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The Guardian en español

Trump evita criticar a su oponente Biden por las denuncias de acoso sexual: “Podría ser una denuncia falsa”

Donald Trump en una comparecencia reciente

David Smith

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En ocasiones, Donald Trump se refiere a su contrincante electoral Joe Biden como un viejo adormilado que debería ingresar en algún lugar en el que recibir cuidados porque “ya ni siquiera sabe si está vivo”. Otras veces, considera que Biden es un “manipulador astuto” que conspira junto a China y esa fuerza informe que algunos llaman el “Estado profundo”, una supuesta coalición entre funcionarios, militares y empresarios que opera contra el Gobierno.

Pero, pese a que Trump acostumbra a salpicar de polémica todo aquello que toca, el presidente de Estados Unidos sorprende por su contención a la hora de disparar su munición política en un asunto: la acusación de abusos sexuales contra Biden. 

Tuvo que pasar más de un mes antes de que Trump dijera algo sobre las alegaciones  lanzadas por Tara Reade, una antigua empleada de Biden en el Senado. Según el testimonio ofrecido por la mujer en un podcast, Biden abusó sexualmente de ella en 1993.  Y cuando Trump habló, sus comentarios fueron sorprendentemente blandos, incluso neutros. “No sé nada de ese tema”, dijo. “No sé exactamente. Pienso que debería responder. Ya saben. Podría ser una denuncia falsa. Yo sé de acusaciones en falso. Me han acusado en falso muchas veces. Eso pasa”. 

Después, en uno de los programas en los que se siente cómodo, Fox & Friends, de Fox News, rechazó de nuevo tirarse a la yugular de Biden. “Mire, tiene que luchar esa batalla”, dijo. “Yo también la he peleado, me han acusado en falso muchas veces, puedo asegurarlo. Muchas. Quizás sea una acusación falsa. Sinceramente, por su bien, espero que lo sea”. 

La primera y más obvia de las explicaciones de esta reticencia a utilizar la acusación contra Biden en beneficio propio es que él mismo ha sido acusado de abusos y tocamientos por una larga lista de mujeres. Algunas, incluso, en épocas mucho más recientes que aquella a la que Reade se refiere. Y niega las acusaciones. Por otra parte, Trump nunca ha permitido que lo que algunos perciben como doble rasero se interponga en su manera de hacer política, que pasa por una estrategia de tierra quemada.

Trump evita el tema y apunta a otros objetivos

Monika McDermott, profesora de Ciencia Política de la Fordham University en Nueva York, cree que “sorprende porque Trump no acostumbra a retractarse de lo que dice por más hipócrita o irónico que parezca. Y se encuentra en una de esas circunstancias. No sé si espera a que suceda algo más o a ver qué recorrido tiene el tema antes de pasar a la acción. Parece estar descubriendo rutas de ataque que podrían ofrecer mejores resultados, las relacionadas con Obama y otros temas, que pelearse con Biden ahora”. 

En 2016, la campaña de Trump se revolvió cuando se hizo pública una grabación de un programa llamado Access Hollywood en la que se oía a Trump fardando de que ser tan famoso que podía permitirse agarrar a las mujeres por sus zonas íntimas. En lugar de retractarse, pasó a la ofensiva contra Hillary Clinton y comenzó a hablar de las acusaciones por abuso sexual contra su marido, el expresidente Bill Clinton, e incluso invitando a quienes le acusaban a una rueda de prensa previa a un debate electoral.    

Pero este mes de noviembre se celebrará el primer debate electoral entre candidatos presidenciales desde el surgimiento del movimiento #MeToo, que apoya a las mujeres que acusan de abusos sexuales a hombres importantes de la arena política, la empresa o el mundo del entretenimiento, entre otros sectores. 

Biden se ha comprometido a elegir a una mujer como compañera de fórmula (es decir, su “vicepresidenta” o número dos) y habla a menudo de su papel a la hora de aprobar la ley respecto a la Violencia Contra la Mujer. Los dos candidatos son conscientes de que el voto de las mujeres de los barrios de clase media pueden ser decisivos en el resultado de las elecciones. 

Mientras Trump se muestra poco locuaz, los republicanos han centrado sus respuestas alrededor de lo sucedido en el caso de Brett Kavanaugh, Juez de la Corte Suprema cuya nominación estuvo a punto de descarrilar por el mismo tipo de acusaciones de conducta sexual inapropiada. La campaña de Trump apuntó a las declaraciones de algunos demócratas durante este episodio para acusarlos de hipocresía. 

“Durante las comparecencias previas al nombramiento del juez Kavanaugh, Biden dejó claro que hay que creer a las mujeres cuando se deciden a acusar a alguien de abuso sexual”, dijo Erin Perrine, uno de los responsables de comunicación de la campaña electoral de Trump. El propio trabajo de Biden durante la administración Obama rebajó los criterios ante acusaciones de ese tipo en los campus universitarios para instituir en la práctica la presunción de culpabilidad. En un giro dramático, ahora Biden dice que 'creer a las mujeres' no significa en realidad 'creer a las mujeres“.  

El propio Trump ha decidido apuntar a otros objetivos y ha optado por implicar a Biden en el Obamagate, una especie de “conspiración” urdida por Obama que muchos ven como estrategia de distracción en medio de la crisis del coronavirus. Es probable que, cuando lleguen las elecciones de noviembre, gran parte del electorado esté más preocupado por el virus que por otros temas. 

Algunos demócratas creen, con preocupación, que las acusaciones de Reade podrían afectar al apoyo de Biden entre el electorado femenino. El exvicepresidente negó los hechos con vehemencia en una entrevista en el canal MSNBC el pasado 1 de mayo y en una serie de comparecencias en los medios.

Sin embargo, la historia de los supuestos abusos cometidos por Biden comienza a perder peso en las noticias. El programa NewsHour de PBS entrevistó a 74 personas que habían trabajado para Biden en el pasado. 62 de ellas son mujeres, y ninguna dijo haber experimentado abuso alguno, ni tan siquiera conductas inapropiadas por parte de Biden. No solo eso: también afirmaron no haber escuchado nada al respecto, ni rumores ni acusaciones. 

De apoyarse en un caso como ese, Trump podría perder más que ganar. Rich Galen, que trabajó en la estrategia de los Republicanos, opina que “el caso contra Biden no hace más que desinflarse. No estoy seguro de que haya mucho. Y respecto a la gente que ha acusado a Trump, eso sería como si cada noche hiciéramos una lista de los muertos en Vietnam”. 

Michael Steele, exdirector del Comité Nacional Republicano, agrega que “si algo sabe hacer Trump es interpretar a su audiencia: 'No, llegados a este momento, no van a comprar nada de lo que venda'. No hay necesidad de abrir la caja de Pandora porque es la caja de Pandora para él, no para Biden. Creo que por eso el Presidente ha decidido no entrar frontalmente al tema”.

“Creo que ahora, pese a lo que otros apuesten por eso, incluso dentro su propio equipo, el Presidente no tiene energía para abrir esa puerta y atravesarla”, concluye.

Traducido por Alberto Arce

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