Una embarcación de rescate de migrantes para luchar contra la derecha racista de Italia
Formamos parte de un proyecto activista que está patrocinando el Mare Jonio, una embarcación de rescate que hace un seguimiento en la “zona de búsqueda y rescate” situada cerca del litoral de Libia. A diferencia de los barcos de rescate de las ONG humanitarias, que en los meses recientes han tenido que lidiar con el bloqueo del Gobierno italiano, el Mare Jonio ondea una bandera italiana y lo lleva una tripulación mayoritariamente italiana. Por este motivo, no se le puede denegar la entrada en un puerto italiano.
También hemos creado una plataforma, Operación Mediterráneo, que coordina la operación. Además, también contribuye a promover nuestros objetivos: fomentar el debate y las iniciativas que cuestionan las actuales políticas migratorias y desafiar el clima agresivo de racismo. La página web de la plataforma proporciona información exhaustiva sobre los participantes, las personas y entidades que nos apoyan y cómo nos financiamos.
Decidimos unirnos a este proyecto con el propósito de no solo proporcionar ayuda humanitaria sino también protestar contra el clima político tóxico de Italia, el resto de Europa y de otras partes del mundo.
Ante un aparentemente interminable estado de emergencia en el que los gobiernos impulsan medidas racistas y reaccionarias, a menudo con un amplio apoyo obtenido en las urnas, nos vemos con la obligación de oponernos y protestar contra estas políticas para proteger a los más vulnerables y defender derechos que se consiguieron en el pasado.
Sin embargo, frecuentemente asumimos que no podemos hacer mucho más. Creemos que con un proyecto tan audaz como el de patrocinar un barco de rescate de migrantes estamos demostrando que sí podemos. En vez de reaccionar ante las atrocidades diarias de los partidos gobernantes o intentar parar las manifestaciones de los grupos fascistas, podemos y tenemos que pensar “en grande” y actuar con audacia y al margen de las estructuras políticas para crear una sociedad diferente y más justa y democrática.
El Mare Jonio partió en la fecha que marcaba el aniversario de la trágica muerte de cerca de 400 migrantes frente a la isla italiana de Lampedusa, en 2013. En los años posteriores a esta tragedia, las políticas del Gobierno italiano y de la Unión Europea no han hecho más que convertir en más peligroso y letal el trayecto de los migrantes a través del Mediterráneo, y paralelamente han obstaculizado los esfuerzos de ayuda humanitaria. Como resultado, la cifra de migrantes que sigue muriendo en alta mar es alarmante.
Este proyecto nace en un contexto en el que el Gobierno italiano ha intentado bloquear repetidamente las misiones de ayuda humanitaria e incluso criminalizarlas. En junio de 2018, por ejemplo, Italia no permitió que la embarcación Aquarius, contratada por la ONG SOS Méditerranée y que transportaba a más de 600 personas rescatadas en el mar, atracara en un puerto italiano. En agosto, el Ubaldo Diciotti, una embarcación de la guardia costera italiana, también llegó a un puerto, en este caso el de Catania, con más de 170 migrantes rescatados y el Gobierno italiano en un principio les prohibió desembarcar y más tarde los secuestró mientras todavía se encontraban a bordo.
Y, una de las últimas medidas del Gobierno, el 1 de octubre, Domenico Lucano, el alcalde de Riace, en el sur de Italia, conocido por haber creado un programa de ayuda y asentamiento de migrantes en su ciudad, convirtiéndola en una verdadera ciudad santuario, fue detenido por “ayudar a la inmigración ilegal”.
Las campañas italianas en contra de la inmigración, a las que este proyecto se opone, son, en muchos aspectos, parecidas a las que están teniendo lugar en Estados Unidos. De la misma forma que los gobiernos de la Unión Europea han conseguido que cruzar el mediterráneo sea más difícil y peligroso para los migrantes, y han convertido el mar en un cementerio, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos también ha hecho que las rutas de los migrantes a través del desierto sean más peligrosas y mortales. Del mismo modo, la crueldad de la política de separación familiar de la administración Trump recuerda a la miseria de los campos de migrantes y la barbarie de los métodos italianos y europeos para hacer insoportables las vidas de los migrantes.
Es importante no perder de vista que estas campañas en contra de la migración coinciden con un aumento de las actitudes racistas en ambos lados del Atlántico. Matteo Salvini, el ministro italiano de Interior, que ha liderado estas políticas, afirma que, de hecho, son una parte esencial de su compromiso de poner a “Italia en primer lugar”. Cuando en agosto no permitió que los migrantes salieran de la embarcación, hizo unas declaraciones que recuerdan mucho a las de Donald Trump: “En mi caso, pongo a los italianos por delante de todo, después el resto del mundo”. Convirtió este sentimiento en hechos con la adopción de medidas crueles.
Lamentablemente, Italia no es el único país que reacciona así. Muchos gobiernos europeos, en muchos casos impulsados por fuerzas políticas de extrema derecha que cada vez tienen más peso, están impulsando variantes de estas políticas hostiles con los migrantes. Si bien es cierto que Donald Trump consigue captar la atención con su discurso y sus medidas en contra de la inmigración, muchos otros políticos europeos en el poder se comportan exactamente igual.
Sabemos que este proyecto es peligroso y no subestimamos las dificultades que se avecinan. En muchos aspectos estamos nadando a contracorriente. Sabemos muy bien que si el Mare Jonio rescata a los migrantes y los lleva a un puerto italiano, es posible que se produzca una confrontación con el Gobierno italiano. De hecho, el Gobierno podría impedir que el barco prosiga su labor y quizás incluso podría procesar a los que participan en este proyecto por considerar que están ayudando a los migrantes. Nuestra plataforma también cuenta con expertos legales que están preparados para dar respuesta a estos desafíos.
Más importante todavía, estamos navegando a contracorriente en el sentido de que Italia, como en cualquier otro lugar de Europa y de Estados Unidos, la hostilidad hacia los migrantes va en aumento y que, a menudo, en nombre de la seguridad o de la protección de ciertos valores de la civilización, se proponen cerrar las fronteras, no conceder el asilo político y expulsar a los que ya han conseguido entrar en nuestros países. Todo esto, en nuestra opinión, hace que todavía sea más necesario reaccionar con todos los recursos que tengamos a nuestro alcance.
Esperamos que Mare Jonio pueda demostrar que, incluso en momentos como el actual, no debemos sentirnos impotentes porque podemos llevar a cabo acciones audaces que pueden.
Al final del día podemos descubrir que el predominio de la extrema derecha es mucho más débil de lo que parece y que puede ser cuestionado y vencido de manera efectiva.
Michael Hardt es profesor de teoría política en el programa de literatura de la Duke University, en Carolina del Norte. Sandro Mezzadra enseña teoría política en la Universidad de Bolonia. Juntos codirigen el Laboratorio de Movimientos Sociales, con sede en Duke.
Traducido por Emma Reverter