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Con un discurso de guerra, Milei llamó a un pacto para coronar la agenda ultra

El presidente de Argentina, Javier Milei, llega al palacio legislativo argentino para inaugurar las sesiones ordinarias, el 1 de marzo de 2024.

Sebastián Lacunza

Buenos Aires —

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En el discurso de mayor relevancia institucional del año en Argentina, el ultra Javier Milei profirió ofensas y acusaciones de grueso calibre contra diputados, senadores y gobernadores que lo escuchaban. Como marca la Constitución para el 1 de marzo, el presidente argentino inauguró este viernes las sesiones ordinarias del Congreso y guardó para el tramo final de su texto una convocatoria a un pacto para establecer “diez principios de un nuevo orden económico”.

La maniobra de incluir una estrategia agraviante, a tono con su estilo habitual, y una oferta de acuerdo a gobernadores, expresidentes y jefes de los principales partidos políticos era la carta que Milei y su entorno guardaban bajo siete llaves en la semana previa. El presidente y los medios afines se habían ocupado de calentar el ambiente con anticipos de que el discurso contendría sorpresas y sería “histórico”, sin revelar indicios.

Milei dividió su discurso en tres tramos. Primero se dedicó a repetir las cifras que había disparado a repetición desde el acto de asunción, el 10 de diciembre pasado, con la presencia del rey Felipe VI y Santiago Abascal, entre otros extranjeros. El presidente argentino citó índices de inflación, pobreza, estancamiento y déficit fiscal con cifras disparatadas o arbitrarias, que cuesta dilucidar de dónde surgen.

Baile de cifras

El jefe de Estado se atajó ante quienes critican sus balances por “fantasiosos”. “Entiendo que algunos políticos suman con dificultad, salvo que se trate de la propia”, dijo mirando a la concurrencia, que incluía gran parte de los 257 diputados y 72 senadores, una decena de gobernadores, los cuatro jueces de la Corte Suprema y miembros del gabinete.

El balance del padre de cuatro perros y de un quinto fallecido al que considera vivo incluyó la celebración de la inflación, que, tras dispararse por la devaluación implementada por el economista, se encontraría supuestamente en descenso, al alcanzar 25,5% en diciembre, 20,6% en enero y probablemente 15% en febrero, cifras de las más altas del mundo, pero que él entiende como un logro porque se despegan del 15.000% anual que había previsto. También se vanaglorió de que un déficit fiscal de 17% (otro porcentaje misterioso) se transformó en superávit en enero, y de la moderada recuperación de las reservas en el Banco Central, “éxitos” que, incluso en la mirada de economistas afines, son a todas luces precarios.

'La mayoría de los políticos como muchos de ustedes son ricos', dijo Milei a diputados y senadores

En el segundo capítulo, el del ataque, Milei puso en juego varios misiles. “De ser el país más rico del mundo (otra estadística falsa) cuando abrazamos las ideas de la libertad, (pasamos) a ser un país donde seis de cada diez argentinos son pobres (un número no comparable con los países de América Latina, que miden la pobreza de otra forma), mientras la mayoría de los políticos como muchos de ustedes son ricos”, dijo el mandatario.

“Si eligen el camino de la confrontación se encontrarán con un animal muy distinto al que están acostumbrados… Si lo que buscan es el conflicto, conflicto tendrán”, descerrajó.

Hubo más: “Vinimos a enarbolar las banderas de la libertad, con plena conciencia de que íbamos a tener que pagar los costos de la fiesta obscena que muchos de ustedes realizaron”.

Entusiasmo de los propios

Cada una de estas proclamas era celebrada con efusividad en las gradas, pobladas por jóvenes ultraderechistas, y, desde las bancas, por los 40 diputados y siete senadores de la Libertad Avanza, el partido gobernante.

La extarotista Karina Milei —plenipotenciaria en la Casa Rosada— y los ministros que provienen del emporio Corporación América y del sector más aguerrido de la alianza conservadora Juntos por el Cambio (JxC) también exhibieron gran entusiasmo. Por momentos, se prendían unos 40 diputados y seis senadores de PRO, el partido derechista de JxC fundado por el expresidente conservador Mauricio Macri.

