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El personal de la FNAC de A Coruña lidera la lucha laboral en la empresa

Imagen utilizada por el personal en sus protestas

Marcos Pérez Pena

Puede que haya quien piense que la lucha de clases no se puede dar en los grandes centros comerciales o en tiendas dedicadas a las nuevas tecnologías y símbolo de la postmodernidad. Habrá quien identifique a sus trabajadores, jóvenes y no sindicados en su mayor parte, con una masa dócil, poco proclive a huelgas laborales y protestas. Pero también habrá quien piense que es precisamente en este tipo de establecimientos y con este tipo de trabajadores: jóvenes, formados y con unas condiciones contractuales absolutamente precarias, donde se van a librar los grandes conflictos laborales en los países desarrollados. Algo así está pasando en la FNAC de A Coruña.

Sus trabajadores y trabajadoras van a comenzar este sábado 22 una serie de movilizaciones en protesta por el despido de una compañera que cubría una excedencia de otra trabajadora y por sus precarias condiciones laborales, con reducción de salario y aumento de jornada en el último año. Harán huelga todos los sábados y el conflicto puede extenderse por las tiendas de toda España, justo cuando está a punto de renegociarse el acuerdo laboral al que se había llegado hace exactamente un año. De momento, la tienda de Murcia ya se ha unido a la protesta, y las de Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza y Valencia podrían decidirlo en los próximos días. Además de la huelga en sí, habrá conciertos y otras actividades culturales a las puertas de las tiendas, para alimentar una caja de resistencia que les permita mantener la movilización todo el tiempo que sea necesario.

En un comunicado difundido hace unos días, las y los trabajadores de la FNAC de A Coruña dicen estar “hartos de ver cómo los beneficios de su empresa crecen cada año, mientras aumenta la precariedad laboral y merman los salarios”. Afirman que son tratados “como artículos de usar y tirar, como basura” y dicen “estar hartos” de que “el trabajador a tiempo completo” sea “una especie en extinción” y con sueldos que no superan los 900 euros; la mayor parte del plantel, denuncian, está contratado “a media jornada por debajo del límite de la pobreza”, con unos horarios muy variables que les dificultan mucho el poder compatibilizarlo con algún otro empleo estable. Además, critican la falta de “conciliación familiar” y los “horarios abusivos”.

En este comunicado también señalan que la empresa “exprime la reforma laboral al límite mientras ingresa millones”. Lo cierto es que en los últimos años las tiendas de la FNAC de la Península Ibérica (la empresa no ofrece datos desglosados de España y Portugal) han reducido su nivel de ingresos a causa de la crisis y que en 2013 ingresaron 654,4 millones de euros, un 4,2% menos que en el 2012. Sin embargo, los directivos de la empresa anunciaron recientemente que esta tendencia negativa ya se había invertido en el último trimestre del 2013. De hecho, el grupo francés obtuvo en todo el mundo 15 millones de euros de beneficio, frente a los 142 millones de euros de pérdidas del año anterior. Además, también hace escasas fechas el director de FNAC España, Marcos Ruão, anunciaba que el grupo continuaría su expansión con la apertura de un nuevo formato de tiendas más pequeñas.

Los y las trabajadoras denuncian que la dirección de FNAC “ha venido utilizando los sucesivos Convenios Colectivos de Grandes Almacenes para ir empobreciéndonos paso a paso”. Primero, los sueldos fueron congelados; después los salarios fueron recortados y las jornadas laborales se elevaron hasta en 28 horas semanales, cobrando lo mismo. También se eliminaron otros complementos, como el pago extraordinario por domingos y festivos, y se suprimió la cobertura de los tres primeros días de baja. Además, señalan, “la actual plantilla, recortada al límite, soporta una carga de trabajo que atenta a diario contra nuestra salud” y “se fomenta una política constante y aterradora de presiones para que los clientes se hagan socios y contraten seguros”. Los y las trabajadoras denuncian finalmente que estos acuerdos fueron negociados entre la patronal del sector y dos sindicatos “de los cuales uno no existe en nuestra empresa y el otro es minoritario”.

El pasado año fueron despedidas alrededor de 200 personas y la empresa amenazó con recortar los salarios en otro 15%, retirando además el seguro médico. La movilización de la plantilla y una amenaza de huelga forzó a la empresa a renunciar a estas medidas.

