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Argentina, tras la victoria del ultra Milei: ¿y ahora qué?

Javier Milei y miembros de La Libertad Avanza en un centro comercial en Buenos Aires el 6 de agosto.

Sebastián Lacunza

Buenos Aires (Argentina) —
18 de agosto de 2023 22:16 h

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“¿Lo podés creer?” Esta pregunta retórica recorre conversaciones entre argentinos con alguna afinidad progresista, peronista, de izquierda o liberal. Alusiones a pesadillas, ironías lacerantes y explicaciones inagotables se cruzan entre quienes intentan abordar la victoria del ultra Javier Milei en las elecciones primarias del domingo pasado.

Las dos principales coaliciones, la gobernante de centroizquierda Unión por la Patria y la conservadora Juntos por el Cambio, quedaron desconcertadas por el inesperado resultado. Sus líderes alternaron los días poselectorales entre el silencio y el rumbo errático, aunque no tienen tiempo que perder porque las elecciones presidenciales son el 22 de octubre.

Milei se declaró “listo para asumir mañana”. En todo caso, su victoria fue en primarias y todavía queda carrera hasta los comicios, que contemplan dos vueltas. Desde el lunes el candidato de La Libertad Avanza, receptor de 30% de los votos frente a 28% de la suma de los aspirantes de Juntos por el Cambio y 27% de los de Unión por la Patria, comenzó una gira televisiva para explayarse sobre sus propuestas. Hay seis canales en Buenos Aires, territorio que fue muy propicio para el ascenso del ultra, pero que se había tornado algo ríspido en los últimos días de campaña en favor de los candidatos de Juntos por el Cambio. Con la victoria en la mano, las pantallas se reabrieron para Milei.

Planes de Gobierno

El candidato libertario aprovechó una de las entrevistas de esta semana para lanzar la idea de que va a cerrar el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. “Que se ganen la plata sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad y mejor precio, como hace la gente de bien. ¿Qué productividad tienen?”, dijo.

Ante la esperable reacción de la comunidad científica de uno de los sistemas de investigación más importantes de América Latina, las redes sociales y los tertulianos televisivos afines a Milei citaron artículos que se mofaban de títulos de tesis doctorales y que ya habían sido utilizados durante el Gobierno del conservador Mauricio Macri como argumento para recortar ayudas públicas.

Lejos de restarle votos, cuanto más incendiaria sea la propuesta, mayor apoyo parece cosechar Milei: instala el tema y pone a todo el mundo a debatir en torno a él. En el pasado, propuso la libre comercialización de órganos humanos y niños. Eso pareció tocar un límite, pero no impidió una victoria inédita en las primarias para un candidato de su perfil.

Milei sabe frenar a tiempo. Consultado sobre si el recorte masivo de gastos incluiría los subsidios a la Iglesia católica y a los colegios concertados bajo su órbita, respondió que no porque están garantizados por la Constitución. En realidad, gran parte de las propuestas de La Libertad Avanza chocan con el ordenamiento jurídico argentino: por ejemplo, también anunció que someterá a plebiscito el derecho al aborto, pese a que la Constitución impide esa instancia en materia de derecho penal.

Dolarización y volatilidad

Milei ha acelerado el proyecto de dolarización, buque insignia de su eventual futuro gobierno. Convocó nombres a su equipo y esbozó pocos detalles. La propuesta de Milei es eliminar al peso en cuestión de meses, lo que supone que los depósitos bancarios y pasivos del Banco Central en moneda argentina pasarían a tener un valor en dólares mediante algún instrumento financiero, cuya paridad es un misterio. Voces de economistas de todo el espectro alertan de un posible descalabro.

“Dolarizar la economía argentina de un día para el otro es casi imposible porque el Banco Central no tiene dólares”, comenta a BBC Mundo Sebastián Menescaldi, director asociado de la consultora EcoGo.

De hecho, el Banco Central lucha hace años con la escasez de dólares en sus arcas, acaso el principal problema que lastró al Gobierno de Macri y que tiene con la soga al cuello al peronista Alberto Fernández. Para llevar a cabo la conversión que propone Milei, una devaluación abismal licuaría los ingresos de aquellos que ganan en pesos, es decir, casi la totalidad de los trabajadores y jubilados, y las empresas que no exportan.

“La dolarización es impracticable”, dice a BBC Mundo Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica. “No es posible dolarizar la economía argentina como propone Milei”, insiste.

