Por qué las teorías de la conspiración son imparables
Las mentiras se multiplicaron tan rápidamente que Cori Langdon no podía ni seguirles el paso. El vídeo de la masacre en Las Vegas filmado con el móvil de esta taxista comenzó a ser difundido masivamente por los conspiracionistas que lo usaban como “prueba” de que la matanza había sido orquestada por el gobierno y que Langdon era una “actriz”.
Langdon pensó que si YouTube y Facebook eliminaban ese contenido, dejarían de difundirse masivamente los ataques y las historias falsas. Pero la cosa no era tan simple.
Cuando el vídeo fue dado de baja en las redes, los conspiracionistas pensaron que eso era una prueba más de que Langdon estaba involucrada en el encubrimiento. Algunas personas le dijeron que estaban preocupadas de que la hubiera cazado el FBI.
“Eliminarlos avivó más el fuego”, dice Langdon, que recibía ataques en internet a la vez que otras personas la consideran una heroína por recoger pasajeros durante la matanza de Mandalay Bay en la que murieron 58 personas el pasado octubre. “Estos conspiracionistas aman las armas. Están paranoicos y alucinados”.
Este mes ha crecido la preocupación por los conspiracionistas que acosan a supervivientes de masacres, ya que los estudiantes que sobrevivieron a la matanza en un instituto de Florida se han convertido en fervientes activistas a favor de una reforma que controle el acceso a las armas de fuego, por lo que se han convertido en blanco del ciberacoso.
Google y Facebook han sido especialmente cuestionados por su papel en la difusión de historias falsas que argumentan que los estudiantes que sobrevivieron son supuestos actores contratados para promover las leyes a favor del control de las armas de fuego.
Los esfuerzos recientes para limitar las publicaciones ofensivas han dejado en evidencia el espinoso problema de la epidemia de las teorías de la conspiración modernas: censurar contenido puede reforzar y acentuar las falsas creencias y no es nada fácil hacer que los conspiracionistas cambien de idea. Algunos acaban recurriendo a plataformas alternativas.
Cuando las empresas de redes sociales eliminan contenido o los medios de comunicación convencionales difunden estas historias inventadas, pueden estar llevando al público a las páginas web donde se genera este tipo de contenido cuestionable.
Ese parece haber sido el caso de Infowars, una página web de derechas que ha alimentado las teorías sobre los “actores para crisis” y ahora se enfrenta a consecuencias en YouTube por ello. El presentador de radio Alex Jones, un conspiracionista y comentarista de extrema derecha, utilizó las restricciones de YouTube para generar interés en sus ataques a los estudiantes de Florida, presentando el tema como una cuestión de “libertad de expresión”.
“Si crees que las instituciones están conspirando, luego las denuncias y prohíben tu mensaje ¿cómo no creer que es todo parte de lo mismo?”, señala Joseph Uscinski, profesor de la Universidad de Miami y experto en teorías conspirativas. Si Jones e Infowars siguen siendo censurados por YouTube, añade, “sus seguidores se convencerán de que la teoría tiene algún fundamento”.
No existe una solución fácil, aunque muchas personas creen que YouTube y Facebook podrían mejorar la forma en que eliminan contenido que constituye acoso y hacer que sus algoritmos trabajen activamente para impedir que las noticias falsas se conviertan en virales.
¿La solución es eliminar sus cuentas en redes?
Infowars está a un paso de que YouTube lo elimine de la plataforma, aunque Jones tiene ya un largo historial de publicaciones ofensivas. Las más conocidas argumentaban que la masacre de Sandy Hook de 2012 en la que murieron 20 niños fue un montaje, una teoría que llevó a que amenazaran de muerte a los padres de los niños asesinados.
Si se quedasen fuera de la plataforma definitivamente, no queda claro si Jones pasaría a publicar directamente sus vídeos o si utilizaría una plataforma como PewTube, que fue creada por usuarios de la llamada “alt-right” (extrema derecha) que fueron eliminados por las plataformas convencionales.
En algunos casos, comentaristas radicales con muchos seguidores han intentado burlar los límites evitando las teorías conspirativas explícitas pero sembrando dudas sobre los supervivientes de las matanzas, simplemente “planteando dudas”.
Los estadounidenses que se oponen al control de armas de fuego suelen creer en este tipo de contenido, especialmente si los autores reciben amenazas de medios “hegemónicos” o de Silicon Valley.
“Es normal querer atacar la información que no coincide con tus creencias. Es un rasgo humano”, afirma Colleen Seifert, profesora de psicología de la Universidad de Michigan, añadiendo que cuando se elimina un vídeo de una teoría conspirativa publicado por los defensores de las armas, esto sólo refuerza las creencias de sus seguidores. “La ausencia de información puede alimentar los argumentos de los conspiracionistas, porque no pueden explicar la desaparición del vídeo”.
Uscinski argumenta que los esfuerzos por suprimir las teorías conspirativas pueden ser contraproducentes, recordando que uno de los principales conspiracionistas de Sandy Hook se hizo famoso después de que un periódico local escribiera sobre su blog: “Quizás hubiera sido mejor no darle publicidad”.
Brock Matejka, cuyo hermano sobrevivió a la masacre de Las Vegas y fue denominado en internet como uno de los “actores”, dice que intentó argumentar con los conspiracionistas que atacaban a su familia, pero no logró nada: “Es gente muy obstinada. Son irrecuperables”.
Cuando su hermano Braden dio de baja su página de Facebook por las amenazas y el acoso que recibía, los conspiracionistas se envalentonaron, dice Brock: “Para ellos, fue la prueba de que mi hermano era un actor”.
Langdon dice que se sintió bien cuando eliminaron algunos vídeos que la atacaban: “Me ponían enferma”. Pero meses después, sigue luchando contra los extraños que aparecen en su página de Facebook hablando de teorías conspirativas.
Mike Cronk, maestro jubilado y superviviente de la masacre de Las Vegas, también fue atacado por los conspiracionistas y asegura que fue duro para él ver cómo ahora atacan a los estudiantes de Florida. Cronk piensa que las empresas tecnológicas deberían “hacerse responsables”.
Las plataformas no deberían permitir que se difunda el acoso, especialmente teniendo en cuenta que es imposible hacer cambiar de opinión a los conspiracionistas, afirma: “Son muy tercos. Realmente creen esas historias, sin importar lo que digas”.
Traducido por Lucía de Balducci