El resto —las bancadas peronistas, de izquierda, provinciales, disidentes peronistas y de la centroderechista Unión Cívica Radical— permanecieron mayormente en silencio. Los más opositores portaban carteles que fueron ocultados de la transmisión televisiva, que se limitó a enfocar a los oficialistas. En las inmediaciones del Congreso, una nutrida concurrencia del Frente de Izquierda, sindicatos y organizaciones participaron de una protesta, pero su presencia también fue excluida de la cadena nacional.

Dosis negacionista

Uno los momentos de mayor estruendo de La Libertad Avanza fue cuando Milei dijo que los muertos por el coronavirus podrían haber sido 30.000 en lugar de 130.000, otra cifra de la que no da sustento. “Serían 30.000 de verdad”, remarcó el presidente, como forma de desprecio a la cifra de desaparecidos por la última dictadura (1976-1983). La negacionista Victoria Villarruel, vicepresidenta y presidenta del Senado, rio con satisfacción.

Milei apuntó a algunos nombres en particular, a quienes denominó los “Jinetes del fracaso”: el excandidato peronista a la presidencia Sergio Massa, el sindicalista camionero Pablo Moyano, el líder de organizaciones sociales Juan Grabois, el diputado peronista Máximo Kirchner y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, “responsable de uno de los peores gobiernos de la historia”.

Una realidad social agobiante, que en apenas 82 días, hizo perder cerca de 20% del poder adquisitivo de los salarios, mientras crece el desempleo y se desmoronan barrios carenciados, interferirá en la convocatoria al pacto que propone Milei.

El tercer tramo del discurso de Milei, el de la oferta del pacto, incluyó diez principios, algunos de los cuales son cuestiones genéricas que podrían lograr consenso, como el equilibrio fiscal y la inviolabilidad de la propiedad privada, pero otras prenuncian disidencias importantes, como una drástica reducción del gasto público desde cerca de 36% al 25% del PIB, junto con una rebaja impositiva, la apertura irrestricta del comercio exterior y reformas laborales y de jubilaciones.

Milei se ocupó de iluminar la hipótesis del fracaso del pretencioso pacto que sería firmado el 25 de mayo, uno de los dos días en que se celebra la Independencia argentina, en la provincia de Córdoba. “Debo ser honesto en decirles que no tengo demasiadas esperanzas de que tomen este camino. Creo que la corrupción, la mezquindad y el egoísmo están demasiado extendidos”, dijo.

Si el presidente es realmente pesimista sobre el “Pacto de Mayo”, tiene motivos de sobra. La discusión en los tres meses que quedan hasta la supuesta firma se verá agitada por proyectos de ley “anticasta” que el ultra enviará al Congreso y por una realidad social agobiante, que en apenas 82 días, hizo perder cerca de 20% del poder adquisitivo de los salarios, mientras crece el desempleo y se desmoronan instituciones y barrios carenciados.

Cientos de pacientes de enfermedades graves y familias que se alimentan en comedores populares (unos 4 millones de personas, 10% de la población argentina) vieron la asistencia interrumpida o disminuida desde diciembre, pero Milei casi no abordó la cuestión social. Por el contrario, el economista anarcolibertario eligió a los sindicatos como un blanco predilecto, a las puertas de un conflicto nacional con los docentes. Con una inflación de 70% en tres meses y perspectivas similares hasta mitad de año, el Gobierno de Milei ofrece aumentos para los presupuestos educativos, universitarios, científicos y de salud que van desde cero a un tercio de ese porcentaje.

La sombra de la jubilación privada

El presidente dijo que enviaría proyectos de leyes para restaurar los fondos de jubilación privada que reemplacen o cohabiten con el sistema solidario vigente.

Las administradoras de fondos de pensión y jubilación (AFJP) rigieron en Argentina entre 1993 y 2008 y generaron un agujero económico grave en el fisco, además una enorme disparidad en las jubilaciones, algunas de ellas de miseria. Dieciséis años atrás, la estatización reparó el sistema, universalizó los haberes para todos los mayores de 65 y otorgó las jubilaciones más altas de América Latina hasta 2015. Ahora, con tras una década de crisis, son una de las más bajas.

