La policía de Reino Unido se infiltró en más de mil grupos políticos para operaciones de espionaje
Una unidad de agentes encubiertos que utilizaban identidades falsas se infiltró en más de mil grupos políticos de Reino Unido y los espió durante años. Así se desprende de una investigación pública encabezada por un juez.
Esta es la primera vez que sale a la luz la cifra aproximada de grupos políticos que durante más de cuarenta años fueron espiados por la policía. El juez no ha divulgado la lista detallada de los grupos. Sin embargo, sí se sabe que se trata de grupos de defensa del medioambiente, grupos de lucha contra el racismo y grupos de defensa de los animales, así como grupos de izquierdas y de extrema derecha.
Fue Theresa May, en ese momento secretaria de Interior del Gobierno británico, la que auspició esta investigación, que tiene por objetivo examinar las acciones de unidades secretas de la policía que desde 1968 se infiltraron en grupos políticos y espiaron a militantes y a activistas.
May ordenó que se iniciara la investigación después de que saliera a la luz que los espías habían recabado información sobre familiares de víctimas, como los padres de Stephen Lawrence, un adolescente que fue asesinado; que habían mentido a mujeres que espiaban, haciéndoles creer que mantenían una relación seria con ellas; y que habían robado la identidad a niños muertos.
La investigación ha divulgado la cifra de grupos a instancias de activistas que sabían que habían sido espiados. Los activistas han presionado para que se publique una lista con los grupos y los nombres falsos que utilizaron los espías en sus operaciones secretas.
Se sabe que desde 1968 al menos 144 policías con identidades falsas se han infiltrado en grupos políticos para espiarlos. Muchos de ellos han usurpado la identidad de niños muertos y se identificaron con documentación falsa, como por ejemplo permisos de conducir proporcionados por las autoridades.
Durante mucho tiempo, normalmente unos cinco años, se hacían pasar por activistas para poder espiar a otros militantes y pasar a sus superiores información sobre las actividades y las protestas que se organizaban. A partir de las investigaciones llevadas a cabo por periodistas y activistas, ha sido posible revelar la identidad de dieciséis agentes encubiertos y esto ha permitido dilucidar qué grupos fueron espiados.
En un inicio, a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta, los agentes encubiertos se infiltraron en grupos que protestaban contra la guerra de Vietnam y contra el Apartheid, así como en organizaciones de izquierdas como el Grupo Internacional Marxista. Más tarde también espiaron a la extrema derecha.
En los ochenta, un agente encubierto, Bob Lambert, se hizo pasar por un activista del Frente de Liberación de los Animales y también del grupo de defensa del medioambiente Greenpeace Londres.
En los noventa, a Peter Francis, un policía secreto que más tarde se convirtió en informante, se le asignó la misión de espiar a grupos que luchaban contra el racismo, como Los Jóvenes contra el Racismo en Europa, y al Partido Laborista. Otro espía, Jim Boyling, se infiltró en grupos de defensa del medioambiente (uno de ellos, Reclaim the Streets). Un compañero de Boyling, Mark Jenner, se infiltró en el Colin Roach Centre, un grupo londinense que sacaba a la luz casos de corrupción policial.
Andy Coles espió a grupos de defensa de los animales, entre ellos, el London Boots Action Group. En mayo, dimitió como subcomisario de Cambridgeshire, después de que se le acusara de haber engañado a una activista política en los noventa. Por aquel entonces la activista tenía diecinueve años y el agente se hizo pasar por un militante y mantuvo relaciones sexuales con ella. También se ha pedido su dimisión como concejal del Partido Conservador en Peterborough.
A partir del año 2000, Mark Kennedy y Lynn Watson espiaron a grupos de defensa del medioambiente, mientras que Marco Jacobs se infiltró en la red anarquista de Cardiff y Simon Wellings en el grupo anticapitalista Global Resistance.
El Ministerio de Interior confirmó este martes que la investigación está ahora en manos de un nuevo juez, Sir John Mitting. Sustituye a Sir Christopher Pitchford, al que le fue diagnosticada una enfermedad neurológica.
La investigación se ha retrasado porque la policía argumenta que debería hacerse a puerta cerrada para proteger la identidad de los agentes encubiertos, así como los métodos que utilizan. Si el juez admite a trámite las solicitudes legales de la policía, no se podrán divulgar los nombres de los agentes encubiertos que participaron en estas operaciones.
Traducido por Emma Reverter