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Macron y Le Pen tratan de atraer a los indecisos en un debate bronco y agresivo

Los candidatos a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, Marine Le Pen y Emmanuel Macron.

Luis Miguel Pascual / EFE

París —

Los dos candidatos a la presidencia de Francia, Emmanuel Macron y Marine Le Pen, mantuvieron en la noche del miércoles un bronco debate televisado en el que se mostraron agresivos y críticos, a tres días de la segunda vuelta del domingo.

Nunca antes Francia había conocido un debate tan áspero entre los dos candidatos al Elíseo como el que mantuvieron Le Pen y Macron, neófitos ambos en la materia y que chocaron en sus políticas pero también en su dialéctica. Era la primera vez que una candidata de extrema derecha participaba en un cara a cara de la segunda vuelta de las presidenciales. En 2002, cuando Jean-Marie Le Pen superó la primera, su rival, el conservador Jacques Chirac, se negó a debatir con él.

Fue Le Pen, que los sondeos dan como perdedora, quien abrió las hostilidades nada más comenzar el debate, emitido por las dos principales cadenas del país y considerado como la última oportunidad de convencer a los indecisos de cara al decisivo sufragio del domingo. La candidata de la extrema derecha utilizó su primer turno de palabra para atacar directamente a Macron, a quien consideró “el candidato de las finanzas” y heredero del actual Gobierno, frente a ella, que se autodenominó como “la candidata del pueblo”.

Macron no rehuyó el cuerpo a cuerpo y sostuvo que Le Pen es la “heredera” del partido “xenófobo” fundado por su padre y de estar desde hace años en política. A partir de ahí, el debate fue trabado, con constantes cortes de palabra, bronco, sin ahorrarse insultos y descalificaciones.

Le Pen se esforzó en identificar a Macron con el fracaso de las políticas conducidas hasta ahora en Francia, aferrándose al hecho de que fue ministro de Economía entre 2014 y 2016. Pintó un panorama apocalíptico, acusó a la Unión Europea de impedir el desarrollo económico de Francia y propuso las recetas de patriotismo y nacionalización que ha defendido durante la campaña que le permitió llegar a la segunda vuelta 15 años después de su padre.

Macron consideró “irreales” sus propuestas y propuso reformar el país para hacerlo más competitivo, al tiempo que se comprometió a impulsar una Europa que proteja a sus ciudadanos.

Acusado de “arrogante” por Le Pen, el exministro entró en el combate dialéctico, que alcanzó sus máximas cotas de agresividad cuando hablaron de la lucha contra el terrorismo. La candidata ultraderechista acusó a Macron de “complacencia con el fundamentalismo islamista”, a lo que el liberal respondió que “nada desean más los yihadistas que la victoria de Le Pen”, porque, a su juicio, “buscan la radicalización y la guerra civil” a la que ella “lleva al país”.

En el proyecto europeo, Le Pen señaló que la salida de la UE ahorrará al país 9.000 millones de euros que devolverá a los franceses “porque les pertenecen a ellos”. Macron aseguró que la aportación de Francia a la UE es 3.000 millones de euros menor y que con la salida no se conseguiría su ahorro, como ponen de manifiesto las actuales negociaciones del Brexit entre la UE y el Reino Unido.

Para el exministro, la salida del euro provocaría una pérdida de competitividad de la economía francesa que incrementaría el déficit o la deuda del país. La ultraderechista aseguró que Macron está bajo el influjo de la canciller alemana, Angela Merkel, lo que le llevó a decir que, gane quien gane el próximo domingo, “una mujer dirigirá el país”: “O yo o Merkel”. Macron señaló que Le Pen es la candidata del presidente ruso, Vladimir Putin, a lo que ella replicó que “hay que ser equidistantes” entre Moscú y Washington.

Tras el debate, una encuesta difundida por el canal BFMTV dio a Macron ganador del debate con el 63% de los apoyos. Un 34% de los encuestados concedió la victoria a Le Pen. 

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