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“No queremos que Humberto quede como un asesino. Es un asesinado”

Flor Baena, leyendo la última carta de su hermano

Marcos Pérez Pena

“Papá, mamá: Me ejecutarán mañana. Os quiero dar ánimos. Pensad que yo muero, pero que la vida sigue”. De este modo se despedía de sus padres Xosé Humberto Baena en la última carta que les escribió. Este sábado 27 se cumple el 39º aniversario de los últimos fusilamientos de la dictadura, los de tres militantes del FRAP (además de Baena, el también vigués José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz), y dos de ETA (Ángel Otaegui y Juan Paredes Manot Txiki). Los últimos asesinatos del franquismo como régimen, resultado de un proceso judicial acelerado y plagado de irregularidades. Una supuesta demostración de fuerza de una dictadura que se desmoronaba y que siete semanas después vería morir a su líder. Una muestra de miseria mas.

Desde el primer momento la familia de Xosé Humberto Baena denunció lo injusto del proceso y luchó para que se reabriera el caso y se reconociera la inocencia de su familiar. En esa lucha se embarcaron primero los padres de Xosé Humberto y, fallecidos ellos, continuó su hermana Flor. En 2002 llevaron el caso ante él Tribunal Constitucional, que se inhibió. Después dirigieron sus esfuerzos al ámbito internacional, al Tribunal de los Derechos Humanos de la Haya y a la ONU, que tampoco quisieron actuar.

Ahora, desde el inicio de la querella argentina contra los crímenes de la dictadura franquista, la familia Baena colabora con la jueza María Servini para que los altos cargos del régimen aún vivos sean juzgados. “Va muy lento, pero el caso es que vaya”, destaca Flor Baena, que dice tener “esperanzas” porque “la jueza Servini es una persona seria y empecinada, que cuando comienza algo llega hasta el final. Y me da la impresión de que cuantos más obstáculos le ponen, ella más se aferra a su manera de hacer las cosas”. Después de que la abogada de los Baena viajara a Argentina, las presiones del Gobierno español le impidieron realizar una entrevista con Servini vía video conferencia. Sin embargo, está previsto que la jueza viaje a España en los próximos meses para realizar los contactos pendientes, entre ellos, el de los Baena.

Sobre la mesa, un amplio y documentado conjunto de iregularidades en el juicio que determinó la culpabilidad de Xosé Humberto, excesivas incluso para un tribunal franquista. Flor Baena define la ejecución de su hermano como un “asesinato de Estado” y denuncia que “la sentencia estaba dictada de antemano”. “No aceptaron pruebas de testigos presenciales, pruebas de balística, todas las pruebas que no coincidían con su visión no se pudieron presentar”, añade. “Pero no quieren reabrir el proceso” -dice- “Mientras no mueran los que estaban antes, y sus familiares, no se va a hacer justicia. A lo mejor ellos ya no están en el poder, pero están sus hijos o sobrinos”.

Flor Baena repite que “nosotros no queremos que ante la historia Humberto quede como un asesino. Queremos que quede como lo que es, como un asesinado, que es completamente distinto”. Y relata que “en la media hora previa a que lo matasen, de seis y media a siete de la mañana, cuando mi padre y mi hermano mayor pudieron estar con él, Humberto les pidió que 'el día de mañana cuando los hijos de mi hermana sean grandes, que les cuenten la verdad, que no se avergüencen de mí'”. “Al mes siguiente mi padre escribió una carta muy larga, en la que explicaba todo lo que había pasado. Y eso quedó certificado para mis hijos. Y ellos no vieron esa carta hasta que cumplieron 18 años”, añade. Y concluye: “Queremos cumplir con su voluntad, queremos que todo el mundo sepa que fue inocente”.

“Que se sepa la verdad”

En su búsqueda de la verdad, Flor Baena entró en contacto con la familia del policía muerto en 1975 y de cuyo asesinato culparon a Xosé Humberto, para que participara en el documental Septiembre del 75. “No quisieron participar”-dice- “Y no lo entiendo. Si ellos querían justicia para él, pues no se hizo justicia, porque su asesino no fue condenado, hay un culpable libre. Deberían buscar la justicia y la verdad”.

También les pidió en varias ocasiones a algunos de los compañeros de Xosé Humberto en el FRAP (algunos condenados también a muerte e indultados, como Vladimiro Fernandez Tovar, Manuel Blanco Chivite o Pablo Mayoral) que hicieran público todo lo que supiesen sobre el caso.

Un día de homenaje y recuerdo

Este sábado 27, a las 18 horas, el cementerio vigués de Pereiró acogerá como todos los años un homenaje a Xosé Humberto Baena. Flor dice que estos homenajes resultan “gratificantes” y un “apoyo importante para la familia”. “Tengo que decir, en honor de sus compañeros, personas que no lo conocían en muchos casos, que todos los años acuden al homenaje en Pereiró. Llevan flores, banderas, cantan la Internacional. Y siempre se acuerdan de él. Cuando después de 39 años se siguen acordando de él, creo que es por algo”, afirma.

Sin embargo, el aniversario de su muerte es una fecha necesariamente dolorosa, como reconoce: “Cada vez que tengo que andar de nuevo con sus papeles, con sus cartas, lo paso mal. Es una herida que está ahí, solapada, y que siempre se vuelve a abrir. No pudimos cerrarla”. “Nos lo robaron. Incluso lo enterraron sin estar nosotros presentes. Mi familia no volvió a ser nunca la misma desde la muerte de mi hermano. Mi madre no volvió a cantar, y cantaba muy bien”, añade.

“Yo no sé se lograré que se sepa la verdad”, dice Flor. “Murió mi padre, murió mi madre, y a lo mejor muero yo antes, pero yo le he encomendado a mi hija, que es muy luchadora, que continúe con este trabajo. Siempre le digo que siga adelante, hasta que lo consigamos”. “Les escribí a muchos políticos, jueces, a muchas personas, pidiéndoles que dejaran reabrir el caso. La vicepresidenta Fernández de la Vega me respondió diciendo que me entendía, que había sido una injusticia, y me ofrecía enviarme un documento en el que acreditara eso de forma privada. Y yo le dije que privado no quería nada”, dice. Y concluye: “Yo ya sé que mi hermano era inocente, toda la familia lo sabemos, no necesito verlo en un papel. Pero sí quiero que al igual que en aquel momento todos los medios de comunicación dijeron que mi hermano era un asesino, que ahora digan todos que fue un asesinado”.

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