Estos debates, de hecho, han aumentado la volatilidad financiera en los últimos días. Si el peso podría perder su valor de uso en unos meses, se acelera el incentivo para deshacerse de él.

El lunes, en lo que pareció ser una respuesta preventiva ante el triunfo de Milei, el ministro de Economía y candidato presidencial peronista, Sergio Massa, devaluó un 18% el peso oficial, que se utiliza para el comercio exterior. Luego aclaró que fue parte del último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional a cambio de los giros previstos.

El papel electoral del FMI sigue siendo relevante. Al Gobierno peronista de centroizquierda, le solicita ajustes y depreciar la peso para aprobar desembolsos de refinanciación, lo contrario de la actidud de 2018, cuando conceció 44.500 millones de dólares al conservador Mauricio Macri, en el mayor préstamo de la historia del organismo. Entretanto, el FMI mantuvo una reunión con el equipo económico de Milei este viernes, de la que se llevó promesas de recortes masivos y acelerados en lo que el ultraderechista define como “áreas politicas”.

La devaluación pareció ser inocua para el objetivo de calmar la especulación y rápidamente comenzó una escalada de precios, mientras los dólares paralelos (en teoría, ilegales) se disparaban. En esas condiciones, con la inflación apuntando a los dos dígitos en agosto, Massa afronta una dura carrera electoral hasta octubre.

Reacción de empresarios

Muchos empresarios coinciden con los objetivos de Milei, pero también temen la inestabilidad y el conflicto social que pueden llegar con el candidato.

“Él no es el candidato del establishment. No hace falta hacer una investigación de dos años para escribir un libro y darse cuenta de que tiene un desequilibrio fuerte. Les genera desconfianza”, dice a elDiario.es Juan Luis González, autor de El Loco, la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina (Planeta, 2023).

En cualquier caso, otros empresarios mostraron su apoyo a Milei tras el resultado.

Marcos Galperín, principal accionista de la empresa de comercio online Mercado Libre con valor de mercado estimado en 100.000 millones de dólares, tuiteó el lunes, tras el salto de Milei: “Democracia + Capitalismo + 20 años es lo que necesita Argentina. Ojalá se dé”. El empresario también se dedicó a hostigar en redes a periodistas y políticos que critican a Milei o Macri.

El hombre de negocios más próximo al candidato victorioso es Eduardo Eurnekián, una de las máximas fortunas de Argentina, con activos en hidrocarburos, medios, agro y microchips, y la concesión de aeropuertos en América Latina, Italia y Armenia.

Milei fue economista jefe de una de las empresas de Eurnekián agrupadas en Corporación América pero, además, según el libro El Loco, fue su ariete televisivo para cuestionar a Macri en medio de una tensa negociación con el Estado para la renovación de la concesión de los aeropuertos. “Más que su empleador, fue el hombre que le inculcó a Milei la visión que tiene del empresariado argentino”, dijo González.

Esta semana comenzaron a circular nombres de probables integrantes de un posible Gobierno de Milei que provienen de Corporación América. Por lo pronto, el recaudador de la campaña de La Libertad Avanza, Nicolás Posse, debió dejar temporariamente el puesto como alto ejecutivo de Aeropuertos 2000, una empresa del grupo.

Las apuesta de las grandes corporaciones en estas elecciones estaba clara: Juntos por el Cambio y, en particular, Horacio Rodríguez Larreta, el alcalde de Buenos Aires. El fracaso fue doble, porque la coalición conservadora estuvo bastante por debajo de lo esperado, y porque Rodríguez Larreta sufrió una derrota abultada tras haber gastado una fortuna en su candidatura.

La ganadora de las primarias de Juntos por el Cambio fue la exministra de Seguridad Patricia Bullrich. Su victoria resultó agridulce por la cuesta que ahora le toca remontar hasta octubre.

Esta experonista revolucionaria había girado a la derecha con la esperanza de capturar votos de Milei en la primera o en la segunda vuelta. Con la sorpresa del resultado, la candidata insistió en mostrar sintonía con quien pasó a ser su competidor directo. Recibió una ácida respuesta de Milei: “Teniendo para elegir al mismo precio la marca de primera y la marca falsa cinco veces inferior en calidad, comprás la primera marca. Bullrich es menos que mi segunda marca”.

