero para soltar una bomba contra Feijóo antes de las generales”. Esa frase no aparece dentro literalmente, porque es un resumen de varias respuestas. “Además, tuve una oferta, que se habló de una bomba”, dice primero. Luego cuenta que es “del partido contrario”, le preguntan si viene del PSOE, dice que sí y más tarde: “Cuando hablaban: 'Va a estallar esto, va a estallar lo otro…'. Había ahí... Había unas palabras que había... tal… Quedó en nada”. Como denuncia espectacular, no resulta muy precisa, desde luego, no tanto como el titular.

Lo que es políticamente más relevante es saber en qué medida beneficia al PP que se continúe hablando de Marcial Dorado. En principio, no demasiado. La acusación que hizo Muñoz de que el PSOE utilizó “información incluso falsa para atacar a rivales políticos” no ha lugar en este caso, porque Dorado confirmó la existencia de esa amistad con Feijóo durante años.

En fin, si hay gente como el director de la Gaceta de Salamanca que llama a Montoro “ministro sanchista, incrustado como un parásito en un Gobierno del PP”, habrá que convenir en que cualquier cosa es posible. Hasta afirmar que Marcial Dorado se fue de vacaciones a la nieve con Pedro Sánchez.

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