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Portugal desactiva pequeños aeropuertos mientras Galicia se empeña en coordinar los suyos

Iberia eliminará las rutas no rentables en su plan de transformación

David Lombao

Case 11 millones de habitantes frente a algo menos de tres millones. Una superficie de más de 92.000 kilómetros cuadrados frente a algo más de 29.000. Pero ocho aeropuertos frente a tres. Es la paradoja que se da al comparar las magnitudes poblacionales y territoriales de Galicia y Portugal y, al tiempo, hacer lo propio con sus infraestructuras aeroportuarias. Mientras que de este lado del Miño las autoridades locales, autonómicas y estatales se empeñan en su apuesta por mantener y armonizar la actividad de tres aeropuertos -Alvedro, Lavacolla y Peinador- distribuidos en otras tantas ciudades separadas por apenas 160 kilómetros y unidas por autopista, en el caso portugués el plan es exactamente el contrario. El grueso del tráfico aéreo de pasajeros se concentra en cinco de sus ocho principales terminales -una de ellas en las islas Azores- mientras el Gobierno trabaja para dejar sin actividad aeródromos de menor entidad. El último, el de Bragança, a apenas cincuenta kilómetros de Galicia.

Segundo recoge el periódico portugués Sol el pasado martes realizó su último viaje la línea aérea entre Lisboa y Bragança, que venía funcionando desde hace más de una década gracias a la financiación directa del Estado, que la gestionaba a través de una concesión administrativa -de forma parecida a lo que sucede en Galicia con, por ejemplo, las líneas de autobuses-. La última concesión, señala Sol, finalizó hace un año y el Ejecutivo de Pedro Passos Coelho no parece tener intención de renovarla. Así lo asumió una de sus últimas pasajeras, la cantante Dulce Pontes, que señaló, en declaraciones al mesmo rotativo, que de ahora en adelante tendrá que viajar hasta Vigo para volar posteriormente a Lisboa.

Los aeropuertos gallegos, en caída libre

Esta concentración aún mayor de la actividad aérea portuguesa -en un contexto en el que su empresa nacional de aeropuertos, ANA, tiene prevista la privatización- se produce mientras los datos de tráfico del principal competidor de los aeropuertos gallegos son elocuentes. Sólo en el mes de julio -último dato hecho público por el ente aeroportuario portugués- el Sá Carnero de Oporto movió a 636.578 personas, lo que significa un 1,6% más con respecto al mismo mes del año anterior. Mientras, en los tres meses del verano, la suma de pasajeros y pasajeras de los tres aeropuertos gallegos da como resultado 1.291.270, esto es, poco más del doble de lo logrado por la terminal portuense en un solo mes.

Pero si el verano no fue positivo para los intereses aeroportuarios gallegos tampoco lo fueron los meses de septiembre y octubre, en el que los tres experimentaron caídas con respecto a 2011. Así, según datos de Aena Aeropuertos, Vigo registró 78.561 viajeros en septiembre y A Coruña 84.701, con caídas del 7,1% y del 2,2%, respectivamente, al tomar como referencia el mismo mes del año anterior. Pero la mayor caída la experimenta el mayor aeropuerto, el de Compostela, que con sus 204.512 pasajeros se quedó un 14,1% por debajo de su registro del año anterior, llenando de preocupación al sector turístico capitalino de Galicia.

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