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ELECCIONES EN BRASIL

“Desequilibrado” y “bandido”, el cruce de agravios en el último debate entre Lula y Bolsonaro

Jair Bolsonaro, en el debate por el balotaje con Lula en Brasil

Eleonora Gosman

San Pablo —
29 de octubre de 2022 10:36 h

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Desde su llegada al estudio de la TV Globo en Jacarepaguá, zona oeste de Río de Janeiro, el presidente brasileño, Jair Messias Bolsonaro, se mostró con un perfil contenido, poco amigable pero cortés. La periodista que lo aguardaba le hizo la pregunta de rigor: “¿Qué espera de este debate?”. El mandatario se limitó a responder, con fría cortesía: “Solo quiero poner en evidencia las mentiras del otro lado”. Se refería así a su adversario, Lula da Silva, pero tuvo el cuidado de evitar los insultos de debates anteriores. 

Junto a sus dos asesores de campaña, Fabio Wajngarten y el ministro de Comunicaciones, Fabio Faria, a Bolsonaro lo acompañaba también el aliado íntimo más reciente: el exjuez Sergio Moro, el instructor del caso Lava Jato que condenó a Lula y luego aceptó el Ministerio de Justicia durante el primer año del gobierno bolsonarista. En abril de 2020 renunció al puesto, disgustado con la manipulación de la Policía Federal ejercida en aquel momento por el jefe de Estado. Ahora ha retornado al redil y desde el debate anterior no abandona a su jefe ni por un momento. En los medios especulan que la presencia del exmagistrado podría ejercer un influjo negativo en Lula. 

El exmandatario, que gobernó entre 2003 y 2010, se presentó en los estudios 15 minutos después. Acudió acompañado por su candidato a vicepresidente, Geraldo Alkmin; su mujer, Janja; y sus dos aliadas más recientes: la senadora y candidata en la primera vuelta Simone Tebet y la diputada Marina Silva. Lula exhibió, en el momento de ingresar en la emisora, una imagen al más puro estilo presidencial, vestido con un elegante traje azul y pulcramente peinado. “¿Cuál es el mensaje que quiere dejar en este debate?”, le preguntó la prensa. “El primer mensaje es que el pueblo brasileño tenga esperanza y concurra a votar. Y el segundo es demostrarle que este país tiene un futuro si es bien gobernado. Yo goberné Brasil en una época en que llegó a ser la sexta potencia económica mundial. Quiero restablecer eso”, contestó.

El postulante Bolsonaro recibió poco antes del inicio formal un mensaje de “buenos deseos” del expresidente de Estados Unidos Donald Trump. En Twitter, y para el mundo, el conservador del Partido Republicano escribió: “Este domingo es un gran día para Brasil y para el mundo. Un gran líder muy respetado que además es un hombre con gran corazón, el presidente Jair Bolsonaro, concurre a su reelección. Su adversario Lulu (sic) es un lunático de la izquierda radical que puede destruir su país”.

Tanto el inquilino de Planalto como su entorno hubieran deseado postergar la fecha de esta segunda vuelta para que se produjeran después de las elecciones de segundo término de Estados Unidos. En el entorno de políticos bolsonaristas juzgan que el “trumpismo” tiene todas las posibilidades de triunfar el 8 de noviembre; por eso especulaban que si se prorrogaba la segunda vuelta para después de esa victoria, lograrían el impulso que hoy, estiman, les falta para conseguir el trofeo de la reelección. 

Bolsonaro siguió el mismo script de debates anteriores. Insistió en que la Corte Suprema (Supremo Tribunal Federal, STF) había anulado todos los juicios contra Lula porque el exmandatario “tiene un amigo en el Supremo Tribunal Federal”. Insistió: “Lula, no fuiste absuelto. Solo te absolvió [William] Bonner”, dijo en referencia al presentador de la TV Globo encargado de conducir el debate. “Él es quien va a repetir aquí que vos fuiste absuelto”, insistió. Y agregó: “Creo que Bonner va a ser indicado en un posible gobierno tuyo para ser ministro del STF. Vos fuiste declarado inocente por un amigo tuyo. No eres más que un bandido”. 

El líder petista no vaciló en replicar: “Mi adversario está desequilibrado. Estoy diciendo que el único mentiroso aquí es el presidente Bolsonaro, que ha mentido 6,498 veces [a través fake news] y solo en los programas publicitarios de televisión hemos conseguido 60 derechos a respuesta por sus mentiras”. Lula optó deliberadamente, tras los ataques, por no aproximarse a Bolsonaro cuando le reclamó, con maneras condescendientes, que se quedara a su lado. “No quiero estar cerca de vos”, le replicó el exmandatario.

Lo que debía ser una confrontación de proyectos se transformó, así, en una exhibición de agresiones personales motorizadas, especialmente por Bolsonaro. Roberto Toledo, uno de los analistas convocados por la emisora televisiva, evaluó que Lula había ganado en los dos primeros bloques. Thais Oyama, una columnista que sigue desde hace tiempo las elecciones en Brasil, juzgó que el debate “se convirtió en algo casi infantil, con uno acusando al otro de mentiroso”. “Pero Lula ganó”, dijo. En consonancia, el experto Alberto Bombig juzgó que hubo “ni ideas ni propuestas”: “Es un diálogo de sordos, pero a Bolsonaro se lo ve más nervioso; quedó visiblemente más perdido”.

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