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The Guardian en español

INVESTIGACIÓN

Soldados israelíes informan a los extremistas judíos de la localización de los camiones de ayuda que son atacados

Los camiones asaltados y dañados por colonos israelíes cerca de la localidad de Hebrón.

Lorenzo Tondo y Quique Kierszenbaum

Jerusalén —

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Múltiples fuentes han confirmado a The Guardian que algunos miembros de las fuerzas de seguridad israelíes están informando a activistas de extrema derecha y colonos sobre la ubicación de camiones de ayuda que llevan suministros vitales a la Franja de Gaza, lo cual ha permitido que estos grupos bloqueen y ataquen los convoyes.

Según declaró a The Guardian un portavoz del principal grupo activista israelí detrás de los bloqueos, los colonos que interceptan los suministros humanitarios vitales para la Franja reciben información sobre la ubicación de los camiones de ayuda por parte de miembros de la Policía y de las Fuerzas de Defensa israelíes. Estas acusaciones de connivencia están respaldadas por mensajes en grupos de chat internos revisados por The Guardian y por los relatos de varios testigos y activistas de derechos humanos.

Quienes bloquean los vehículos dicen que la ayuda humanitaria es desviada por Hamás en lugar de ser entregada a los civiles palestinos necesitados, algo que las agencias de ayuda niegan. Asimismo, funcionarios estadounidenses han afirmado que Israel no ha presentado pruebas que respalden las acusaciones de que Hamás está desviando la ayuda humanitaria que entra en Gaza.

Impedir que la ayuda llegue al “enemigo” Hamás

Rachel Touitou, portavoz del grupo israelí Tzav 9, dice que el grupo ha estado bloqueando camiones a su paso por Israel desde enero, con el argumento de que la ayuda que transportaban iba a ser “secuestrada” por Hamás una vez llegada a Gaza. “Cuando se supone que la misión de un policía o un soldado es proteger a los israelíes y, en cambio, se le envía a proteger convoyes de ayuda humanitaria –a sabiendas de que estos acabarán en manos de Hamás–, no podemos culparles a ellos ni a los civiles, que ven a los camiones pasando por sus ciudades, por proporcionar información a los grupos que intentan bloquear esa ayuda”, explica Touitou. “Sí, parte de nuestra información procede de miembros individuales de las fuerzas israelíes”, agrega.

Vídeos difundidos la semana pasada muestran a colonos israelíes bloqueando y destrozando el cargamento humanitario en el puesto de control de Tarqumiya, al oeste de Hebrón, en la Cisjordania ocupada. El incidente, en el que los activistas tiraron cajas de suministros a la carretera, desató la indignación, y la Casa Blanca condenó el ataque, calificándolo de “comportamiento total y absolutamente inaceptable”.

Las fotografías capturadas en el lugar de los hechos muestran montones de paquetes de ayuda dañados, así como arroz y harina desperdigados por la carretera. Más tarde, fotografías de los camiones en llamas circularon por las redes sociales. Touitou dice que “Tzav 9 no quemó los camiones”. “No fue acción nuestra” afirma, y añade que fueron otros grupos los responsables del incendio.

Los colonos dicen que bloquean los camiones de ayuda con el fin de impedir que los suministros lleguen a Hamás y acusan al Gobierno israelí de hacer “regalos” al grupo islamista.

“Nuestro propósito es poner de relieve que alimentar a tu enemigo, en este caso a Hamás, especialmente en tiempos de guerra, es inmoral”, dice Touitou. “Israel ha estado entregando esta ayuda humanitaria sin esperar nada a cambio. Y el 80% de la población está de acuerdo con nuestra postura. Hamás está revendiendo estos suministros a civiles, cuando se supone que deberían distribuirse gratuitamente. Seguiremos bloqueando esta ayuda humanitaria hasta que puedan demostrar que llega a los civiles”, asegura.

Los camioneros palestinos que llevan esa ayuda en Gaza han descrito a The Guardian las escenas “bárbaras” que vivieron después de que sus vehículos fueran atacados. Aseguran que los soldados israelíes que escoltaban el convoy no hicieron nada por detener los ataques.

Yazid al Zoubi, de 26 años, camionero palestino que la semana pasada fue atacado por manifestantes en el puesto de control de Tarqumiya, declara: “Hay plena cooperación entre los colonos y el Ejército. Estamos conmocionados y sorprendidos de que el Ejército no nos haya proporcionado protección alguna, aunque estaban presentes y vigilaban lo que ocurría. El Ejército estaba al servicio de los colonos”.

Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), dos soldados rechazaron la orden de evacuar a los manifestantes que bloquearon camiones de ayuda en la zona de Makhash la semana pasada. La emisora nacional israelí Kan informó de que uno de ellos fue condenado a 20 días de prisión. Un portavoz de las FDI declaró: “Una combatiente reservista se negó a llevar a cabo una tarea para mantener el orden en un área definida como zona militar cerrada y, en consecuencia, fue sometida a un procedimiento disciplinario. La combatiente fue condenada por el delito de desobediencia a la autoridad. Se trata de un incidente que no se ajusta a lo que se espera de los soldados de las FDI en el cumplimiento de su misión”.

Imágenes del incidente obtenidas por The Guardian parecen mostrar a soldados israelíes escoltando el convoy, sin tomar ninguna medida contra los colonos.

Información a través de chats de colonos y extrema derecha

Son los mismos colonos y activistas de extrema derecha los que suelen notificar con antelación a los miembros de sus organizaciones del horario y los lugares donde se encuentran los camiones de ayuda, y los que alegan recibir esta información de agentes de la Policía y el Ejército israelíes.

En uno de esos mensajes, a los que The Guardian tuvo acceso, los activistas ultraderechistas comunicaban a los demás que “recibirían información preliminar sobre la planificación del traslado de los camiones por parte de los soldados y la policía de los pasos fronterizos”.

“Cuando llega una llamada de emergencia sobre un convoy de camiones, el grupo se abre para discusiones y, cuando esto ocurra, por favor, envíen únicamente mensajes vinculados con el bloqueo, como localizaciones, fotos, información y autostop”, agregaba el primer mensaje.

En otro mensaje en un grupo de WhatsApp de colonos, un miembro escribió el domingo: “Recibí información de un oficial de las FDI de que trasladarán los camiones que están frente a Ofra [un asentamiento] a Bitin [una aldea palestina]”.

Touitou dice que la mayor parte de la información recibida procede de civiles. “A menudo son los mismos israelíes quienes informan del paso de convoyes de ayuda. Después de ocho meses de guerra, los israelíes están frustrados por cómo se gestiona la ayuda en Gaza. Si son soldados, policías o civiles como yo no pueden esperar que aceptemos que la ayuda acabe en manos de Hamás”.

Sapir Sluzker Amran, abogada israelí de derechos humanos que la semana pasada visitó el puesto de control de Tarqumiya para documentar las acciones de los colonos y evitar que saquearan los convoyes, dice que fue golpeada y abofeteada por un colono, y que las fuerzas de seguridad israelíes no hicieron nada para frenar la agresión.

“Los colonos tenían pistolas y cuchillos”, relata. “Pedí a los soldados de las FDI que los detuvieran porque lo que estaban haciendo era ilegal, pero me pidieron que me marchara. En un momento dado, mientras intentaba impedir que vandalizaran un camión de ayuda, un colono me dio una bofetada muy fuerte y se marchó. Le grabé y le hice fotos. Acudí a la Policía y pedí que me ayudaran porque quería presentar cargos contra el hombre. Una vez más, me pidieron que me marchara. Las fuerzas israelíes dejaron libre a mi atacante para que pudiera destrozar los camiones”, lamenta la abogada.

Los palestinos y las organizaciones de derechos humanos llevan años denunciando la presunta colaboración entre el Ejército y los colonos. En 2016, el cabo de las FDI, Elad Sela, residente en el asentamiento de Bat Ayin, fue condenado a 45 meses de cárcel por pasar información clasificada a activistas extremistas, lo que les permitió eludir ser detenidos y continuar con sus actividades.

En octubre de 2022, el general de división Herzi Halevi, que vivía en el asentamiento cisjordano de Kfar HaOranim, fue nombrado jefe del Estado Mayor de las FDI. Su nombramiento puso de relieve la relación del Ejército con los colonos. La Policía israelí y COGAT, la entidad del Ministerio de Defensa israelí encargada de asuntos civiles, declinaron hacer comentarios sobre estas acusaciones.

Por su parte, Nir Dinar, jefe del departamento de prensa internacional de las FDI, dijo que las acusaciones son “una afirmación sin fundamento que escucho por primera vez”. Según Dinar, la Policía está investigando los incidentes relacionados con el bloqueo y el vandalismo de los convoyes. “Las FDI están trabajando para prevenir este tipo de incidentes”, añadió.

El domingo, el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, sugirió que el propio Gobierno debía ser quien detuviera los camiones de ayuda dirigidos a Gaza en lugar de dejarlo en manos de grupos de activistas. “Estamos en un país democrático y estoy a favor de la libertad de protesta. Tienen derecho a manifestarse”, declaró en una entrevista a Galei Tzahal, la radio del Ejército. “Estoy en contra de que ataquen y quemen camiones (...) Es el gabinete el que debería detener los camiones”.

Traducción de Julián Cnochaert

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