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La Iglesia portuguesa crea un grupo de apoyo a las víctimas de abusos sexuales tras registrar 4.815 casos

El coordinador de la comisión para estudiar los abusos cometidos en la Iglesia en Portugal, Pedro Strecht (tercero por la izquierda), en una rueda de prensa en febrero junto a otros miembros en Lisboa.

Ruben Martins

Lisboa —

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La Iglesia católica portuguesa ha presentado este miércoles el grupo encargado de dar seguimiento a los casos de abusos sexuales a menores tras las críticas recibidas por la actitud de algunos obispos durante el proceso de investigación de casos que, durante décadas, han salpicado la actuación de la Iglesia. La psicóloga Rute Agulhas ha sido la elegida para coordinar el grupo temporal de seguimiento, cuyo objetivo es acompañar a las víctimas y evitar que surjan nuevos casos.

El 13 de febrero, tras la presentación del informe de la comisión independiente para el estudio de los abusos sexuales a menores en la Iglesia católica portuguesa, los números de teléfono que servían de líneas seguras para la denuncia de casos de abusos sexuales dejaron de ser atendidos y los correos electrónicos quedaron sin respuesta. La primera comisión que quiso “dar voz al silencio” contabilizó “al menos” 4.815 casos luego de validar 512 testimonios.

Buena parte de los sacerdotes que figuraban en la lista de abusadores ya han fallecido, pero ha habido indecisión por parte de la Iglesia a la hora de eliminar rápidamente el centenar de nombres de supuestos abusadores aún en activo que figuraban en el informe de la comisión independiente. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido con el obispo de Guarda, Manuel Felício, que en un primer momento decidió no apartar al sacerdote del municipio rural de Figueira de Castelo Rodrigo, sospechoso de abusar de un menor. El obispo Felício afirmó que no pensaba suspender al sacerdote sospechoso hasta que hubiera una acusación formal, pero acabó cediendo.

También el obispo de Beja, João Marcos, se vio obligado a comparecer públicamente para pedir perdón después de que dijera en una entrevista que los sacerdotes abusadores podían ser perdonados. “El perdón de Dios permite al abusador retomar su vida normal”, dijo inicialmente, pero luego se retractó diciendo que “no hay lugar para los abusadores en el sacerdocio”.

El grupo se llama Vita y está formado por profesionales del área de la psicología y una asistente social. Es un grupo autónomo independiente que pretende “establecer un trabajo de colaboración con la Iglesia portuguesa”, creando mecanismos de prevención y acompañamiento de los casos existentes, “prestando atención a las víctimas y a los agresores”. Los objetivos del grupo Vita son, en palabras de la coordinadora, “proteger y prevenir situaciones de abuso, actuando en las dimensiones de ”acogida, acompañamiento, formación e investigación“. Está previsto crear un manual para la prevención de casos de abusos sexuales, realizar sesiones de formación preventiva y escuchar a las víctimas. Los nuevos casos que se denuncien ante esta comisión se remitirán también a la vía judicial.

Durante la presentación de este miércoles, el presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, obispo José Ornelas, quiso señalar la “determinación de la Iglesia” para “tratar las secuelas del mal ocurrido y evitar que se repita”. Tras la denuncia de los casos, la iglesia portuguesa comenzó a pagar los gastos del tratamiento de “cerca de 30 víctimas de abusos sexuales”, según las cifras presentadas por el obispo Ornelas.

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