Puedeque haya quien piense que la lucha de clases no se puede dar en losgrandes centros comerciales o en tiendas dedicadas a las nuevastecnologías y símbolo de la postmodernidad. Habrá quienidentifique a sus trabajadores, jóvenes y no sindicados en su mayorparte, con una masa dócil, poco proclive a huelgas laborales yprotestas. Pero también habrá quien piense que es precisamente eneste tipo de establecimientos y con este tipo de trabajadores:jóvenes, formados y con unas condiciones contractuales absolutamenteprecarias, donde se van a librar los grandes conflictos laborales enlos países desarrollados. Algo así está pasando en la FNAC de ACoruña.

Sustrabajadores y trabajadoras van a comenzar este sábado 22 una seriede movilizaciones en protesta por el despido de una compañera quecubría una excedencia de otra trabajadora y por sus precariascondiciones laborales, con reducción de salario y aumento de jornadaen el último año. Harán huelga todos los sábados y el conflictopuede extenderse por las tiendas de toda España, justo cuando estáa punto de renegociarse el acuerdo laboral al que se había llegadohace exactamente un año. De momento, la tienda de Murcia ya se haunido a la protesta, y las de Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza yValencia podrían decidirlo en los próximos días. Además de lahuelga en sí, habrá conciertos y otras actividades culturales a laspuertas de las tiendas, para alimentar una caja de resistencia queles permita mantener la movilización todo el tiempo que seanecesario.

Enun comunicado difundido hace unos días, las y los trabajadores de laFNAC de A Coruña dicen estar “hartos de ver cómo losbeneficios de su empresa crecen cada año, mientras aumenta laprecariedad laboral y merman los salarios”. Afirman que sontratados “como artículos de usar y tirar, como basura” ydicen “estar hartos” de que “el trabajador a tiempocompleto” sea “una especie en extinción” y consueldos que no superan los 900 euros; la mayor parte del plantel,denuncian, está contratado “a media jornada por debajo dellímite de la pobreza”, con unos horarios muy variables que lesdificultan mucho el poder compatibilizarlo con algún otro empleoestable. Además, critican la falta de “conciliación familiar”y los “horarios abusivos”.

Eneste comunicado también señalan que la empresa “exprime lareforma laboral al límite mientras ingresa millones”. Lo ciertoes que en los últimos años las tiendas de la FNAC de la PenínsulaIbérica (la empresa no ofrece datos desglosados de España yPortugal) han reducido su nivel de ingresos a causa de la crisis yque en 2013 ingresaron 654,4 millones de euros, un 4,2% menos que enel 2012. Sin embargo, los directivos de la empresa anunciaronrecientemente que esta tendencia negativa ya se había invertido enel último trimestre del 2013. De hecho, el grupo francés obtuvo entodo el mundo 15 millones de euros de beneficio, frente a los 142millones de euros de pérdidas del año anterior. Además, tambiénhace escasas fechas el director de FNAC España, Marcos Ruão,anunciaba que el grupo continuaría su expansión con la apertura deun nuevo formato de tiendas más pequeñas.

Losy las trabajadoras denuncian que la dirección de FNAC “havenido utilizando los sucesivos Convenios Colectivos de GrandesAlmacenes para ir empobreciéndonos paso a paso”. Primero, lossueldos fueron congelados; después los salarios fueron recortados ylas jornadas laborales se elevaron hasta en 28 horas semanales,cobrando lo mismo. También se eliminaron otros complementos, como elpago extraordinario por domingos y festivos, y se suprimió lacobertura de los tres primeros días de baja. Además, señalan, “laactual plantilla, recortada al límite, soporta una carga de trabajoque atenta a diario contra nuestra salud” y “se fomenta unapolítica constante y aterradora de presiones para que los clientesse hagan socios y contraten seguros”. Los y las trabajadorasdenuncian finalmente que estos acuerdos fueron negociados entre lapatronal del sector y dos sindicatos “de los cuales uno noexiste en nuestra empresa y el otro es minoritario”.

Elpasado año fueron despedidas alrededor de 200 personas y la empresaamenazó con recortar los salarios en otro 15%, retirando además elseguro médico. La movilización de la plantilla y una amenaza dehuelga forzó a la empresa a renunciar a estas medidas.

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