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The Guardian en español

Renho Murata, la primera mujer en liderar la oposición en Japón

Renho Murata, durante el congreso que la eligió líder del Partido Demócrata japonés.

Justin McCurry

Tokio —

Una antigua presentadora de telediarios ha dado un empuje inusual a la presencia de las mujeres japonesas en la vida pública, al convertirse en la primera líder femenina del principal partido de la oposición.

Renho Murata derrotó con facilidad esta semana a sus dos rivales por el liderazgo del izquierdista Partido Demócrata, horas después de desencadenar una pequeña polémica al revelar que sigue teniendo doble nacionalidad japonesa y taiwanesa pese a haber insistido antes en que renunció a la segunda en su adolescencia.

Se espera que esta mujer de 48 años, que nació en Japón de padre taiwanés y madre japonesa, dé un impulso temporal a su partido tras una racha de malos resultados electorales. Murata –conocida simplemente como Renho– manifestó que la prioridad del partido era restablecerse como alternativa seria al Partido Liberal Demócrata, que junto a su socio menor de coalición domina ambas cámaras parlamentarias.

“De aquí en adelante, seremos un gran partido de gobierno”, dijo tras la votación. “Os pido a todos que trabajéis conmigo para crear un partido que no critique sino que haga propuestas, para que un día nos convirtamos en la elección que haga Japón”.

Murata es la tercera mujer en alcanzar un puesto político de alto nivel en Japón en los últimos dos meses, aunque las mujeres siguen estando infrarrepresentadas en el parlamento del país. En julio, Yuriko Koike fue elegida gobernadora de Tokio y pronto se enfrentó a las élites de la ciudad al posponer la reubicación del mercado Tsukiji –el mercado de pescado más grande del mundo– debido a las preocupaciones por la contaminación del suelo en el nuevo emplazamiento. El mes pasado, Tomomi Inada, una política de derechas que se ha visualizado como futura primera ministra, se convirtió en la segunda ministra de Defensa de Japón.

Sus nombramientos se hicieron en un contexto de desequilibrio de género. Según la Unión Intraparlamentaria, las mujeres ocupan menos del 10% de los escaños en la cámara baja del parlamento japonés y el 20% de los de la cámara alta. Inada es una de las únicas tres mujeres en un gobierno formado por 20 personas, con un primer ministro, Shinzo Abe, cuya misión de que las mujeres ocupen el 30% de los puestos de liderazgo tanto en el sector público como en el privado para 2020 ha empezado con mal pie.

Murata, antigua modelo de bañadores que trabajó como periodista antes de ser elegida diputada en 2004, ha tenido la oportunidad de liderar a los demócratas después de que el anterior número uno, Katsuya Okada, anunciara su renuncia tras los malos resultados del partido en las elecciones a la cámara alta de julio.

Durante sus tres años en el gobierno desde 2009, el partido recibió críticas por gestionar mal la reubicación planeada de una base naval estadounidense en la isla meridional de Okinawa y por su respuesta al colapso de la central nuclear de Fukushima Daiichi en marzo de 2011. El partido, cuyos diputados son una compleja combinación de desertores liberales y conservadores de otros partidos, no se ha recuperado de su dura derrota en las elecciones generales de 2012. Una encuesta del periódico Asahi Shimbun ha señalado esta semana que el apoyo al Partido Liberal Demócrata está en el 40%, frente al escaso 7% de los demócratas.

Conflicto sobre su nacionalidad

El intento de Murata de reconstruir la credibilidad del partido ha tenido un comienzo agitado, solo unas horas antes de que se confirmase su esperada victoria este jueves. A preguntas de los periodistas, reconoció que seguía teniendo la nacionalidad taiwanesa, pese a que antes aseguró que se había convertido en ciudadana nacionalizada de Japón en 1985, a los 17 años.

“Me gustaría pedir disculpas por la confusión provocada por mi recuerdo poco preciso de lo que ocurrió y las contradicciones de mis declaraciones recientes”, dijo antes de confirmar que se identifica a sí misma como japonesa. “Siempre he trabajado por el bien de este, mi propio país, y seguiré haciéndolo”, defendió.

La legislación japonesa obliga a las personas con doble nacionalidad a elegir una u otra antes de cumplir los 22 años, aunque no hacerlo no es un delito. Muchos mantienen las dos ciudadanías bajo una política de “no preguntes, no respondas”.

Es probable que sus rivales saquen partido del fiasco sobre su nacionalidad. El periódico conservador Yomiuri Shimbun ha calificado la confusión de Murata sobre su nacionalidad como “una situación lamentable”. A pesar de las promesas que ha hecho esta semana de que ha dado pasos para renunciar a su nacionalidad taiwanesa, el periódico dice en un editorial que “está fuera de discusión que un diputado –que se supone que sirve a los intereses de la nación, también en los asuntos exteriores y la seguridad nacional– oculte su propia nacionalidad”.

El medio insinúa que algunos podrían cuestionar su lealtad a Japón, especialmente en asuntos de política exterior en los que el país está en desacuerdo con Taiwán. “Aunque Taiwán es un territorio amigo de Japón, está en conflicto con nuestra postura en algunos asuntos, como por ejemplo sus reivindicaciones de soberanía sobre las islas Senkaku”, señala el periódico. “Si Renho mantiene su nacionalidad taiwanesa, podría convertirse en objetivo de sospechas indeseables respecto a sus relaciones con Taiwán”. Las islas Senkaku están administradas por Japón, pero China y Taiwán también las reclaman.

Durante su campaña por el liderazgo del partido, Murata prometió proteger el artículo de la constitución japonesa de posguerra que renuncia a los conflictos bélicos, en un momento en el que se especula con que Abe utilice su amplia mayoría parlamentaria para promover cambios que pondrían fin al papel estrictamente defensivo del ejército japonés.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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