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The Guardian en español

Bruselas quiere reducir la “desproporcionada” cantidad de series y películas británicas vistas en la UE

Claire Foy y Matt Smith en 'The Crown'.

Daniel Boffey

Bruselas —

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La Unión Europea se prepara para reducir la cantidad “desproporcionada” de producciones de cine y televisión británicas que siguen viéndose en Europa después del Brexit, un golpe para la industria del entretenimiento del Reino Unido y para el “poder blando” que el país ejerce en el extranjero.

Impulsado por los 1.400 millones de libras esterlinas [en torno a 1.600 millones de euros] que recibe en concepto de derechos internacionales, el Reino Unido es el mayor productor europeo de programas de cine y televisión. Pero el dominio británico es percibido como una amenaza para la “diversidad cultural” de Europa, según se desprende de un documento interno de la UE al que ha accedido The Guardian.

Es probable que este tema se sume a los asuntos de máxima tensión en la relación entre la UE y el Reino Unido tras el abandono del mercado único y la unión aduanera. En la lista ya figuran las disputas por la venta de salchichas británicas en Irlanda del Norte y las licencias de pesca que a principios de 2021 terminaron con el despliegue en Jersey de patrulleras de la Marina Real británica.

Los privilegios de ser “obras europeas”

En esta ocasión, Bruselas tiene en la mira a la clasificación de series y películas de Reino Unido como “obras europeas”. Según la directiva europea de Servicios de Comunicación Audiovisual, una mayoría del tiempo de emisión de la televisión terrestre debe cubrirse con estos contenidos europeos. En plataformas de vídeo bajo demanda como Netflix y Amazon, el porcentaje mínimo para estos contenidos es del 30%. 

En países como Francia han ido más lejos, fijando una cuota mínima de un 60% de obras europeas en las plataformas y exigiendo que el 15% de los ingresos de estas plataformas se destine a la producción de obras audiovisuales y cinematográficas europeas.

Según un documento de la UE presentado el 8 de junio a diplomáticos, en el período post-Brexit se considera que incluir producciones británicas en las cuotas de contenido europeo está provocando una cantidad “desproporcionada” de programación británica en la televisión europea.

“La alta disponibilidad de producciones británicas en los servicios de televisión a la carta, así como los privilegios otorgados por su consideración como obras europeas, pueden provocar una presencia desproporcionada de producciones británicas dentro de la cuota europea de vídeo bajo demanda y dificultar que haya más variedad de obras europeas (incluidas las de países más pequeños o de lenguas menos habladas)”, dice el documento distribuido entre los Estados miembros. “Por tanto, la desproporción puede afectar al cumplimiento de los objetivos de promoción de obras europeas y de diversidad cultural, tal y como pretende la directiva de Servicios de Comunicación Audiovisual”.

La Comisión Europea ha recibido el encargo de analizar el riesgo que la programación británica representa para la “diversidad cultural” de la UE. Según fuentes diplomáticas, es un primer paso para poder actuar restringiendo los privilegios concedidos a las producciones del Reino Unido.

Downton Abbey y The Crown

Miembros destacados del sector audiovisual del Reino Unido han dicho que excluir a las producciones británicas de la definición de obras europeas llevará a una pérdida de cuota de mercado y afectará especialmente a las series británicas. En series como Downton Abbey y The Crown, la preventa de derechos internacionales es en muchas ocasiones la base financiera que permite su posterior producción.

Según Adam Minns, director de la Asociación de Radiodifusores Comerciales, “en géneros como las series de ficción, la venta de los derechos internacionales de propiedad intelectual se ha convertido en una parte crucial para pagar la producción de los programas británicos”. “Para la industria televisiva británica, perder el acceso a una parte sustancial de los mercados de la UE sería un golpe duro en toda la cadena de valor, desde los productores hasta las emisoras y los creativos”.

Durante el período 2019-2020, la venta de derechos internacionales a canales y plataformas supuso unos ingresos de unos 570 millones de euros para el sector de la producción televisiva británica, lo que convierte a la UE en el segundo mercado para el Reino Unido después del estadounidense.

La series británicas, más promocionadas

“La presencia desproporcionada de contenido del Reino Unido en la cuota europea de vídeo bajo demanda y los efectos sobre la circulación y promoción de obras europeas variadas”, se titula el documento de la UE filtrado por The Guardian. En él, se considera necesario que el bloque vuelva a evaluar la “presencia de producciones del Reino Unido tras el Brexit”.

“Las preocupaciones tienen que ver con la forma en que el Brexit va a afectar al sector de la producción audiovisual de la Unión Europea ya que, según el Observatorio Audiovisual Europeo, el Reino Unido es responsable de la mitad de las obras europeas en vídeo a la carta de Europa y las obras británicas son las que más promoción reciben en las plataformas, mientras que en el Reino Unido es donde menos promoción hay de contenidos de los Veintisiete”, dice el texto.

“Aunque para la Unión Europea el Reino Unido es ahora un país tercero, sus contenidos audiovisuales siguen siendo considerados como ‘obras europeas’ en la definición de la directiva, ya que esa definición sigue refiriéndose al Convenio Europeo sobre Televisión Transfronteriza del Consejo de Europa, del que el Reino Unido sigue siendo parte”.

A partir de enero

En el sector audiovisual de Reino Unido se temía desde hace tiempo que la UE intentara socavar el dominio británico en el mercado audiovisual tras el Brexit. El Gobierno del Reino Unido fue advertido en repetidas ocasiones del riesgo que corría la industria cinematográfica británica. Fuentes del sector dicen que la poca influencia que el Gobierno británico parecía tener sobre Bruselas en el tema hacía que considerasen inevitable una revaluación. Lo único que se preguntaban era cuándo.

Según fuentes de la UE, la iniciativa probablemente comience en enero, cuando Francia asume la presidencia rotatoria de la Unión, y contará con el respaldo de España, Grecia, Italia y Austria, entre otros países. Dentro de tres años hay programada una revisión de la directiva de la producción audiovisual. Los cambios, dicen las fuentes, podrían entrar en vigor en ese momento.

“El Reino Unido se enorgullece de tener una industria cinematográfica y televisiva de primer nivel que entretiene a espectadores de todo el mundo y a la que el gobierno ha apoyado durante toda la pandemia, también con el plan de reanudación del cine y la televisión”, dice un portavoz del Gobierno británico. “El estatus de obra europea sigue aplicándose a las obras audiovisuales creadas en el Reino Unido, ya que este país forma parte del Convenio Europeo sobre Televisión Transfronteriza del Consejo de Europa”.

Traducido por Francisco de Zárate

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