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ANÁLISIS

Nentanyahu vuelve a la Casa Blanca para hablar de Gaza envalentonado por el ataque a Irán

Imagen de archivo del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, durante una visita a las tropas israelíes en el campo de refugiados de Tulkarem en Cisjordania.
7 de julio de 2025 10:41 h

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Donald Trump recibirá este lunes a Benjamin Netanyahu en Washington en un nuevo intento del presidente de EEUU de mediar para un acuerdo de paz sobre Gaza. Para el primer ministro israelí será una vuelta de honor por el Despacho Oval tras la campaña militar conjunta contra Irán y sus aliados en Oriente Próximo.

Los dos mandatarios tienen una relación personal compleja —de la que fueron ejemplo las críticas abiertas de Trump contra el israelí el mes pasado mientras se negociaba la tregua con Irán—, pero ambos parecen estar más compenetrados desde el bombardeo contra las instalaciones nucleares iraníes, con el que se cumplió un objetivo fundamental de los estrategas de guerra israelíes.

Netanyahu llega a Washington en una posición política poderosa, según los analistas, que le provee de la cobertura diplomática que necesita para poner fin a la guerra de Gaza sin que se le revuelvan sus partidarios derechistas y su gobierno se venga abajo.

Hamas respondió “positivamente” esta semana a la propuesta israelí de un alto el fuego de 60 días. Pero sus negociaciones quieren que Israel garantice un fin definitivo de la guerra y que la ayuda humanitaria se vuelva a distribuir a través de la ONU, y no de la Fundación Humanitaria de Gaza, patrocinada por Israel y EEUU. El despliegue de esta alternativa ha sido accidentado, con episodios casi diarios en que las tropas israelíes han disparado a los civiles que se reunían junto a los puntos de reparto. Cientos de personas han muerto por ello.

Israel ha declarado que estas condiciones son inaceptables, pero Netanyahu ha dicho que, pese a ello, enviará a sus negociadores a Qatar para que mantengan conversaciones indirectas con Hamás. El domingo, antes de salir para EEUU, dijo que Israel tenía la oportunidad de “extender el círculo de paz más allá de lo que hubiese imaginado”.

Netanyahu también indicó que los negociadores tenían instrucciones precisas para logar un acuerdo de alto el fuego según las condiciones aceptadas por Israel, y que Trump podía ayudar a lograr ese objetivo, según informó Reuters.

“Ya hemos transformado Oriente Próximo hasta hacerlo irreconocible, y a hora tenemos la opotunidad de ofrecer un gran futuro al pueblo de Israel y Oriente Próximo”, afirmó.

Estas conversaciones serán las primeras en seis semanas, y Trump declaró a los periodistas que es muy optimista sobre la posibilidad de un alto el fuego. “La semana que viene podría haber un acuerdo sobre Gaza”, planteó el viernes en el avión presidencial.

El principal asesor estratégico de Netanyahu, Ron Dermer, se reunió en Washington antes del encuentro entre mandatarios con el vicepresidente estadounidense, JD Vance, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado de EEUU a Oriente Próximo, Steve Witkoff. En esos encuentros, según ha sabido The Guardian, las partes han discutido las condiciones de posguerra que permitirían a Israel expulsar a Hamás de la Franja de Gaza e implicar a la comunidad internacional en su reconstrucción.

“No tenemos interés en quedarnos en Gaza”, repondió a The Guardian el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon. “Creo que nos cercioraremos de poder actuar en Gaza, en lo que se refiere a la seguridad, de forma muy simular a como lo hacemos en Judea y Samaria”, en referencia a Cisjordania.

Hamás ha reclamado a EEUU que garantice que Israel pondrá fin definitivo a la guerra. Pero Damon dijo que el compromiso inicial de 60 días de cese de los ataques “no era un compromiso para terminar la guerra”, y que durante el periodo se seguiría discutiendo el alto el fuego permanente.

“Vamos a tener que pensar en el mecanismo que permitirá a Israel declarar que la guerra ha terminado, permitirá a las organizaciones internacionales y otros actores intervenir y nos aseguramos de que Hamás no está allí”, dijo.

Funcionarios estadounidenses e israelíes consideran que la campaña militar en Gaza —que ha causado la muerte de más de 57.000 palestinos, en su mayoría civiles— ha permitido a Netanyahu dictar efectivamente las condiciones a Hamás y que el grupo tenga muy poca influencia en las negociaciones.

Según la última versión del acuerdo, Hamás liberaría a 28 rehenes israelíes —10 vivos y 18 cadáveres— en el transcurso de los 60 días de alto el fuego. La ONU y la Media Luna Roja Palestina recibirían licencia adicional para ampliar las operaciones de ayuda en Gaza. El ejército israelí se retiraría primero del norte de Gaza y, una semana después, del sur.

El acuerdo dejaría a unos 22 rehenes, 10 de ellos vivos, todavía retenidos en Gaza.

Netanyahu se ha jactado de que sus esperadas reuniones en Washington con Trump y otros altos funcionarios, entre ellos Vance, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y Rubio, se lograron en parte por la disposición de Israel a enfrentarse a Irán.

“Estos [encuentros] se producen tras la gran victoria que logramos”, dijo Netanyahu en declaraciones al Gobierno israelí. “Aprovechar el éxito no deja de ser una parte importante del logro del éxito”.

Una cuestión clave es si la paciencia de Trump con Netanyahu durará. En ocasiones se ha mostrado frustrado por la lentitud de las negociaciones sobre el alto el fuego en Gaza. “HAZ EL TRATO EN GAZA. ¡RECUPERA A LOS REHENES! DJT”, escribió en las redes sociales hace una semana.

Y la semana pasada, cuando intentaba negociar un alto el fuego entre Israel e Irán, tuvo lo que parecía un pequeño colapso mientras se quejaba en el jardín de la Casa Blanca: “[Irán] violó [el alto el fuego], pero Israel también lo violó... No estoy contento con Israel”, dijo. “Básicamente tenemos dos países que han estado luchando tanto tiempo y tan duramente que no saben qué coño están haciendo”.

Mientras Netanyahu llega a Washington el lunes por tercera vez desde la toma de posesión de Trump, parece saber exactamente lo que está haciendo. Y aunque Trump ha pregonado su buena fe como negociador, la decisión de cuándo y cómo se aplica un alto el fuego en Gaza parece estar, en última instancia, fuera de su alcance.

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