Sin margen para buscar votos por derecha porque ya los tiene Milei, Bullrich busca reinventarse en dos meses. Ni siquiera tiene asegurado el apoyo de quienes sostuvieron a Rodríguez Larreta en las primarias tras una campaña extenuante que terminó desgastando a ambos.

El expresidente Macri es una excepción en el desconcierto en Juntos por el Cambio. “Viví el domingo con alegría, de fiesta”, admitió. “Este final del populismo lo soñé varias veces”, dijo. Según su interpretación, los votos de Bullrich y de Milei suman, pero no puede ocultar su mayor sintonía el segundo. La ambigüedad del expresidente entre ambas candidaturas daña a Bullrich, que aspiraba a ser la portadora de la carta genuina del macrismo.

El peronismo

La paridad del resultado, en el que las tres principales ofertas electorales quedaron en un rango de tres puntos porcentuales, eximió a la alianza peronista de verse en tierra arrasada. Con Bullrich y Milei compitiendo por el mismo electorado de cara a las presidenciales del 22 de octubre, Massa tendría opciones de llegar a una segunda vuelta, si logra sumar a votantes de partidos peronistas y de izquierda menores, que no superaron el umbral de 1,5% en las primarias.

El mapa del voto muestra que los apoyos al partido de Milei se concentran más en tradicionales bastiones peronistas en las afueras de las grandes ciudades, pero hay variaciones. El ultra fue el más votado en provincias con alto empleo estatal y en ciudades con diversidad económica. La Libertad Avanza mermó los votos al peronismo, pero parece haber restado más apoyos a Juntos por el Cambio.

Massa, un pragmático, intenta movilizar a sectores socioeconómicos de tradición peronista que se abstuvieron en las primarias, pero apenas tiene herramientas porque se trata de la población más dañada por la inflación, ahora disparada por la devaluación, mientras el FMI presiona para recortar más el gasto público.

El presidente Fernández da señales de tener su capital político prácticamente agotado y no logra sacar provecho de logros en estadísticas de crecimiento, desigualdad y obra pública. La hostilidad de Cristina Kirchner fue tan persistente y demoledora durante tres años y el presidente demostró tan poca capacidad de respuesta, que a Massa le compensa más la ausencia que la presencia de Fernández.

Kirchner, quien conserva cierto liderazgo en sectores humildes y progresistas, también tiene un margen de acción estrecho. Massa está aplicando el plan del FMI a rajatabla, motivo para que la vicepresidenta procure alejarse todo lo posible de tan deslucido final de su carrera.

Muchos acusan al peronismo de haber intentado brindar un estado de bienestar a la europea sin los recursos para hacerlo, y esa práctica, aunque generó fricciones y desequilibrios, le dio frutos electorales durante décadas. Si parte de esa lógica sigue en pie o hay que dar vuelta la página, se comprobará en dos meses.

Expresión de ira

Jonathan Morel, un joven carpintero, hoy desocupado, asegura que casi la totalidad de las personas con las que interactúa votaron a Milei, como él, y que quienes prefieren otras opciones “pueden recibir insultos” y, entonces, prefieren guardar cautela.

No es cualquier joven. Está procesado por “instigación a la violencia colectiva” tras haber amenazado con “prender fuego” a dos legisladoras, “poner una bomba en Casa Rosada” y “tirar agua hirviendo” a kirchneristas. Todas esas frases fueron, según su versión, expresiones de arrebato que no tenían por finalidad ejercer la violencia real.

Su nombre saltó a la fama tras haberse manifestado frente a la Casa Rosada con antorchas y guillotinas de madera en la presentación del grupo Revolución Federal, de tendencia ultraderechista. Después del intento de magnicidio contra Kirchner el año pasado, Morel fue detenido unos días cuando se comprobó que quien apretó el gatillo del arma de la que no salió el disparo y su cómplice habían concurrido a la manifestación violenta de Revolución Federal. Este grupo nació con el objetivo de que “los kirchneristas tengan miedo de ser kirchneristas”, algo que Morel también explicó como retórico.

El joven cree que sindicatos y organizaciones sociales llevarán a cabo protestas durante un eventual Gobierno de Milei. “A nosotros nos callaron y nos metieron en cana (presos). Así como nos estamos bancando (soportando) estos cuatro años del peor Gobierno de la historia, espero que los otros hagan lo mismo”, dice a elDiario.es. “Más vale que no tiren una sola piedra, va a haber quilombo con los sindicalistas y las militancias. Veremos cómo responde la gente. Yo les recomendaría que se la banquen”, advierte.

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