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Entrevista

Néstor Rego, diputado del BNG: “Sorprende que, con mayorías suficientes en el Congreso, este Gobierno siempre se queda a medio camino”

El diputado del BNG en el Congreso, Néstor Rego, durante una rueda de prensa

Daniel Salgado

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El único diputado en el Congreso del nacionalismo gallego votará en contra de la reforma laboral. “Los aspectos más lesivos” de la norma que en 2012 aprobó en solitario el Partido Popular “se dejan sin tocar”, considera Néstor Rego. Solo si PSOE y Unidas Podemos aceptan tramitar el texto en el Congreso como proposición de ley y recogen propuestas como la recuperación de la indemnización de 45 días por despido o el permiso de la autoridad laboral para ejecutar ERE, el BNG cambiará de opinión. Para intensificar la presión, la organización se ha aliado con a Esquerra Republicana, EH Bildu y la CUP para exigir cambios en el texto pactado por Yolanda Díaz con Comisiones Obreras, UGT y la patronal. “Lo sorprendente es que con mayorías suficientes en el Congreso, este Gobierno siempre se queda a medio camino”, aduce Rego.

¿Por qué al BNG no le sirve esta reforma laboral?

Porque no cumple con el compromiso adquirido por este gobierno de derogar la reforma del PP. Los cambios que se introducen son mínimos. Solo se recupera la ultraactividad de los convenios y la prevalencia de los convenios sectoriales sobre los de empresa, pero esto último únicamente en los referente a salarios. Y aunque se cambia la tipología de contratos, sin refuerzo de la inspección laboral no se van a impedir los abusos y la subcontratación. Los aspectos más lesivos se dejan sin tocar.

¿Qué debería cambiar para que su organización la apoyase?

Hay elementos clave, como recuperar la indemnización de 45 días por despido. O el permiso de la autoridad laboral para los despidos colectivos, con lo que se podrían evitar situaciones como la de Vespas, en la que una empresa en beneficios echa trabajadores para deslocalizar la producción. También reclamamos la recuperación de los salarios de tramitación, impedir que los empresarios se descuelguen unilateralmente de los convenios o prohibir que prevalezcan los convenios estatales sobre los autonómicos aunque se pierdan derechos. La pregunta, en mi opinión, es: ¿por qué habiendo mayoría suficiente, el Gobierno privilegia el acuerdo con la patronal?

¿Usted a qué lo achaca?

Pues a una sumisión a las directrices de la Unión Europea, que ya había avisado de que si España quería fondos Next Generation no podía derogar la reforma laboral del PP. A nosotros nos sorprende que se venda como un logro que la CEOE esté en el acuerdo. Todos partíamos de que la patronal no iba a aceptar la derogación de la legislación del PP y de que el Gobierno se tendría que apoyar en la fuerza que dan los votos y la mayoría de soberanistas e izquierdas en el Congreso. No debemos sacralizar los acuerdos con la patronal. Recordemos que la reforma del PP salió adelante a pesar de la oposición de sindicatos, izquierda y dos huelgas generales.

El Partido Socialista parece buscar el apoyo de Ciudadanos, mientras Unidas Podemos insiste en el llamado bloque de investidura, del que ustedes forman parte. ¿Percibe divergencias en la coalición?

No quiero entrar en si hay o no divergencias. Lo que yo percibo es que ambos partidos están empeñados en que no se introduzcan modificaciones en el texto de la reforma durante su tramitación en el Congreso. Están trasladando la capacidad de legislar a un foro informal, porque el llamado diálogo social ni siquiera es un organismo oficial. Y así han elegido sus contrapartes, dos sindicatos y las organizaciones patronales. ¿Por qué el Consejo Económico y Social no fue consultado? Porque allí están otros sindicatos con condición de representativos, como es el caso de la CIG, mayoritaria en Galicia, o de ELA, en Euskadi, que se oponen a esta reforma. Nosotros queremos que se negocie en el Congreso como una proposición de ley y se recojan nuestras aportaciones.

Si finalmente sale adelante con el apoyo de Ciudadanos, ¿qué significaría?

Sería la constatación de que esta reforma no es buena para los trabajadores, porque le sirve a la derecha, a Ciudadanos, a la FAES y a Casado, quien, a pesar de que el PP vaya a votar en contra por razones partidistas, ya ha afirmado que consolida lo hecho por Mariano Rajoy. También se evidenciaría que el Gobierno se niega al diálogo con las fuerzas de izquierdas en línea con los compromisos de investidura. Y puede introducir un giro en sus alianzas que defraude todavía más las perspectivas de cambios estructurales.

Gabriel Rufián aviso de que ERC no respalda “proyectos personalistas”, en referencia a Yolanda Díaz. ¿Comparte el BNG esta impresión?

No sé si se trata de un proyecto personal, yo lo que veo es que la reforma fue aprobada en el Consejo de Ministros. No me preocupa quien lo impulsa, me preocupa que no sirve para recuperar derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Díaz insiste es que, por primera vez, una modificación de la legislación laboral beneficia a los trabajadores.

Para mí hay una pregunta más importante: ¿por qué existiendo una mayoría parlamentaria suficiente para derogar la reforma del PP, Yolanda Díaz no lo hace? Eso es lo que debería explicar la ministra. Argumentar que votar en contra es preferir la del PP es demagógico, un insulto a la inteligencia. Lo que parecen preferirla son los partidos del gobierno, porque no la derogan. A mí me preocupa además que la demagogia populista de la ultraderecha acabe capitalizando el descontento con el ejecutivo.

Pero si la propuesta del Gobierno decae en el Congreso, seguirán vigentes las normas del PP.

Esa premisa es falsa, porque si no sale adelante, el PSOE y Unidas Podemos tienen la posibilidad de armar una mayoría con los soberanistas y la izquierda. Lamentablemente, a mí me parece que sí va a tener el apoyo de Ciudadanos, del PNV y de otras fuerzas que ya lo anunciaron.

A dos años de la investidura de Pedro Sánchez y la coalición gubernamental, ¿el BNG se siente más distante del Ejecutivo?

Lo que sentimos es que este gobierno incumple muchos compromisos. Ha permitido avanzar en alguna cosa, como la reducción de los peajes de la AP-9, pero no en elementos fundamentales que ilusionaron a la gente, como la reforma de las pensiones, una ley de memoria democrática que no acaba con la impunidad del franquismo o el decepcionante proyecto de reforma de la ley Mordaza. Veremos qué sucede con la ley de vivienda. Lo sorprendente es que con el escenario adecuado y mayorías suficientes en el Congreso, siempre se quede a medio camino. El BNG, en todo caso, seguirá actuando en defensa de los intereses de Galicia, de las clases populares gallegas y, como en el caso de la reforma laboral, de las clases populares del Estado.

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