El paquete “anticasta” que Milei prometió enviar al Congreso incluye una reforma laboral que el ultraderechista intentó filtrar en un gigantesco decreto de necesidad y urgencia (DNU), que modificaba y anulaba unas 300 leyes, y el proyecto ómnibus, que hacía lo propio con otras 600. El DNU está en buena medida desarticulado por los tribunales y podría ser rechazado en los próximos días por el Congreso. En tanto, la ley ómnibus fracasó en el Diputados, lo que valió que Milei llamara “traidores”, “corruptos”, “lacras” y buscadores de “coimas” (sobornos) a los legisladores que eran de la oposición amigable y objetaron algunos artículos puntuales.

También formaban parte de la ley ómnibus una reforma que despenaliza las ejecuciones en “legítima defensa” o de “gatillo fácil” policial y el cierre de la agencia Télam. Ambas iniciativas serán retomadas en lo inmediato, dijo Milei en la noche del viernes.

La agencia Télam, con 78 años de existencia, más de 700 empleados, corresponsalías en todas las provincias y en un puñado de países, emitió un cable sobre su inminente desaparición. “Saluden a Telam que se va”, tuiteó el vocero presidencial Manuel Adorni.

Milei incluyó una condición para el pacto que, más que de fundación de un nuevo orden, parece de rendición. Antes del supuesto acuerdo en Córdoba, el Congreso debería aprobar la ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, nombre del proyecto “ómnibus” de 600 artículos. El “nido de ratas”, como el ultra llamó al Congreso, debatió el proyecto en jornadas extenuantes, y el Gobierno lo retiró cuando una mayoría, tras haber aprobado el texto en general, rechazó algunos artículos, el 7 de febrero pasado. Ahora, tras el río de insultos proferido a lo largo del último mes, se supone que los diputados deberían ponerse de acuerdo.

Asfixia de las provincias, la carta del ultra

De todas formas, Milei abrió una hendija para volver a formar la mayoría parlamentaria que lo acompañó las primeras semanas. Su punto más fuerte es que sigue teniendo índices de aprobación de entre 40% y 56%, según las diferentes encuestadoras. Para los números de los políticos argentinos, el apoyo es alto. Los gobernadores y legisladores de la UCR y del peronismo disidente enfrentan el problema de que su electorado votó por Milei en el balotaje de noviembre. Ello lleva a situaciones absurdas como que Milei los acuse de “coimeros” y “ladrones”, en especial a políticos de la UCR, y éstos bajen el tono y se declaren dispuestos a colaborar.

Al terminar el discurso del presidente, los gobernadores de Córdoba, el peronista disidente Martín Llaryora, y de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, ambos aludidos como “traidores” por Milei, se declararon dispuestos a discutir los términos del “pacto”. El expresidente Mauricio Macri —hoy uno de los aliados más firmes libertarios— mostró coincidencia plena, como varios dirigentes del PRO. Unos pocos peronistas de provincias urgidas por el bloqueo de fondos de la Casa Rosada también se plegaron.

Milei tiene una carta fundamental para forzar adhesiones. Los recortes que implementó incluyeron transferencias a las provincias, tanto las que corresponden por ley de distribución de impuestos como las “discrecionales”. Muchas de ellas quedaron en rojo y tienen dificultades para solventar servicios básicos y pagar los sueldos. El mandatario se mostró abierto a dar un “alivio” a los gobernadores si firman el Pacto de Mayo.

El grueso del peronismo, los sindicatos y la izquierda no acudirán a la cita, casi con seguridad, pero si la oposición real se circunscribe a ellos, Milei puede avanzar con sus reformas en el Congreso.

En cualquier caso, el Gobierno extremista debería desoír la exaltación de los canales televisivos de los grupos Clarín y La Nación, los dos de mayor peso del país, porque lo podrían llevar a sobreestimar su potencialidad. “Sensacional”, “impresionante”, “un discurso fundacional de un estadista como no tengo memoria”, “histórico” fueron algunas de las evaluaciones de las pantallas La Nación + y Todo Noticias no bien Milei comenzó a saludar a los suyos.  

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