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Una placa en el centro de Vigo identifica el “comienzo del genocidio” de 1936

La placa en homenaje a las víctimas del levamiento franquista junto a los impactos de las balas en la Puerta del Sol de Vigo.

Raúl Novoa

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Corría el 18 de julio de 1936. Francisco Franco dirigía una sublevación militar contra el gobierno democrático de la II República. Ese mismo día, el alcalde de Vigo publicaba un escrito en el que reiteraba “la seguridad completa” en España al “haber sido totalmente sofocado el criminal intento producido fuera del territorio peninsular”.

En ese momento había una huelga general en contra del golpe en la ciudad olívica, con los trabajadores dispuestos a coger las armas si fuese necesario. Por su parte, el general Felipe Sánchez aseguró que ninguno de sus 300 hombres iba a secundar el levantamiento militar y que por ello no haría falta entregar fusiles ni a los obreros ni a los sindicatos.

Sin embargo, Sánchez engañó al alcalde. El 20 de julio de ese mismo año, a las 11:30 del lunes, el capitán Carrero Vergés, bajo órdenes de Felipe Sánchez, y una cuarentena de hombres, desfilaron por el centro de Vigo. Desde Urzaiz hasta la puerta del Sol. Allí, frente a los trabajadores vigueses, comenzó un discurso en el que —según los registros— parecía mostrarse a favor de la II República. Pero, su oratoria cambio en el último momento dando un giro de 180 grados. Se posicionaron favorables al levantamiento militar.

En ese preciso momento, un chico joven, documentado como Diego Lence, se abalanzó sobre el capitán y le arrancó el panfleto que tenía Carrero entre sus manos. Los militares comenzaron a disparar a bocajarro a escasos metros de los allí reunidos con fusiles Mauser. Asesinaron entre 20 y 22 personas y medio centenar resultaron heridas. Entre ellos se encontraba Lenin Moreda, de 15 años. Las marcas de las balas pueden verse aún hoy en la esquina entre Policarpo Sanz y la Puerta del Sol de la ciudad.

“A partir de ese momento comenzó el genocidio en Vigo”, asegura Celso López Pazos, de la Asemblea Republicana de Vigo. “Hubo algo de resistencia en el barrio de Lavadores, donde tenían mucha fuerza el PCE y la CNT, pero no consiguieron parar al franquismo”, detalla. “El alcalde fue engañado, tuvo el gran error de no haber armado a la clase obrera en su momento”, prosigue quien también ha facilitado la documentación de estos acontecimientos a través de publicaciones de ‘A Nosa Terra’ y de libros como ‘O que fixeron en Galicia’. 

Desde el pasado 20 de julio, en el acto de homenaje de Vigo Antifascista por el 85 aniversario de las víctimas del pronunciamiento del golpe militar, se puede ver una placa en la calle Policarpo Sanz: “Aquí encomenzou o xenocidio o 20 de xullo do 36” [Aquí empezó el genocidio el 20 de julio del 36]. “Lo más importante es darle un contenido nuevo, en el sentido de clarificar que aquí hubo un genocidio, no hubo un frente de guerra como tal”, explica Xavier Moreda, portavoz de Vigo Antifascista y familiar del asesinado Lenin Moreda aquella mañana.

Quince años atrás, diferentes colectivos pidieron al Concello de Vigo la colocación de una placa en memoria de estas víctimas, con el escrito: “Dignidade para quen se opuxo a un golpe militar contra a democracia” [Dignidad para quien se opuso a un golpe militar contra la democracia]. Lo hicieron desde la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, la Asemblea Republicana de Vigo, la Asociación de Amigos de la República y el Foro Galego pola Memoria (ya desaparecido). En aquel entonces la alcaldesa de Vigo era Corina Porro, del PP. “Nuestra petición quedó en el silencio, quién sabe si en la burla de los políticos”, lamenta Celso López. 

Como curiosidad, los disparos alcanzaron la farmacia de la Puerta del sol, donde también quedan los restos de las balas. En su puerta, hay una placa en la que detallan los “disparos y varios muertos durante el estado de guerra”. Sin embargo, Fernando Palos, su gerente, asegura haber puesto la placa “por un punto de vista histórico”. “Había gente que venía a preguntar si era aquí donde estaban las marcas de las balas”, pero defiende hacer todo de una “forma apolítica” y “sin posicionarse”.

CAUSAS PENDIENTES

En Galicia es muy difícil encontrar información institucional sobre las víctimas del franquismo. “Solo puedes en el archivo militar de Ferrol y por la información recogida por los falangistas y la Guardia Civil que, al igual que los nazis, estaban muy orgullosos de lo que hacían”, destaca Xavier Moreda, quien ha tenido hasta 12 familiares represaliados o asesinados por el régimen franquista. 

En la actualidad, según el trabajo realizado por Voces e Nomes en el año 2006, había 5.651 asesinados por el régimen en Galicia. En la actualidad, a través de diversas investigaciones, se han hallado nuevas víctimas. “Podríamos estar hablando de unos 10.000 fallecidos por el franquismo en Galicia”, lamenta Moreda. Además, lamenta que no haya registros digitalizados, “al igual que sí los hay en otras zonas del Estado español”.

Según las fuentes consultadas, en la ciudad de Vigo, hay dos puntos claves en los que actuar: la cruz de O Castro y el Museo do Marco. La primera es un claro homenaje a los caídos del bando franquista durante la guerra. Abel Caballero dijo en 2014 que es un monumento fascista, pero que está despojado de esa simbología. El Tribunal Constitucional le dio la razón y el actual alcalde de Vigo afirmó que la cruz “no es un problema para la convivencia de los vigueses”. En el caso del Marco, fue una cárcel franquista y un lugar de fusilamiento, pero tampoco está reconocido por las instituciones locales.

“Por mucho que haga el PSOE, su política es así: de desmemoria”, lamenta Celso López de la Asemblea Republiciana de Vigo. “Debería hacer como en otros lugares y reconocer a las víctimas”, insiste.

“Hay que reconocer a los culpables, la memoria debe ser antifascista”, persiste Xavier Moreda. “Las crisis de capital son cíclicas y en ellas se apoya en el fascismo; lo vemos en la actualidad con Vox y su financiación”, prosigue. Además, insiste en recalcar “la finalidad social” de la memoria histórica. 

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